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“Sr. Quinn, nadie quiere comer esa hamburguesa con queso…”.

David Quinn

David Quinn

Esta publicación forma parte del marco “Excellence and Equity”, un diálogo entre los educadores del IB y los equipos directivos de los colegios sobre cómo preparar a los alumnos con escasa representación para tener éxito en el aprendizaje durante toda la vida. Suscríbase a la lista de correo del marco “Excellence and Equity” para recibir novedades o escríbanos directamente para contarnos su historia de éxito en relación con el acceso educativo.

El marco E2 (Excellence and Equity) de nuestro proyecto tiene por objetivo ofrecer una imagen de cómo sería un colegio donde los alumnos con escasa representación podrían alcanzar los niveles de logro más altos. La siguiente historia de David Quinn ejemplifica de una forma original un aspecto del marco E2 del IB relacionado con el acceso educativo: “… los recursos del colegio facilitan el acceso de los alumnos y las familias a recursos locales que a su vez benefician a las familias de escasos recursos inmersas en cursos de gran exigencia académica”.

“Sr. Quinn, nadie quiere comer esa hamburguesa con queso…”.

Después de analizar los datos del programa de almuerzo gratis o a precio reducido de nuestro colegio, me di cuenta de que no tenían sentido. El número de alumnos con derecho a almuerzo gratis o a precio reducido había aumentado durante los últimos años, pero el número de alumnos del IB que solicitaban la exención del pago de las tasas de los cursos u orientación sobre cómo pagar los exámenes del IB no se correspondía con las cifras que tenía entre manos. Es más, cuando pedía a los alumnos que venían a verme que rellenaran la solicitud de almuerzo gratis o a precio reducido para que pudieran acogerse al programa estatal de ayuda para pagar las tasas de los exámenes del IB, me miraban con cara de: “¿por qué estoy rellenando un formulario de almuerzo gratis?”.

He visto esa mirada de confusión absoluta muchas veces. Entonces comencé a preguntar a los alumnos por qué nunca antes habían rellenado el formulario. Esperaba escuchar respuestas relacionadas con el tipo de cuestiones a las que estaba acostumbrado; especialmente, el hecho de que a muchas personas les cuesta admitir que tienen problemas económicos en su casa. Sin embargo, ninguna de las respuestas tenía que ver con nada de eso. Pero me sirvieron para conocer la visión del mundo de mis alumnos de 16 y 17 años:

“El almuerzo empieza a servirse a las 11:00. A esa hora nunca tengo hambre”.

“Si tengo ganas de picar algo, le pido a un amigo un poco de lo que esté comiendo”.

“No me gusta la ensalada”.

“Siempre hay mucha cola”.

Y la respuesta más interesante:

“Sr. Quinn, nadie quiere comer esa hamburguesa con queso…”.

Como educadores, sabemos que el programa de almuerzo gratis o a precio reducido del Gobierno federal abre las puertas a muchos tipos de exenciones de pago de tasas. Los alumnos inscritos en este programa reciben una exención de pago del 100% de las tasas de solicitud de ingreso a universidades y de las tasas de las pruebas SAT y ACT. En muchos estados también reciben una exención de pago del 90% de las tasas de los exámenes del IB. Nuestros alumnos, en cambio, asocian la solicitud de almuerzo gratis o a precio reducido con una sola cosa: Una hamburguesa con queso. Y mis alumnos, especialmente las chicas, no querían comer esta comida, así que no completaban el formulario o dejaban de prestar atención cada vez que se mencionaba el almuerzo.

Como exejecutivo de marketing, necesitaba formular algunas preguntas más. Cuanto más lo leía, más me daba cuenta de que el formulario presentaba un gran problema de imagen. Después de todo, era una solicitud de almuerzo gratis o a precio reducido y su título reflejaba exactamente eso. Según lo que escuché, la realidad es que a los alumnos no les interesaba el almuerzo, así que pasaban del formulario.

Entonces probé un experimento. Durante unos días, cuando los alumnos entraban en mi oficina, les pregunté si querían un formulario para solicitar el ingreso a la universidad de forma gratuita. “¡Sí!”, respondían. Les pregunté si querían un formulario para realizar las pruebas SAT de forma gratuita. “¡Claro!”, decían. Les pregunté si querían utilizar Internet en su casa por USD 9,95. “¡Por supuesto!”, contestaban. Cuando dejé de hablar del almuerzo, me quedé sin formularios.

Hice una consulta rápida a la oficina de mi distrito y me dijeron que no me estaba permitido manipular el formulario de solicitud. No podía modificarlo ni cambiar las instrucciones. Entonces pensé que podría hacer una especie de “sándwich” con el formulario: adjuntaría mis propios mensajes y páginas al formulario del Gobierno. Mi portada de color rosa chillón decía FORMULARIO DE TODO GRATIS O A PRECIO REDUCIDO y promocionaba el formulario como si fuera un ridículo anuncio de televisión.

¡Pruebas SAT y ACT GRATIS!

¡Solicitudes de ingreso a la universidad totalmente GRATUITAS!

¡90% de descuento en todos los exámenes del IB!

Y el chiste del final decía: … ¡y podrás disfrutar de una hamburguesa con queso totalmente gratis todos los días!

Volví a quedarme sin formularios… por segunda vez. Fui al centro de copiado e hice copias suficientes para todos los alumnos de los años 11 y 12.

Visité las clases y formulé la siguiente pregunta: “¿Quién quiere recibir USD 2.000?”. Hice los cálculos en la pizarra. Me llevó dos minutos. Entre los exámenes del IB de los alumnos del PD completo, las solicitudes, las pruebas y el descuento del servicio de Internet, el ahorro era considerable y podía suponer una gran ayuda para las familias. Entregué un formulario a cada alumno. No me importaba que muchos alumnos no lo quisieran o no lo necesitaran. Quería un formulario en cada casa sin que cada uno de los alumnos tuviera que levantar la mano para pedirlo.

El paquete incluía una carta para los padres. En ella, les pedía que hicieran el esfuerzo de intentar ahorrar. Insistí en las ventajas y les recordé que no era necesario adjuntar un justificante de ingresos (y que el Gobierno federal no se iba a presentar en su casa). Su confidencialidad era parte de la legislación federal y solo una persona de la oficina del distrito leería el formulario. A aquellos que no querían la ayuda del Gobierno les conté una pequeña verdad: el Gobierno no se encarga de las pruebas SAT y ACT, ni de proporcionar el servicio de Internet local, sino que lo hacen organizaciones que están felices de recibir su dinero. ¿Qué es lo peor que podría pasarles? Que no reunieran los requisitos para recibir la subvención. ¿Y lo mejor? Recursos gratuitos que ayudarían a sus hijos a cosechar más éxitos.

IB For AllLos resultados fueron bastante sorprendentes: el número de alumnos con derecho a almuerzo gratis o a precio reducido aumentó por decenas de repente.

Y quiero dejar algo muy claro: no pretendo convertir la pobreza en un chiste de marketing. El hambre y los problemas derivados de la desigualdad económica son cuestiones muy reales e importantes en nuestros colegios. Me estoy dando cuenta de que nuestro público, es decir, los alumnos, ve esas cuestiones de manera muy diferente a nosotros. Si no quieren comerse la hamburguesa con queso, no se llevan los formularios a casa o les dicen a sus padres que no tienen importancia.

El cambio de imagen del formulario de solicitud de almuerzo gratis o a precio reducido ha cambiado el tipo de conversación que mantengo con los alumnos. Ahora aprovecho esa hamburguesa con queso para discutir cómo los alumnos pueden pagar las tasas de los exámenes del IB y obtener créditos gratuitos en la universidad con sus puntuaciones del IB. El diálogo pasa del formulario a las tasas y a la gran cantidad de posibilidades disponibles para los alumnos que pueden reunir los requisitos para recibir ayuda en la universidad. El formulario de solicitud de almuerzo gratis o a precio reducido representa simplemente el punto de partida para un diálogo sobre cómo la equidad y la excelencia pueden abrir puertas. Y eso es algo a lo que todos los que participamos del mundo del IB debemos comprometernos.

David Quinn es coordinador del IB en el Edmonds-Woodway High School de Edmonds, Washington. Es el fundador de The High School Counselor Challenge (sitio web solo disponible en inglés), una campaña nacional llevada a cabo en las redes sociales para conseguir que más asesores de colegios públicos de secundaria de comunidades desfavorecidas asistan a uno de los principales encuentros del sector de admisiones a instituciones postsecundarias: la conferencia anual de la NACAC. Puede enviarle un mensaje de correo electrónico a quinnd@edmonds.wednet.edu.

Enlace al sitio web de The High School Counselor Challenge: http://hscounselorchallenge.weebly.com/.