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Enfoques de la mentalidad abierta

Contribución de Neil Bunting

La palabra “abierta” tiene connotaciones positivas en la mayoría de las lenguas. Sin embargo, el término “mentalidad abierta” no siempre recibe una buena aceptación en todas las culturas. Se puede asociar con la pérdida y la disolución de ciertos elementos de la cultura, o con la traición de ideales.

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En esta publicación, analizaré la mentalidad abierta en el contexto de los alumnos internacionales, los “niños de la tercera cultura” y aquellos alumnos que están arraigados en su país de origen, ajenos al circuito de la itinerancia internacional.

Se puede argumentar que los alumnos internacionales no mantienen un vínculo fuerte con su país de origen y pueden carecer de un sentido de pertenencia a un lugar. Se afirma que estos niños no han crecido con una conciencia orgullosa de su procedencia, por ejemplo, un pueblo en el que todas las familias se conocen y todo el mundo sabe quiénes son y qué representan. En lugar de eso, los niños que crecen en el extranjero van procesando y asimilando su identidad en cada nuevo lugar.

El diálogo abierto y el aprendizaje sobre las perspectivas y creencias de otras personas son factores igualmente importantes para los alumnos nacionales e internacionales. Un alumno no tiene por qué estudiar en el extranjero para experimentar la interculturalidad. Los alumnos de sistemas educativos nacionales a menudo experimentan la interculturalidad en el aula por medio de la diversidad existente en su entorno local. En parte, esto es algo que también se puede lograr mediante la contratación de un profesorado internacional que aporte diferentes perspectivas culturales.

La mentalidad abierta también abarca, como es lógico, la tolerancia de las diferentes actitudes y creencias de la propia cultura que pueden no compartirse, pero cuya diferencia se respeta. A medida que el mundo avanza y las personas se desplazan, la toma de conciencia y la reflexión sobre las perspectivas de los demás se convierten en una constante.

Además de ser audaces y agentes del cambio, los niños del siglo XXI están, en mi opinión, mucho más abiertos a nuevas experiencias. Este proceso se va naturalizando a medida que el mundo se hace más pequeño y los niños se desarrollan en un entorno con compañeros de todo el planeta. Los jóvenes están creciendo con una fluidez mucho mayor en sus vidas. Los niños procesarán y determinarán su punto de vista a partir de lo que oigan y absorban de sus compañeros de clase. Cuanto mayor sea la diversidad de procedencias a la que estén expuestos, mejor. Y no solo me refiero a la exposición en las clases o los viajes, sino también a la interacción con la comunidad a través de las diversas actividades de aprendizaje-servicio que se pueden realizar a lo largo del continuo de programas del IB.

El atributo “de mentalidad abierta” del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB es un modelo global muy útil para cualquier sistema educativo, ya que fomenta una mayor interacción y comprensión entre credos y culturas. En el panorama mundial actual, la comprensión y la tolerancia son especialmente necesarias.

Viajar constantemente no necesariamente implica que los jóvenes vayan a adquirir una visión amplia del mundo, pero es posible que la exposición a diferentes culturas genere experiencias de empatía de gran valor, oportunidades para intercambiar y conocer otros puntos de vista, y la posibilidad de propiciar y forjar relaciones, y descubrir el mundo.

Los alumnos jóvenes de mentalidad abierta observarán cómo otras personas actúan de manera diferente. Y aunque no siempre compartan sus creencias, poco a poco se darán cuenta de que existe una lógica intrínseca que hace que otras personas actúen de manera diferente. Lo que puede parecer extraño para uno, puede ser completamente lógico para otro y, como tal, ha de comprenderse y respetarse. Uno de los principales resultados del aprendizaje de la mentalidad abierta es comprender que las diferencias son lo que enriquecen el mundo y lo convierten en un lugar interesante.

Estos tipos de experiencias de aprendizaje intercultural intangibles son, con total seguridad, las experiencias más importantes que un alumno puede llevarse del colegio a la universidad, en su viaje como un ciudadano global. Su objetivo es hacer del mundo un lugar armonioso, donde reconozcamos y respetemos otros puntos de vista, y comprendamos que otras culturas, tradiciones y creencias son tan válidas y verdaderas como las nuestras.

La filosofía del IB promueve enfoques educativos amplios y bien pensados con vistas a crear un mundo más pacífico. La posibilidad de la paz parece revolotear frente al rostro de la triste realidad diaria de la guerra y el terror que siguen arrasando grandes territorios del mundo. Nunca ha sido tan necesario que los alumnos se planteen, exploren y comprendan por qué las personas actúan de manera diferente: desde las líneas de indagación y la idea central en el Programa de la Escuela Primaria hasta el estudio de cómo las personas viven, aprenden y piensan en Teoría del Conocimiento.


Nuestro autor colaborador es Neil Bunting, director de secundaria del Greenfield Community School. Permanezca atento a otras publicaciones de Neil en las que explora temas comunes presentes en todos los programas del IB.