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Enfoques del rigor

Contribución de Neil Bunting

Esta es la tercera entrega de una publicación de tres partes sobre los desafíos, las responsabilidades y el rigor: tres atributos fundamentales en los que mi colegio va a centrarse este año.

El rigor puede tener connotaciones negativas relacionadas con la crueldad y la severidad. Sin embargo, en el ámbito de la educación, no tiene nada que ver con la tiranía, el control o el despotismo. La palabra “rigor” viene del francés, tiene origen latino y significa “rigidez”. No obstante, cuando se utiliza como término pedagógico, no tiene ese sentido conservador y anticuado.

approaches to rigour

El rigor intelectual tiene más que ver con la coherencia y la capacidad de no caer en la contradicción. El rigor en el colegio no tiene nada que ver con el “rigor mortis”. El rigor en la educación es lo que permite que el aprendizaje cobre vida.

El rigor, tal y como lo veo en el aula, implica superarse, asumir desafíos y estimularse. Estas son sus connotaciones positivas y las expectativas de cualquier colegio cuya meta sea la excelencia.

Los educadores del IB fomentan y cultivan el rigor por medio de clases “pensantes” en las que este atributo es una expectativa básica de la enseñanza y el aprendizaje de calidad. Al reforzar e integrar el atributo “pensadores” del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB en la enseñanza y el aprendizaje, los educadores del IB promueven la iniciativa y alientan a los alumnos a responder de forma crítica y creativa a infinidad de problemas complejos.

Es fundamental que los educadores apliquen el rigor en su planificación, enseñanza y reflexión. También es algo que todo alumno debe cultivar a través del pensamiento independiente y un enfoque del aprendizaje donde destaquen la motivación y la disciplina.

Un alumno riguroso se levanta temprano, planifica su día y utiliza su tiempo de forma inteligente. Esto no significa que se tenga que pasar todo el tiempo estudiando, no se permita hacer una pausa o descansar, o renuncie a otras actividades recreativas, como el ejercicio físico. Un alumno riguroso duerme bien, vive de forma equilibrada y adopta una visión a largo plazo.

El ejercicio físico es una excelente válvula de escape y un buen estímulo para el rigor. A veces las mejores ideas se nos ocurren mientras corremos, por ejemplo. Los alumnos de este tipo son serios, pero no hasta el punto de caer en el extremo y el agotamiento.

Los alumnos rigurosos comprenden la importancia de la educación holística y luchan por sus objetivos de una manera lógica y meditada. Son previsores, organizados y pacientes, pero evitan la falta de resolución.

El rigor fomenta la creatividad, en lugar de limitarla. Si nos fijamos en la creatividad de, por ejemplo, Eden Hazard, el jugador del Chelsea, vemos que logra un rendimiento impresionante en el campo gracias a su disciplina y dedicación, y como resultado de una excelente preparación. Ronaldo no es un genio del fútbol por casualidad. Es inconformista, trabajador y disciplinado. Entrena más tiempo y con mayor intensidad que un jugador promedio, tanto en el gimnasio como en el campo. El éxito en cualquier parcela de la vida exige siempre una ética de trabajo sólida.

Los educadores tenemos la responsabilidad de cultivar el rigor. Y lo hacemos mediante el establecimiento de expectativas elevadas para todos los alumnos. Dichas expectativas se definen a través de nuestro propio ejemplo y las herramientas de las que disponemos (las clases que impartimos y nuestras interacciones en todas las áreas del colegio: los métodos de cuestionamiento que utilizamos, los problemas que planteamos, las preguntas que formulamos), y de lo que esperamos de los alumnos (compromiso y responsabilidad) y de la forma en que nuestra clase está preparada para demostrar el rigor.

Un entorno de aprendizaje riguroso ha de ser colaborativo, estimulante, polifacético y controlado (en el buen sentido), pero también ha de ser un lugar divertido, alegre y risueño, lleno de alumnos motivados con ojos brillantes, que disfruten de momentos sorprendentes a través de una experiencia de aprendizaje bien diseñada y diferenciada.

Neil Bunting es el director de secundaria del Greenfield Community School, un colegio de Taaleem. Permanezca atento a otras publicaciones de Neil en las que explora temas comunes presentes en todos los programas del IB.