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El estrés es contagioso

Una investigación pionera de la Universidad de la Columbia Británica revela que el desgaste de los docentes puede estar relacionado con el estrés de los alumnos. Los investigadores le han contado a la revista IB World por qué el desarrollo profesional resulta útil para romper ese ciclo.

“La energía es contagiosa: es posible afectar o infectar a otras personas”, afirmó el célebre escritor y orador motivacional T. Harv Eker.

Una nueva investigación (solo disponible en inglés) confirma esta afirmación desde un punto de vista científico. Las energías negativas, al igual que las positivas, son contagiosas. Esto significa que si los docentes están estresados, es muy probable que terminen “contagiando” a sus alumnos.

El estudio de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá) examinó la correlación entre el desgaste de los docentes y los niveles de cortisol (un indicador biológico del estrés) de sus alumnos. Los investigadores hallaron que en las clases de Alberta (Canadá) en las que los docentes sufrían una mayor grado de desgaste o se sentían emocionalmente agotados, los niveles de cortisol de los alumnos eran elevados.

El aumento de los niveles de cortisol en alumnos de primaria está relacionado con dificultades para el aprendizaje y problemas de salud mental, según revela otro estudio (solo disponible en inglés). Los investigadores descubrieron que una respuesta prolongada al estrés puede aumentar el riesgo de sufrir problemas mentales, físicos y de salud en el futuro. Por otra parte, unos niveles de cortisol demasiado bajos pueden provocar fatiga crónica.

Eva Oberle, investigadora principal del estudio y profesora asistente en la facultad de Población y Salud Pública de la Universidad de la Columbia Británica, afirma que se desconoce qué se produce primero (el aumento de los niveles de cortisol o el desgaste de los docentes), pero que el estrés es un “problema cíclico en las clases”.

Una investigación anterior (solo disponible en inglés) de la Universidad Estatal de Wayne (EE. UU.) reveló que el comportamiento de los alumnos puede ser una de las principales causas del aumento del estrés de los docentes.

Los docentes trabajan bajo presión

Los elevados niveles de estrés pueden asociarse con frecuencia a la duración de las jornadas, la sobrecarga y la presión del entrono de trabajo de los docentes, señala Peter Sellen, economista jefe del Education Policy Institute (EPI) del Reino Unido.

La investigación (solo disponible en inglés), que Sellen realizó a partir de datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sugiere que algunos gobiernos y autoridades educativas deben trabajar más para equilibrar las cargas de trabajo y la salud mental de los docentes.

Según Sellen, este objetivo es particularmente importante dada la relación directa entre la satisfacción de los docentes con su trabajo y sus problemas de sobrecarga laboral. Y añade: “Los docentes que afirman no poder gestionar su carga de trabajo tienen muchas más probabilidades de afirmar también que su nivel de satisfacción con su trabajo es bajo”.

El estudio también ha revelado que la preparación para el trabajo es fundamental. Los docentes de Inglaterra, cuya jornada laboral también es relativamente larga, que afirman sentirse “muy bien preparados” para cumplir sus obligaciones tienen un 20 % menos de probabilidades de quejarse de la imposibilidad de gestionar su carga de trabajo, en comparación con aquellos que no se sienten “bien preparados”.

Para mantener la calma en la clase, Sellen recomienda que los docentes reciban el desarrollo profesional continuo que necesitan. De lo contrario, tendrán problemas para sentirse seguros sobre sus métodos de enseñanza y mantener bajo control sus responsabilidades profesionales.

“Al parecer, muchos docentes se encuentran en un círculo vicioso en el que no se preparan mejor para la enseñanza por falta de tiempo para el desarrollo profesional, y eso les dificulta la gestión de sus cargas de trabajo”, afirma Sellen.

También anima a los docentes que puedan sufrir estrés crónico a que hablen abiertamente con los directivos de su colegio para “explicarles qué tipo de apoyo y desarrollo pueden ser beneficiosos para ambas partes a corto y largo plazo”.

El lado positivo del estrés

Sin embargo, el estrés no tiene por qué percibirse siempre de forma negativa. Stanley Kutcher, profesor del departamento de Psiquiatría de la Universidad Dalhousie (Canadá), explica que la palabra “estrés” se utiliza de tantas maneras que prácticamente ha perdido su significado. Afirma: “El problema no es el estrés en sí, sino la comprensión de la respuesta a este”.

“La respuesta al estrés se produce para alertar al individuo de la presencia de un problema con el entorno y preparar su cuerpo para solucionarlo”.

Teniendo esto en cuenta, Kutcher sugiere que los docentes enseñen a los alumnos que el estrés no es “algo malo”. Y añade: “Desde el año 53 d. C., los científicos saben que la respuesta al estrés no es el problema, sino lo que se atribuye al significado de dicha respuesta. Una vez que resolvemos el problema, la respuesta al estrés desaparece de manera natural, lo que se conoce como ‘adaptación’. Este fenómeno también desarrolla la resiliencia, sin la que no podemos crecer y vivir como seres humanos”.

Kutcher también cree que no resulta útil evitar completamente las situaciones estresantes. “Si evitamos sistemáticamente una situación que nos estresa, cuando esta se repita, la respuesta al estrés será más intensa, rápida y duradera”.

Kutcher cree que aquellas situaciones que pueden causar incomodidad (como hablar en público, por ejemplo) deben propiciarse con práctica y preparación. La adopción de esta actitud audaz y confiada puede desarrollar habilidades para toda la vida.