Carol Bellamy ha dedicado su vida a trabajar para hacer que el mundo sea un lugar mejor. Ha dejado un sello de inspiración en cada organización que ha dirigido, tanto en el sector público como en el privado.
Carol fue la primera mujer en ganar unos comicios para ocupar un cargo en la municipalidad de Nueva York, cuando fue elegida presidenta del Ayuntamiento de la ciudad en 1978. Sus 13 años como funcionaria electa, hasta 1985, incluyeron cinco años en el Senado del estado de Nueva York. En 2004, apareció en la lista de las 100 mujeres más poderosas del mundo de la revista Forbes.
Carol fue la cuarta directora ejecutiva de Unicef, organismo que dirigió entre 1995 y 2005. Durante su etapa en el cargo, se centró en cinco prioridades fundamentales: vacunas para todos los niños; escolarización de todos los niños y niñas, y oferta de una educación básica de calidad en todos los colegios; reducción del avance del VIH/SIDA y su impacto en los jóvenes; lucha contra la violencia y la explotación infantil, e implementación de programas para la primera infancia en todo el país. También fue la primera exvoluntaria en dirigir el Cuerpo de Paz.
En 2013, Carol concluyó un período de tres años como presidenta de la junta directiva de la Global Partnership for Education (GPE), donde supervisó una importante transformación del órgano de gobierno de la organización.
Carol recibió la distinción Legión de Honor del Gobierno de Francia en 2009.
Con semejantes credenciales, tuvimos la suerte de contar con Carol Bellamy como presidenta de nuestro Consejo de Fundación entre 2009 y 2015. En el marco de las celebraciones de nuestro 50.o aniversario, nos hemos puesto en contacto con Carol para conocer sus perspectivas sobre los siguientes temas.
En un mundo cada vez más complejo como el actual, ¿qué papel desempeña el IB y cuál cree que es el impacto de la educación?
El objetivo del IB es crear ciudadanos globales, es decir, personas con una mentalidad abierta al mundo, que entiendan que no siempre tienen razón y que acepten otros puntos de vista. Creo que los alumnos del IB tienen confianza en sí mismos, lo cual no significa que se crean superiores a los demás, sino que tienen una mejor comprensión de quiénes son.
Las habilidades que el IB proporciona a los alumnos y que estos necesitan para el futuro son el pensamiento crítico y la curiosidad. Básicamente, el IB trata de formar seres humanos preparados para el futuro.
Teniendo en cuenta su increíble trayectoria en el servicio público, la educación, el voluntariado y su trabajo con Unicef, ¿cuál fue la habilidad más valiosa que adquirió en todas esas áreas?
No mencionaría una única habilidad, sino una combinación de varias. Una buena gestión es muy importante, pero también es necesario entusiasmarse por ella. El entusiasmo es la clave. Una gestión sin entusiasmo puede resultar una experiencia horrible. La curiosidad es fundamental, como también lo son la capacidad de escuchar y el respeto por las diferencias.
Una habilidad que considero muy importante, y que a mí me falta, es la paciencia. Es muy valiosa y me gustaría tener más de ella.
También creo que tenemos que estar preparados para tomar decisiones y fracasar. El fracaso no tiene por qué ser algo negativo; solo significa que algo no ha salido como queríamos. Se puede aprender mucho de los fracasos.
¿Qué consejo daría a los alumnos de hoy con respecto a la preparación para el mercado laboral del futuro?
Tengo tres consejos para ellos.
No deben especializarse demasiado pronto. Es mejor que adopten una perspectiva amplia y se desarrollen como seres humanos integrales. Que salgan de su burbuja. Que hagan cosas fuera de su zona de confort y se esfuercen más.
Que trabajen como voluntarios, ya sea para el gobierno local, en su iglesia, en otro país o a tres manzanas de su casa. El voluntariado es una actividad fantástica.
Que sean audaces siempre. Ser audaz no significa actuar de forma alocada. Que se preparen para asumir riesgos calculados.
¿Cuáles son sus ideas para el futuro?
El futuro tiene el potencial de ser muy emocionante y no debemos tener miedo de lo que nos pueda deparar, sino aceptarlo. El IB proporciona las bases para aspirar a un futuro muy prometedor.