Par Dr Dimitrina Trendafilova
Era la primera clase después del verano de 2018 con los alumnos de Química del segundo año del Programa del Diploma (PD), y estaba deseando saber cómo habían pasado las vacaciones. Todos parecían mayores. Les pedí que escribieran su “declaración de principios” personal y discutieran en pequeños grupos qué talento o habilidad habían identificado en sí mismos durante el curso anterior. Luego, compartirían sus reflexiones con el resto de la clase. Estos momentos siempre me parecen muy emotivos, porque los alumnos se sinceran y hablan libremente de sus experiencias. Yo los escuchaba, y mi sensación de orgullo iba aumentando con cada historia. Sentía que estaba participando en sus vidas y contribuyendo a su desarrollo.
Hubo una historia en particular que sabía que tenía que compartir con toda la comunidad del UWC y el IB. Cuando Peter regresó a Sudán del Sur en mayo, encontró a su padre bajo arresto domiciliario. Era el único sostén de la familia, por lo que se habían quedado sin ingresos. En cuestión de días, a Peter se le ocurrió una solución. Fue a su antiguo colegio y preguntó si necesitaban ayuda en el laboratorio de química. Cuando el director del colegio le preguntó qué había aprendido en el UWC durante su primer año, se dio cuenta de que el chico tenía mucho que aportar y lo contrató durante tres meses por un salario modesto. Ese dinero fue la fuente de ingresos de la que dispuso toda la familia.
Justo un año antes, Peter había llegado a mi clase de Química sin experiencia previa en laboratorio, pero con los ojos llenos de curiosidad. Demostró aprender muy rápido, e incluso decidió elaborar la Monografía del PD en mi asignatura. Me contó que en su país hay un problema grave: la gente (incluidos los niños) consume bebidas alcohólicas caseras sin conocimiento alguno de su graduación. Ambos coincidimos en que era un tema que merecía la pena investigar.
Peter eligió un método en el que tenía que usar un espectrómetro, y prácticamente se convirtió en un “experto” en la materia. Al término del curso académico, Peter tenía tal dominio del tema que consiguió explicar los principios de la espectrometría a los docentes de su antiguo colegio. Incluso fue al laboratorio de la universidad (después de obtener el permiso del gobierno del país) para sintetizar una de las bebidas alcohólicas caseras, y allí despertó el interés de los investigadores. El consumo generalizado de bebidas caseras y los problemas de salud que eso acarrea instaron al gobierno de Sudán del Sur a tomar medidas y prohibir la producción de muchas de esas bebidas. Peter sueña con llevar al menos un espectrómetro a Sudán del Sur para mostrar su funcionamiento.
Para mí, es el mejor ejemplo de empoderamiento a través de la educación. Estoy convencida de que nuestros alumnos podrán influir positivamente en el mundo si reciben apoyo e inspiración.
Así es como veo mi papel en el aula: ayudar a los alumnos a relacionar los conocimientos que adquieren con las posibilidades de actuar en el mundo exterior. El conocimiento científico es una herramienta poderosa cuando se utiliza para el bien común de la sociedad. Yo también me siento empoderada: la diversidad presente en mi clase es un catalizador que ofrece otra manera de enseñar Química.
Esta publicación apareció originalmente en el sitio web del UWC. Dimitrina Trendafilova enseña Química del PD en el UWC Adriatic de Duino (Italia). Anteriormente, impartió clases en el UWC SEA, el UWC Mostar y el UWC Dilijan.