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¿Cómo preparamos a los alumnos para la cuarta revolución industrial?

Las nuevas tecnologías están transformando la sociedad a un ritmo y de maneras nunca vistas. Por eso debemos asegurarnos de que los alumnos cuenten con las habilidades adecuadas. La revista IB World investiga cuáles son.

“Nos encontramos al principio de una revolución que está cambiando de manera fundamental la forma de vivir, trabajar y relacionarnos unos con otros”, escribió Klaus Schwab en su obra La cuarta revolución industrial. El fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial describió una era caracterizada por “una fusión de tecnologías que difumina las líneas entre las esferas físicas, digitales y biológicas”. Instó a Gobiernos y ciudadanos a velar por que estas tecnologías avanzadas se utilicen en beneficio de la humanidad.

Esta revolución, a diferencia de las anteriores, se está desarrollando mientras la inteligencia artificial, la robótica, la automatización y el análisis de macrodatos comienzan a abrirse camino en nuestra vida cotidiana. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sostiene que dentro de los próximos 10 a 20 años, el 14 % de los trabajos podrá realizarse de manera completamente automática y otro 32 % sufrirá un cambio significativo.

Según el informe Future of Jobs de 2018 del Foro Económico Mundial, en 2022 podrá haber unas 133 nuevas categorías profesionales en todo el mundo. Se prevé que las que registrarán una mayor demanda son las relacionadas con el uso de la tecnología, pero también “las que aprovechan las habilidades puramente humanas”, revela el informe.

Hans Vestberg, director general de la compañía tecnológica Verizon Communications, arguyó en un artículo para el Foro Económico Mundial el año pasado que las personas tendrán que aprender a ser “las mejores promotoras de la tecnología” y que el estudio de las humanidades es tan importante como el de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (denominadas, conjuntamente, CTIM).

“En resumen, lo que de verdad necesitamos son ingenieros genéticos que hayan interiorizado las ideas de Un mundo feliz, e historiadores que sean capaces de realizar análisis de datos avanzados. Las ciencias tienen mucho que ofrecer a las humanidades, y viceversa”, señala.

Así pues, ¿cómo podemos preparar a la próxima generación para desenvolverse en este nuevo mundo? Este es un tema prioritario para el IB y sus profesores. Joel Adams, responsable del currículo de Artes Visuales y Sociedad Digital del Programa del Diploma (PD), impartió un taller en el foro de habilidades pedagógicas de 2019, celebrado en Jordania, sobre las habilidades que necesitarán los alumnos en el futuro.

Adams afirma: “Consideramos la necesidad de contar con más de un conjunto de habilidades tradicionales en un futuro definido por el cambio, la disrupción y la saturación mediática, pero también algunas perspectivas y maneras de pensar fundamentales en las que se basan las humanidades y las ciencias sociales”.

También señala que, para vivir, liderar y prosperar en una sociedad digital, los alumnos deberán pensar y actuar como individuos autónomos, colaboradores y comunicadores empáticos y creativos, usuarios críticos y bien informados, ciudadanos y líderes íntegros, y diseñadores éticos e imaginativos.

Aprender a cuestionar

Los alumnos también deberán actuar de manera ética, según señala Dennis Ross, director de tecnología de secundaria del American International School of Johannesburg (AISJ) (Sudáfrica). “A menudo, las tecnologías digitales confieren poder a los individuos, y son los principios éticos y morales de estos los que determinan la forma en que utilizan ese poder. Esos son algunos de los aspectos fundamentales que se exploran al estudiar ciencias sociales”, explica.

“Los alumnos deben ser capaces de reconocer el impacto que ejerce la inteligencia artificial en sus vidas, y los profesores deben comprometerse a entablar conversaciones en clase sobre esta cuestión”, añade Ross. Los profesores deben enseñar a los alumnos a cuestionar las cosas y a no ser sujetos pasivos.

“Los educadores podemos dar ejemplo del arte de cuestionar, una habilidad que fomentará la indagación de los alumnos y sus ganas de seguir aprendiendo”, afirma Ross. Los educadores ocupan una posición idónea para ayudar a los alumnos a dominar el aprendizaje, desarrollar sus propias habilidades hasta el punto de entender las decisiones que toman empresas y Gobiernos, y ser ciudadanos del mundo bien informados.

 

Shadrach Pilip-Florea, profesor de Humanidades del Programa de los Años Intermedios (PAI) y el PD del Riverstone International School de Idaho (EE. UU.), coincide en este punto. “En el mundo actual, en el que el conocimiento colectivo de la experiencia humana se basa cada vez más en las búsquedas de Google, saber formular las preguntas adecuadas es más importante que nunca”, afirma.

“La observación y la curiosidad son el punto de partida del pensamiento crítico. Las típicas preguntas de ‘quién’, ‘qué’, ‘dónde’, ‘cuándo’, ‘por qué’ y ‘cómo’ están al alcance de los alumnos de todas las edades y son la base de cualquier proceso de investigación y análisis bien fundamentado. En el área de las humanidades, es frecuente que pidamos a los alumnos que analicen el valor de una fuente concreta. En este sentido, no solo exploran qué se dice, sino también por qué, cómo, dónde y cuándo. Si los alumnos empiezan por investigar estas preguntas básicas y después analizan las implicaciones de sus respuestas, podrán descubrir ideas y patrones complejos”.

En el curso de Tecnología de la Información en una Sociedad Global (TISG) del PD, este profesor pide a los alumnos que diseñen su propia utopía digital, con la única condición de que utilicen tecnologías del mundo real. Como parte de esta tarea, también deben formular políticas estratégicas para regular el uso de la tecnología. Cuando los alumnos presentan sus utopías en clase, Pilip-Florea les da un giro imprevisto: los alumnos que escuchan las presentaciones tienen que proponer una manera de utilizar las mismas tecnologías y políticas para crear una distopía.

“La tecnología transforma fundamentalmente nuestras interacciones sociales y se puede utilizar con fines positivos o negativos. Si no tenemos en cuenta todas las implicaciones posibles a la hora de diseñar, regular y utilizar las tecnologías digitales, podemos terminar inmersos en una distopía creada por nosotros mismos”, afirma.

Pilip-Florea cree que la empatía puede ser la lección más valiosa que un alumno puede aprender como base del pensamiento crítico. La empatía y la imaginación son fundamentales para comprender los defectos y las ramificaciones de los modelos digitales. “Y lo que es más importante, son habilidades que necesitamos para innovar y usar esos modelos para crear un mundo mejor”, añade.

Satisfacer las necesidades humanas

Obviamente, los alumnos necesitan habilidades técnicas y de diseño para ser diseñadores éticos e imaginativos. Las ciencias, las matemáticas, el diseño y el arte desempeñan una función muy importante, pues dotan a los alumnos de habilidades que les permiten crear y utilizar tecnologías para resolver problemas.

Joyce Lourenco Pereira, profesora de Informática del PAI y el PD del Atlanta International School de Georgia (EE. UU.), afirma que procura inculcar cuatro ideas conectadas a sus alumnos: satisfacer eficazmente las necesidades humanas, rastrear el origen de las ideas y participar en el desarrollo de nuevos capítulos, descubrir patrones y tendencias para tomar decisiones documentadas y prepararse para emprender acciones que incidan en sus círculos de influencia. Uno de sus enunciados de indagación para el curso de Informática del PAI es: “La posesión de poder, acceso y conocimiento conlleva una obligación moral”.

Y afirma: “Muchas personas asumen que la informática puede reducirse a la programación. Sin embargo, los cursos de Informática y TISG del PD, junto con los de Code.org, han realizado un increíble trabajo al desarrollar marcos de informática que incorporan el hardware, el software, las redes, los datos y el impacto en la gente y la sociedad. Sinceramente, creo que uno de los aspectos fundamentales de la informática es la capacidad de satisfacer eficazmente las necesidades humanas”.

El marco interdisciplinario del PAI también ayuda a los alumnos a descubrir las conexiones entre los diferentes grupos de asignaturas. Pereira menciona el curso de ciencias, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (CTIAM) de octavo curso que imparte, donde el ciclo de diseño se utiliza con frecuencia para desarrollar productos. En otras clases de informática, los alumnos utilizan algoritmos para recrear obras de arte de Pablo Picasso y Romero Britto.

Aprendizaje durante toda la vida

Los cambios tecnológicos de nuestra sociedad se suceden a un ritmo vertiginoso. La OCDE sugiere que la mayoría de los trabajadores tendrán que ir adaptando las habilidades que poseen mediante el aprendizaje continuo.

El IB tiene el compromiso de fomentar un espíritu de aprendizaje durante toda la vida en todos sus programas. Will Richardson, asesor educativo y orador de la Conferencia global del IB celebrada en Viena el año pasado, señala:

“En el mundo moderno, la habilidad más importante es, de lejos, la de aprender, aunque también destaca la capacidad de gestionar eficazmente los enormes cambios ambientales, económicos, políticos, tecnológicos y sociales que apenas están comenzando a darse”.

Joel Adams, responsable curricular del IB, explica cómo el nuevo curso de Sociedad Digital del PD ayudará a mejorar las habilidades de los alumnos de cara al futuro

El nuevo curso de Sociedad Digital, que empezará a impartirse en 2021, es una versión actualizada y avanzada del curso de Tecnología de la Información en una Sociedad Global (TISG) actual. Hace aproximadamente dos años, el IB y un equipo de educadores decidieron que había llegado el momento de implementar un cambio significativo en este curso. No solo se actualizaría su contenido, sino que también se integrarían buenas prácticas relacionadas con la indagación, el aprendizaje experiencial y la colaboración de los alumnos.

No se trata de un curso para memorizar información. Siempre decimos que si Google o Siri tienen la respuesta, esa no es la mejor manera de aprovechar el tiempo dedicado a la enseñanza y el aprendizaje. Los jóvenes piden cada vez más que su educación formal refleje la manera de funcionar del mundo y las empresas.

El curso de Sociedad Digital parte de la premisa de que alumnos y profesores pueden trabajar como aliados en esta preparación para el mundo y el mercado laboral, y que solo unas cuantas competencias fundamentales, como la alfabetización mediática, la ciudadanía digital y las prácticas del pensamiento de diseño, pueden añadir un valor real a la vida y las experiencias de los alumnos al salir del aula.