Una graduada del IB reflexiona a los 40 (parte 1: comparación con los alumnos actuales)

Cada año, invitamos a un grupo de exalumnos del IB a que compartan sus experiencias, intereses y consejos con la comunidad global a través de nuestra serie de​ ​historias de graduados​. Damos la bienvenida a la graduada del Programa del Diploma (PD) Tara McCook, que ha reflexionado sobre el valor que ha tenido su experiencia en el IB en el Murphy High School a lo largo de su vida.

Contribución de Tara McCook

Obtuve el diploma del IB en 1998. Ha pasado el tiempo suficiente como para que pensar en ello no me haga demasiada gracia. En cierto modo, mi etapa en el colegio se desarrolló en una realidad diferente a esta. Mi promoción estudió en una época situada entre el mundo digital y lo que mi padre llama en broma “el mundo analógico”. Ya llevaba la secundaria bastante avanzada cuando tuvimos Internet en casa por primera vez, y mi familia tuvo que ahorrar durante mucho tiempo para poder comprar una computadora. Tampoco teníamos dinero para grandes viajes. Nuestras vacaciones familiares consistían en ir por carretera de mi casa en Alabama a la casa de mis abuelos en Florida. Lo que conocía de otras partes del mundo, o incluso de otras partes de mi propio país, se limitaba a lo que leía en los libros o aprendía en clase.

No obstante, en aquella época no era verdaderamente consciente de lo pequeño que era mi mundo. El PD fue mi primera experiencia de aprendizaje real sobre el mundo. Fue la primera vez en toda mi trayectoria educativa que tuve que abordar seriamente puntos de vista ajenos a Norteamérica o Europa. Autores de África, historiadores de Brasil y México, y filósofos de Asia me ayudaron a pensar fuera de los límites de mi microcosmos por primera vez en mi vida. En mi monografía, me sumergí de lleno en la política comparativa para analizar el funcionamiento de un mismo tipo de gobierno en dos culturas diferentes. Fue mi primer contacto con el mundo en su sentido más amplio y me encantó. Quería que esa sensación durara para siempre.

Ahora que estoy a punto de cumplir 40 años, puedo atribuir muchos de los éxitos que he cosechado en mi vida a esa exposición inicial al mundo en su sentido más amplio. Habrá oído hablar mucho sobre los beneficios que nos aporta el PD, y son reales. Nos enseña a perseverar, a analizar y a tener en cuenta una gran diversidad de puntos de vista. Nos enseña a recorrer con la vista una sala y a identificar quién no está incluido, y nos prepara para poner sobre la mesa todas las perspectivas posibles. Y cuando por fin tuve la oportunidad de viajar al extranjero por primera vez, para visitar la oficina de mi empresa en la India, reunirme con compañeros e impartir cursos de capacitación, me sentía preparada para desenvolverme de manera cómoda y responsable en otra cultura. Mi trabajo en el PD sentó las bases de mi competencia cultural y me permitió adquirir una actitud de apertura a nuevas experiencias que tal vez no hubiera desarrollado de otra manera.

Es estupendo poder ver el mundo como la enorme maravilla que es. El PD nos invita a ser parte de una comunidad: la comunidad de aprendizaje del IB, claro, pero también la comunidad de personas que reconocen el valor de las perspectivas de los demás. En pocas palabras: crecemos como pensadores. Desarrollamos nuestra creatividad y nuestro sentido del propósito en el mundo. El IB me marcó para siempre. Tengo ganas de ver lo que puede hacer por los demás alumnos.

Tara L. McCook se graduó en el Murphy High School de Mobile, Alabama (EE. UU.). Después, continuó con sus estudios en la Universidad Christopher Newport, el Paul M. Hebert Law Center de la Universidad Estatal de Louisiana, el Law Center de la Universidad Georgetown y la Universidad George Mason de Estados Unidos. Es abogada, estratega curricular y capacitadora en el sector de la contabilidad pública. En su tiempo libre, le gusta hacer punto de cruz, escribir y relajarse en la costa del golfo de Alabama. Puede ponerse en contacto con ella a través de LinkedIn.