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He encontrado mi hogar

Minjin Kim

Minjin Kim

Vivo en Singapur, pero también he vivido en Corea, Inglaterra y Pakistán. Si alguien me pregunta de dónde soy, ¿qué debo decir?

Nací en Corea del Sur. Cuando tenía cinco años, nos mudamos a Inglaterra, donde comencé mi educación preescolar. La experiencia fue nefasta. A pesar de mis esfuerzos, apenas entendía el idioma y me sentía muy sola.

El día a día era difícil, pero volver a Corea del Sur tampoco fue fácil. Durante los tres primeros años de primaria asistí a un colegio local y después me cambié a un colegio internacional de Pakistán, donde todas las clases se impartían en inglés. Luego volví a Corea para cursar el primer ciclo de secundaria en un colegio local, donde tuve dificultades para adaptarme a una cultura tan competitiva. Mis compañeros me trataban más como una rival que como una compañera. Al final, yo también desarrollé esa conducta. Si miro atrás, no me gusta recordarme de esa forma.

Me sentía incómoda en todas partes, porque sabía que en cuanto me estableciera en un sitio, tendría que volver a irme. Me sentía perdida.

En 2013 nos trasladamos a Singapur y, hace tres meses, comencé a estudiar el Programa del Diploma del IB en el United World College. La cultura escolar es diferente de la de otros lugares en los que he estado. No es tan formal y es mucho más agradable. La jornada de orientación fue una buena oportunidad para conocer a mi mentor y me gustó el hecho de poder hacer amigos antes de empezar. Me sentí aliviada.

Tuve dificultades para elegir los cursos del Programa del Diploma que iba a estudiar, porque no sabía qué lengua escoger como primera lengua. El coreano y el inglés me parecían igual de importantes. El coreano me permitía mantener el vínculo con mi país de origen. Sin embargo, al hablar inglés, sentía que tenía abiertas las puertas al resto del mundo.

Entonces lo vi claro: tomaría los dos como primera lengua. Me decidí al instante. Esta posibilidad me ha ayudado a ver las ventajas de ser bilingüe. En lugar de pensar que estoy perdiendo el vínculo con mi país de origen, lo que veo es que ahora puedo conectar con cualquier parte del mundo. No soy ciudadana de un país, soy una ciudadana internacional.

Viajar por todo el mundo también tiene sus ventajas. He tenido la oportunidad de interactuar con personas diferentes, experimentar diferentes culturas y, por supuesto, aprender diferentes lenguas. Cada vez que hablo con alguien nuevo, descubro algo más sobre esa persona, sobre el mundo y sobre mí misma. Esta posibilidad ha influido positivamente en mi visión del mundo.

En un futuro me gustaría ser médica. Como consecuencia de la globalización, muchas personas han emigrado a Corea, y mi sueño es fundar un hospital con personal médico multilingüe, donde los pacientes se sientan cómodos al poder comunicarse en su idioma y recibir la ayuda que necesitan.

El Programa del Diploma del IB me ha servido de inspiración para escribir sobre mis experiencias. Como parte del curso de Inglés A: Lengua y Literatura, estudiamos Mother Tongue (lengua materna) un ensayo personal de la autora chinoestadounidense Amy Tan. Cuando leí cómo la lengua materna de Amy Tan la había ayudado a desarrollar su propia identidad cultural, me sentí inspirada para compartir mi propia historia.

Cuando me gradúe, creo que me trasladaré a otro país para cursar mis estudios universitarios. Pero gracias a mis experiencias en el IB, esta idea ya no me preocupa ni me inquieta. Al contrario, el hecho de pertenecer al mundo me sirve de inspiración.