La revista IB World ha preguntado a un grupo de profesores cómo animan a sus alumnos a asumir riesgos con confianza, y los alumnos han contado cómo esta actitud les ha ayudado a desarrollar habilidades para toda la vida.
Uno de los objetivos del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB es formar jóvenes audaces. Esto implica orientarlos para que exploren nuevas ideas y estrategias innovadoras, cuestionar su forma de pensar y animarlos a tener confianza en sus decisiones. Esta habilidad para toda la vida exige a los alumnos salir de su zona de confort, y elegir y actuar con valentía. Sin embargo, la idea tiene un matiz de incertidumbre y fracaso. ¿Cómo pueden los profesores alentar eficazmente a sus alumnos para que asuman riesgos y afronten desafíos con resiliencia?
Brian Kerekes, profesor de Matemáticas NS del IB del Celebration High School de Florida (EE. UU.) cree que la audacia es un atributo fundamental para el éxito y el desarrollo académico. Brian dice: “Debemos animar a los alumnos a exponerse a ideas y conceptos que jamás habrían conocido. La audacia puede exponer a un alumno a diferentes ideas o culturas, y desarrolla sus habilidades de resolución de problemas”.
Sin embargo, no siempre es fácil que los alumnos se sientan motivados para participar en actividades o comportamientos audaces, tanto si es el profesor el que anima a los alumnos, como si es el propio alumno el que se anima a sí mismo y alienta a sus compañeros.
“Para muchos alumnos, el miedo al fracaso es prácticamente inherente”, explica Kerekes. “Como educadores, tenemos la obligación de plantear todos los desafíos posibles a nuestros alumnos, y de ofrecerles el apoyo y los comentarios necesarios si fracasan”.
Nnenna Umelloh, graduada del Programa del Diploma del IB del Plano East Senior High School de Texas (EE. UU.) coincide en este enfoque. Afirma: “La audacia implica desafiarse a uno mismo a hacer cosas difíciles. Admites que puedes fracasar, pero lo intentas de todas formas y te esfuerzas más por conseguir tu objetivo. El fracaso es una idea intimidante y, por desgracia, ese miedo impide a muchas personas retarse a sí mismas a hacer cosas difíciles. Sin embargo, para alcanzar el verdadero éxito, debe existir la posibilidad del fracaso. Ese miedo puede motivar a las personas a esforzarse más”.
Nnenna predica con el ejemplo. Asumió un riesgo a la hora de seleccionar sus asignaturas del Programa del Diploma del IB. “Un riesgo puede ser estudiar una asignatura de un área que no sea tu fuerte. Por ejemplo, las matemáticas y las ciencias no son las disciplinas que mejor domino. Me veo más como una alumna de artes liberales, pero decidí estudiar Biología NS el primer año porque era una asignatura que me encantaba. Tuve que invertir un esfuerzo personal extra para obtener buenos resultados en esa clase”.
“Al final, fue muy gratificante”, añade Nnenna. “Pude demostrarme que soy capaz de hacer cosas difíciles. Esa clase me obligó a ser más ingeniosa de lo que normalmente sería. Al asumir riesgos, te expones a una situación en la que puedes desarrollar nuevas habilidades y encontrar nuevos recursos; algo que no habrías conseguido de otro modo. Además, tu mente aprende a pensar y analizar el material de distinta forma. Se ve mucho más claro qué y cómo se aprende”.
La docente Nathalie Delgado, coordinadora del PEP del Concordian International School de Bangkok (Tailandia), coincide en que la audacia produce un resultado positivo y explica cómo anima a sus alumnos a asumir riesgos:
“Cuando un alumno se atreve a hacer algo nuevo en clase (ya sea participar en una discusión en grupo o solucionar un problema frente a sus compañeros), no elogio el resultado, sino el esfuerzo que hay detrás de la acción. A menudo hago alusiones a la valentía o la audacia en estos elogios”.
De nuevo en Florida, Kerekes analiza la idea de que la audacia también puede mejorar la creatividad: “En mi opinión, los alumnos más audaces son aquellos que eligen los temas más particulares o los que exigen más investigación de contexto para comprender completamente lo que se está analizando”.
La audacia puede llegar más lejos que el estudio de una asignatura específica o las áreas académicas. Por su naturaleza, los programas del IB pueden ser un buen ejemplo de audacia en el campo de la educación, tal y como explica Kerekes:
“Es un aspecto fundamental del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB. Creo que algunos alumnos asumen un riesgo al elegir el IB. Pero es un riesgo que promuevo y fomento en todas mis clases, porque creo que el IB incorpora la audacia como un medio para el desarrollo integral de los alumnos”.
Tanto para los profesores como para los alumnos, la función de la audacia y el cultivo de estas habilidades son factores muy importantes para el éxito en el futuro. La audacia es algo que permanece en los alumnos mucho después de terminar sus exámenes. Les aporta algo mucho más valioso y duradero.
Según afirma Kerekes: “Si nuestros alumnos aprenden a asumir riesgos sin miedo a las consecuencias, estarán más dispuestos a hacerlo también en el futuro, lo cual indudablemente los expondrá a más facetas del mundo que los rodea”.
Nnenna coincide en esta opinión y cree que asumir riesgos es una forma de desarrollo personal: “Es una oportunidad de demostrarte que puedes hacer cosas difíciles. Cuando asumes riesgos, estás constantemente en un estado de crecimiento y te esfuerzas para llegar más lejos. Te retas activamente a convertirte en tu mejor versión”, afirma.
“Lo mejor de asumir riesgos es que al final es algo que haces de forma automática. Desarrollas la habilidad de evaluar el mejor tipo de riesgo que puedes asumir y cuándo hacerlo”.
Oportunidad de interacción: ¿Cómo anima a sus alumnos a ser audaces? Escriba a [email protected] y cuéntenos su historia.