Contribución de Neil Bunting
Los cambios pueden ocasionar un enorme estrés. Que la experiencia sea positiva o negativa depende de la percepción de cada persona. Se dice que el matrimonio, el nacimiento de los hijos y las mudanzas son tres de las experiencias más estresantes y comunes a las que muchos de nosotros nos enfrentamos.
Hay personas, como yo mismo, que crecemos frente al estrés. La ausencia de desafíos nos puede aburrir, y precisamos reconocer en nosotros mismos la necesidad de tener constantemente retos por superar y de evitar el estancamiento. “Eustrés” es el término técnico con el que nos referimos al estrés saludable, el que nos reporta sensaciones positivas como la realización y la inspiración.
Cambiar de trabajo o de país puede dar lugar a un estrés positivo y negativo al mismo tiempo. Cuando contrato nuevo personal, una de las cosas que busco en los candidatos es la capacidad de adaptación. Han de ser capaces de manejar el estrés lógico que acompaña al traslado a un nuevo país. También me fijo en si la persona tiene carácter, iniciativa e, idealmente, experiencias previas de cambio cultural. Quiero percibir que la persona salga fortalecida del desafío y, en última instancia, se sienta más realizada. La audacia es muy importante, pero también lo son el optimismo y la mentalidad abierta.
Además de las experiencias y las titulaciones necesarias para la enseñanza, creo que para impartir clases y vivir en un nuevo entorno, una persona debe ser fuerte, abierta y flexible. También ha de tener sentido del humor y, en ocasiones, un estómago de hierro. El carácter extremo de las nuevas experiencias y culturas puede asustar, pero también ser muy emocionante y, con frecuencia, divertido y gratificante.
Para mí, el atributo “audaces” del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB es el más estimulante e interesante de los diez, y el que más interpretaciones admite. Se ha hablado de sustituirlo, porque quizás puede considerarse inapropiado en algunas culturas. Sin embargo, yo nunca lo he asociado con el atrevimiento y el descaro típicos de la adolescencia, sino con la capacidad de afrontar las incertidumbres, lo cual seguramente es el rasgo distintivo del ciudadano, alumno y pensador global del siglo XXI.
El curso de Artes Visuales del PD fomenta la audacia. Los alumnos que mejores resultados obtienen no son aquellos que se limitan a perfeccionar una habilidad y a producir en serie creaciones artísticas estéticamente perfectas, sino los que ven el curso de dos años como un viaje en montaña rusa lleno de emociones, altibajos y nuevos descubrimientos.
Los alumnos que demuestran audacia en el curso de Artes Visuales cambian de idea y de medios artísticos, y asumen desafíos constantemente. Afrontan cada uno de sus trabajos de taller como si se tratara de un nuevo problema que resolver. No tienen miedo al fracaso. No se sienten satisfechos durmiéndose en los laureles, tienen iniciativa, improvisan sobre la marcha y buscan maneras de resolver los problemas que ellos mismos se han planteado. Producen obras variadas y siempre sorprendentes, en ocasiones impactantes en cuanto al formato, el tema y el uso de los medios. Utilizan influencias e ideas diferentes, y las soluciones nunca son sencillas.
Picasso es un magnífico ejemplo de artista audaz. Cantona es único en el mundo del deporte. Aunque ambos estuvieron envueltos en polémicas, también tenían talento e inteligencia. Nadie sabía cómo trabajar, descansar y divertirse como Picasso, que pintó cuadros hasta los 90 años.
Pero los audaces no pretenden únicamente sorprender. Si comparamos a dos de mis bandas de punk favoritas, los Sex Pistols y The Clash, los primeros se convirtieron en un cliché, en una parodia de sí mismos, mientras que los segundos han logrado una mayor longevidad, al desarrollar sus talentos, evitar encasillarse, estar abiertos a una amplia variedad de influencias y esforzarse mucho. Para mí, David Bowie y Madonna son músicos audaces, decididos y ambiciosos. Siempre están dispuestos a cambiar de estilo y tomar nuevas direcciones.
La historia está llena de personajes brillantes y audaces, desde Einstein a Caravaggio, pasando por Branson y Jobs. En ocasiones son figuras polémicas que no encajan fácilmente en los sistemas educativos, pero ahora los necesitamos más que nunca. En un mundo cada vez más cambiante e incierto, y plagado de nuevos desafíos, necesitamos personas audaces y pensadores originales en cada clase. Como educadores, tenemos el reto de proporcionar a nuestros alumnos el tipo adecuado de plataforma educativa fluida y flexible. Una plataforma que sirva para responder a sus necesidades y cultivar su talento, en lugar de frustrarlos.
Neil Bunting es el director de secundaria del Greenfield Community School, un colegio de Taaleem. Publicó este artículo originalmente en LinkedIn en febrero de 2015. Permanezca atento a otras publicaciones de Neil en las que explora temas comunes presentes en todos los programas del IB.