Diversos estudios revelan que los comportamientos problemáticos en clase pueden estar asociados a dificultades para el aprendizaje. La revista IB World ha investigado cómo están trabajando los docentes del IB con los alumnos para superar estos obstáculos.
¿Recuerda cuando los docentes solían recurrir a la expulsión temporal del aula si un alumno “no se portaba bien”? Desde entonces se han llevado a cabo diversas investigaciones que demuestran que este método presenta más inconvenientes que ventajas, pues los alumnos terminan sintiéndose más enfadados, resentidos y avergonzados. Asimismo, afecta negativamente a su autoestima y deteriora la relación entre el docente y el alumno.
La expulsión temporal del aula, que forma parte del “modelo médico”, tampoco aborda la causa del comportamiento problemático y se limita a señalar al alumno como el problema. Sin embargo, el “modelo social” —que ya han adoptado colegios de todo el mundo— reconoce el apoyo que necesita el alumno y cómo se pueden eliminar las barreras para el aprendizaje. Este es el enfoque por el que apuesta el IB.
Jayne Pletser-Dent, responsable curricular para la educación inclusiva del IB, explica: “Cuando los alumnos muestran un comportamiento problemático, es importante trabajar con ellos para identificar las causas de dicho comportamiento. Los problemas de comportamiento suelen derivarse de la presencia de obstáculos que el alumno no puede superar y se pueden considerar como una llamada de auxilio”.
También es importante tener en cuenta que los comportamientos problemáticos en clase pueden indicar una serie de problemas (véase el cuadro).
Reflexión personal
Todd Reichlmayr, profesor de Economía del Programa del Diploma (PD) en el American School of Milan (Italia), asegura que sus clases son diferenciadas, interesantes y atractivas para todos los alumnos.
“Después de una clase en la que varios alumnos estuvieron distraídos o no se comportaron debidamente, mi primer punto de reflexión fue qué había hecho o dejado de hacer para que eso sucediera. En ocasiones, las instrucciones no son claras o la actividad no es lo suficientemente interesante. Cuando los alumnos están concentrados e interesados, es cuando mejor manejo la clase”.
La adopción de un enfoque más orientado a la reflexión personal ha mejorado la enseñanza que imparte Reichlmayr, y le ha permitido desarrollar su relación con los alumnos y crear un entorno de aprendizaje positivo para todos.
Reichlmayr añade: “Soy consciente de que todos los alumnos tienen motivaciones diferentes, por lo que al centrar la atención en esos aspectos, el aprendizaje resulta más significativo. Hago lo posible por variar los tipos de actividades y evaluaciones que realizamos en clase para mantener el interés de los alumnos”.
Cuando el comportamiento tiene efectos negativos en los demás, se anima a los alumnos del Programa de la Escuela Primaria (PEP) de la Wesley International Academy de Atlanta (EE. UU.) a que reflexionen sobre sus acciones. Con este fin, la maestra del PEP Scarlett Mcintosh utiliza mapas de pensamiento (un organizador gráfico que invita a los alumnos a completar una serie de reflexiones sobre las razones de sus acciones, las posibles consecuencias y soluciones razonables).
“Los castigos tradicionales por el mal comportamiento son totalmente ineficaces”, señala Mcintosh. “Utilizo mapas de pensamiento para situaciones muy diversas, por ejemplo, en la resolución de conflictos entre compañeros y el incumplimiento de nuestros acuerdos esenciales”.
Mcintosh afirma que al analizar más detenidamente sus acciones, los alumnos han desarrollado su capacidad de pensar de forma reflexiva.
También utiliza “prácticas restaurativas” en el aula, un proceso para desarrollar proactivamente relaciones positivas y el sentido de comunidad, a fin de evitar y abordar los conflictos y el mal comportamiento.
El Xi’an Hi-Tech International School (XHIS) (China) también utiliza este método.
Brian Lalor, director de primaria, explica: “En el XHIS, los maestros suelen formar un círculo restaurativo cuando una relación se ve perjudicada. En ese momento, cada participante tiene la oportunidad de explicar cómo le ha perjudicado el incidente. Se escucha la versión de todas las partes implicadas y se les brinda la oportunidad de restaurar la relación”.
Las prácticas restaurativas reflejan los atributos del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB “solidarios” y “buenos comunicadores”, ya que los alumnos demuestran empatía, compasión y respeto, y colaboran eficazmente al escuchar con atención las perspectivas de otras personas.
“A través de las prácticas reflexivas, he aprendido la importancia del diálogo y de que todas las partes implicadas puedan expresarse. Los alumnos aprenden que sus acciones pueden hacer daño a otras personas, y tienen la oportunidad de escuchar al otro alumno, reflexionar sobre sus acciones y tomar medidas para restaurar una relación”.
“El IB identifica una serie de enfoques y estrategias para ampliar el aprendizaje a todos los alumnos, y la meditación y la conciencia plena también tienen su lugar”, señala Pletser. Un aprendizaje eficaz incluye elementos cognitivos, así como aspectos sociales y emocionales.
El Colegio del Mundo del IB Pathways School de Noida (India) utiliza técnicas de conciencia plena para mejorar la concentración y ayudar a los alumnos a evitar las distracciones. Según Sonu Khosla, jefa del departamento de educación inclusiva, los comentarios han sido muy positivos.
“Estas técnicas han sido de gran utilidad en el centro de aprendizaje. Los alumnos se sientan con la espalda erguida y se limitan a respirar, dejando su mente libre pero sin juzgar los pensamientos y procurando volver siempre a su respiración, que utilizan como ancla”, explica.
También se utilizan ejercicios de ‘gimnasia cerebral’ y enfoques multisensoriales para mejorar la concentración. “El uso de letras de madera, arena, espuma de afeitar, fijador de cabello o papel de lija, el juego del Scrabble y crucigramas resulta tremendamente útil para aprender ortografía y vocabulario”, añade Khosla.
Además, el colegio cuenta con un espacio sensorial o de actividad específicamente diseñado en el centro de aprendizaje para ayudar a los alumnos con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o trastornos del espectro autista. “Los alumnos que necesitan tiempo para relajarse pueden saltar en el trampolín, usar una pelota saltarina o jugar con juguetes sensoriales. Todos estos recursos resultan muy útiles para liberar energía”.
En Tailandia, el Colegio del Mundo del IB Phuket International Academy (PIA) utiliza el aprendizaje social y emocional basado en la conciencia plena. Este enfoque se centra en la conciencia de uno mismo, la autogestión, la conciencia social, las habilidades de interacción y la toma de decisiones responsable.
Los docentes reciben desarrollo profesional continuo sobre técnicas de conciencia plena y las ponen en práctica a diario. “Son conscientes del papel decisivo que desempeñan en el aula”, señala el docente Haim Ginott.
“Como docente, poseo un enorme poder para hacer que la vida de un alumno sea triste o feliz. Puedo humillar o sanar. En todas las situaciones, es mi respuesta la que determina si una crisis empeora o mejora y si un alumno se humaniza o deshumaniza”, añade.
Si bien el IB anima a los alumnos a ser íntegros y asumir la responsabilidad de sus acciones y las consecuencias de estas, “dar por sentado que los docentes no son responsables del comportamiento de los alumnos raya en la negligencia”, afirma Reichlmayr.
Las investigaciones revelan que etiquetar a los alumnos es tan ineficaz como apartarlos del aula. “Los alumnos que muestran comportamientos problemáticos necesitan sentirse integrados y tener un contacto más personal con el docente”, añade Pletser.
La creación de entornos de aprendizaje positivos y un sentido de integración para todos los alumnos es fundamental para abordar los comportamientos que se perciben como “problemáticos”. Tales comportamientos deben entenderse siempre en su contexto, y rara vez son el resultado de una oposición intencionada o deliberada; sin embargo, sí que pueden derivarse de factores de estrés o dificultades neurológicas de procesamiento interno. En un esfuerzo por comunicarse con los alumnos y ayudarlos, los educadores deben plantearse una serie de preguntas como las siguientes: La creación de un sentido de integración para todos los alumnos cuando se producen comportamientos problemáticos exige comprensión y paciencia. El desarrollo de un clima positivo en clase que permita apoyar el aprendizaje de todos los alumnos requiere que estos se sientan cuidados, dignos de confianza, comprendidos, valorados y seguros. Además, deben recibir el estímulo adecuado a través del aprendizaje. Las expectativas deben ser elevadas, pero también realistas, y ha de desarrollarse un sentido de integración. En un entorno de clase positivo se escucha a los alumnos, se busca su opinión y se les bridan oportunidades para alcanzar el éxito.