Los padres de los alumnos del IB comparten sus reflexiones con la revista IB World en el último artículo de la serie
“Pide ayuda a tus padres”: ¿puede esta instrucción inofensiva de los docentes causar pánico entre los padres?
Muchos padres tienen una relación complicada con las tareas para hacer en casa, especialmente a medida que los alumnos avanzan en sus estudios y la carga de trabajo aumenta. Por un lado, valoran sus ventajas, ya que mejoran la memoria, promueven la independencia y desarrollan habilidades de estudio positivas; pero, por el otro, muchos de ellos detestan el hecho de que las tareas para hacer en casa consuman un tiempo valioso que pueden pasar en familia y produzcan estrés.
En una encuesta realizada en el Reino Unido en 2014 a 2.000 padres, casi dos terceras partes afirmaron que ayudan a sus hijos con sus tareas. Evidentemente, los padres quieren que sus hijos obtengan buenos resultados y las tareas para hacer en casa pueden ofrecer un momento perfecto para estrechar lazos. Sin embargo, uno de cada seis padres también admitió haber realizado todas las tareas de sus hijos de manera regular.
Cuestiones de probidad académica aparte, esta práctica revela otro problema. Si la cantidad de tareas para hacer en casa es excesiva o las tareas son demasiado complejas, los alumnos se apoyan mucho en los padres.
A finales del año pasado, hubo un movimiento de padres en España contra el exceso de tareas para hacer en casa. Miles de padres se declararon en huelga contra los colegios públicos en noviembre y, en consecuencia, los alumnos de 12.000 colegios se negaron a realizar tareas escolares durante los fines de semana de todo el mes de noviembre.
La protesta fue convocada por la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), que sostenía que las tareas para hacer en casa estaban perjudicando la educación de los niños y la calidad de vida de las familias.
En España, los alumnos dedican 6,5 horas semanales a las tareas para hacer en casa, en comparación con la media de 4,9 horas que dedican en otros 38 países, según el estudio PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Un exceso de tareas para hacer en casa también genera conflictos familiares. De hecho, uno de cada veinte padres admite discutir una media de tres veces al mes por cuestiones relacionadas con las tareas escolares de sus hijos. Asimismo, a muchos padres no les agrada tener que ejercer de “policías” y les preocupa recibir críticas por no participar lo suficiente en las tareas o por hacerlo en exceso, según el investigador y conferenciante Alfie Kohn.
En el lado opuesto, también hay muchos padres que discrepan con las políticas contrarias a las tareas para hacer en casa, que se están convirtiendo rápidamente en la última tendencia en la educación. A los padres les preocupa que sus hijos pierdan una posible ventaja académica y que la ausencia de tareas fuera de las horas lectivas incida negativamente en sus perspectivas de futuro.
Algunos de los opositores a tales políticas las consideran “insensibles desde el punto de vista económico y racial”, y alegan que favorecen a las familias que disponen del tiempo y los medios necesarios para proporcionar cuadernos de trabajo adicionales y un programa variado de actividades extracurriculares para complementar el aprendizaje de sus hijos.
Las opiniones están divididas. Algunos padres desean que haya más tareas para hacer en casa, otros que haya menos y otros que no haya ninguna. Un grupo de padres de alumnos del IB ha compartido sus reflexiones con la revista IB World:
“Las tareas para hacer en casa enseñan a nuestros hijos las reglas del juego”, afirma Lauren Sherril
“Aparte de la lectura regular, me cuesta muchísimo que mis hijos se sienten durante largos períodos para continuar con sus tareas escolares después de un largo día en el colegio.
Las tareas para hacer en casa pueden enseñar a los niños a ser disciplinados, pero también creo que hay otras maneras de conseguirlo. La principal ventaja que les veo es que enseñan a nuestros hijos las reglas del juego. En la vida hay situaciones en las que uno tiene que hacer cosas porque debe hacerlas, aunque no tengan ningún sentido. Obviamente, los docentes del colegio de mis hijos no tienen tiempo ni ganas de corregir las tareas para hacer en casa, al igual que los alumnos no tienen tiempo de hacerlas. Es como un gran juego”.
“Me encantaría que hubiera una política contraria a las tareas para hacer en casa. Hay docentes maravillosos que están llegando a sus alumnos y les ofrecen una magnífica experiencia académica. Reciben una educación tan buena que no creo que se retrasen por no hacer tareas en casa. Sería magnífico que el colegio adoptara una política contraria a las tareas para hacer en casa. Así nuestros hijos podrían descansar, jugar al aire libre o escuchar música después del colegio”.
“Cuando los adultos salimos de trabajar, lo último que queremos es seguir trabajando durante toda la tarde. Es importante que los niños puedan descansar la mente y prepararse para ir al colegio al día siguiente. Verdaderamente creo que todos los docentes del colegio de mis hijos dirían lo mismo, y que solo asignan tareas para hacer en casa porque así lo dicta la política”.
“En ocasiones, podemos pasarnos tres horas investigando para las tareas escolares de mi hija”, afirma Manisha Agrawal
“Creo que un niño de seis años debe realizar un mínimo de tareas escolares en casa. Así, los padres pueden hacerse una idea de su desempeño. Pero no deben ser tareas de tipo proyecto o investigación que exijan la participación de los padres. Deben requerir menos tiempo”.
“En ocasiones, podemos pasarnos tres horas investigando para las tareas escolares de mi hija.
Sin embargo, me preocuparía que el colegio implementara una política contraria a las tareas para hacer en casa. En lugar de ello, podría sustituir esas tareas por evaluaciones que permitieran obtener una idea real del desempeño de los niños”.
“Las tareas para hacer en casa deben ser obligatorias”, afirma Smriti Kaul
“Las tareas para hacer en casa son una parte fundamental de la educación. Deben ser obligatorias. Mi hijo apenas tiene tareas para hacer en casa”.
“Son una parte muy importante de cualquier currículo, pues ayudan a los niños a repasar en casa el trabajo realizado en clase. También permiten a los padres saber lo que sus hijos aprenden en el colegio”.
“Las tareas tradicionales para hacer en casa deben cambiar y adoptar un enfoque más práctico y basado en proyectos, con más trabajo de investigación. Al realizarlas, los niños aprenden cosas mucho más complejas y su conocimiento se amplía”.
“No defendería una política contraria a las tareas para hacer en casa porque estas me permiten tener una idea del desempeño académico de mi hijo. Y lo que es más importante, también lo ayudan a practicar y a mantener el contacto con el currículo de clase”.
“Con las tareas para hacer en casa, los niños pueden desarrollar hábitos de estudio y aprendizaje”, afirma Shilpi Jain
“Creo que las tareas para hacer en casa de mi hijo son adecuadas. Mejoran el aprendizaje y ayudan a repasar, y permiten la participación de los padres. Son un elemento más del desarrollo general de los niños.
Las tareas para hacer en casa con carácter regular inculcan el hábito del repaso y la retención. Con las tareas para hacer en casa, los niños pueden desarrollar hábitos de estudio y aprendizaje”.
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