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Los alumnos toman las riendas de su aprendizaje

Varios docentes del IB han hablado con la revista IB World sobre cómo animan a los alumnos a dirigir su aprendizaje.

Alerta, docentes: los alumnos quieren ocupar sus puestos. Pero esto es precisamente lo que muchos educadores están promoviendo para conseguir que los alumnos dirijan su aprendizaje de formas divertidas e interesantes.

Los maestros del Programa de la Escuela Primaria (PEP) están apartándose de la enseñanza tradicional para aprender de sus alumnos, y darles voz y voto en cuanto a qué y cómo quieren aprender, según han explicado a la revista IB World.

“Los alumnos del PEP asisten a sesiones de capacitación docente y nos dicen qué temas quieren indagar”: Tracey Hughes y Nicole Lewis, del Auckland Normal Intermediate School (ANI), de Nueva Zelanda.

“Tenemos seis equipos de docentes en el ANI. Cada equipo dedica dos días por trimestre a planificar la siguiente unidad de indagación y los alumnos asisten a estas sesiones. Se hacen cargo por completo de la dirección de su aprendizaje”.

“Las ideas de los alumnos en cuanto a los estímulos y los temas que quieren indagar pueden diferir considerablemente de las de sus maestros. Pero este enfoque y esta colaboración nos permiten impartir clases interesantes y motivadoras, que resultan pertinentes y significativas”.

Los maestros pueden suscitar y estimular el aprendizaje a través de cuestiones globales, nacionales y locales que tienen repercusión en las vidas de los alumnos. Por ejemplo, en el marco de la unidad “Quiénes somos”, los alumnos están trabajando con una persona sin hogar local para restablecer su relación con su familia. En la unidad “Cómo funciona el mundo”, están creando y construyendo muebles de uso exterior para sus actividades tras explorar las propiedades de los diferentes materiales.

“El interés de los alumnos ha aumentado y ahora abordan el proceso de indagación con entusiasmo y una actitud proactiva. También hemos observado una mejora en los niveles de logro curriculares. En muchos casos, los alumnos cumplen y superan el nivel curricular exigido en todas las áreas”.
“Contamos con un extenso grupo de 360 alumnos cada año, así que queremos asegurarnos de que todos ellos puedan opinar y que los maestros planteen áreas de interés para todos. Los maestros también aprenden e indagan durante su trayectoria con los alumnos. A través de la colaboración y las alianzas, maestros y alumnos indagan juntos para convertirse en personas informadas e instruidas y adoptar una actitud de aprendizaje durante toda su vida”.

“La ‘indagación abierta’ elimina las barreras entre clases y fomenta el juego y el aprendizaje iniciados por los alumnos”: Amber Taylor, maestra del PEP en el AAS Moscow (Rusia).

“El año pasado fijamos un nuevo objetivo: encontrar nuevos sistemas que nos permitieran ampliar las oportunidades de participación de los alumnos”.

“Nos hemos replanteado la separación de nuestros tres espacios de clase y hemos empezado a considerarlos y desarrollarlos como un único entorno de aprendizaje en el que todos los alumnos puedan fluir e interactuar con todos los educadores y las oportunidades que ofrece cada espacio. Es un taller de creatividad”.

“Ahora dedicamos una hora y media al día a la ‘indagación abierta’, que permite a los alumnos tomar las riendas de su aprendizaje”.

“Todos los días, antes de la indagación abierta, cada clase discute rápidamente en grupo sobre el aprendizaje del día anterior. Identificamos los diferentes espacios para que los alumnos los vean y los visiten libremente”.

“Se pasan más de una hora yendo de un espacio a otro. Los educadores empiezan a asumir funciones muy flexibles, según las indagaciones en las que participen los alumnos. Por ejemplo, pueden ayudar al grupo a centrarse en la investigación de un interés, o sentarse a observar y documentar las ideas de los niños. Los recursos se combinan y se comparten”.

Cuando finaliza el período de indagación abierta, dejamos lo que estamos haciendo, sin ordenar nada, y nos dirigimos a la alfombra más cercana para compartir un “momento de reflexión”. Los educadores preguntan: “¿Qué han pensado hoy?”. Después de reflexionar y decidir las ideas para el juego del día siguiente, lo ordenamos todo.  

“Cada semana salimos al bosque todos juntos. Este último mes de colegio, dividimos a los alumnos en cuatro grupos según sus intereses durante las salidas al bosque. Teníamos constructores (los que siempre construyen fuertes con ramas), exploradores (los que quieren ir más allá y se preguntan qué habrá detrás de la colina), científicos (los que siempre están buscando gusanos y babosas) y artistas (los que están enamorados de la estética del lugar y optan por el pastel y el papel). Cada grupo dedicó una semana de indagación abierta en el bosque a construir en equipo, explorar los límites más lejanos del parque, atrapar insectos y triturar materiales naturales para hacer pintura”.

“Desde que pusimos en marcha la indagación abierta, otros cursos del AAS Moscow están empezando a desarrollar sus propias versiones, así como a buscar formas de eliminar las barreras de las clases y ofrecer más oportunidades de participación a los alumnos”.

“Los ‘jueves creativos’, los alumnos asumen el control total sobre qué y cómo aprenden, lo cual fomenta una cultura de iniciativa y acción”, señala Taryn Bond-Clegg, maestra del PEP, quien trabajó anteriormente en el American International School of Kuwait y ahora enseña en el International School Ho Chi Minh City (Vietnam).

El año pasado viví una experiencia de audacia personal basada en mi filosofía educativa y mi comprensión del PEP, cuando traté de desarrollar en mis alumnos la capacidad de actuar con autonomía.

“Probé con muchos enfoques diferentes. Por ejemplo, los alumnos ayudaban a preparar el aula al comienzo del curso académico y elegían una disposición que favoreciera su aprendizaje”.
“Los alumnos pensaban que el hecho de poder participar en decisiones que normalmente toman los maestros los ayudaba a sentir que tenían voz. Concretamente, señalaban la pizarra de la clase, donde podían identificar problemas, ideas y preguntas. Explicaban cómo la rutina que seguíamos cada mañana (repasar los puntos de la pizarra, resolver los problemas entre todos, poner en común ideas y responder preguntas) los ayudaba a experimentar un mayor control sobre sus vidas”.

“Los alumnos también planificaban su día en torno a las unidades. Sin embargo, los ‘jueves creativos’ tenían la última palabra en cuanto a qué, cuándo, cómo y dónde se aprendía. Esos días podían dedicarse por entero a sus intereses y pasiones, y dar rienda suelta a su curiosidad”.

“Como docente, puedo decir con franqueza que este enfoque educativo era mucho más humano. Tenía la sensación de que los niños de mi clase no eran solo alumnos, sino también personas. Eso me permitía crear relaciones auténticas y significativas con ellos y contribuir a su vida real, además de la escolar”.

Los alumnos podían ser ellos mismos y expresar sus ideas, lo cual les permitió comunicarse entre sí y entablar amistades que tal vez no se habrían desarrollado en otros entornos de aprendizaje.

“En lugar de una cultura del permiso, había una cultura de iniciativa y acción. Si los alumnos sentían curiosidad, seguían los pasos necesarios para aprender. Si veían un problema, seguían los pasos necesarios para resolverlo”.

“También observé una mejora en la comprensión social y emocional de mis alumnos, tanto de sí mismos como de los demás. Desarrollaron su capacidad de resolver conflictos personales e interpersonales de forma independiente y productiva. Así que al detenerme y observar el año completo, puedo decir con franqueza que los mayores cambios que he visto en los alumnos han sido el desarrollo de los atributos del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB, las actitudes del PEP y las habilidades de los enfoques de la enseñanza y el aprendizaje”.

¿Cómo anima a sus alumnos a dirigir su aprendizaje? Escriba a editor@ibo.org.

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