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Mi experiencia con TdC

El alumno del PD Sea Yun Joung le ha contado a la revista IB World cómo el curso de TdC confiere un carácter único a la educación del IB y lo beneficia a la hora de mantener una actitud de aprendizaje durante toda la vida

“Implícito”, “inquisitivo” y “estimulante” son solo algunas de las palabras que Sea Yun Joung, un alumno del Programa del Diploma (PD) del Taejeon Christian International School (TCIS) de Corea, utiliza para describir el curso de Teoría del Conocimiento (TdC).

¿Qué es TdC?

TdC es un elemento fundamental del PD. Ofrece a los alumnos la oportunidad de reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento y sobre cómo conocemos lo que afirmamos saber. Su objetivo es que los alumnos tomen conciencia de la naturaleza interpretativa del conocimiento, lo que incluye los sesgos ideológicos personales.

En las clases de TdC se realizan muchas actividades de discusión y pensamiento crítico, y el curso se evalúa a través de una presentación oral y un ensayo de 1.600 palabras. Para Sea Yun, este curso es lo que confiere un carácter único al PD.

Afirma: “El pensamiento a corto plazo y las calificaciones tienen una fuerte presencia en gran parte de nuestra educación. Tanto es así que, con frecuencia, las habilidades que nos ayudan a largo plazo pasan prácticamente desapercibidas en el currículo”.

“La filosofía del IB destaca en TdC porque es un curso que desarrolla nuestras habilidades de pensamiento crítico y creativo de una manera que jamás podría lograrse mediante el aprendizaje basado en la memorización. Los contenidos de TdC están integrados en el resto de mis asignaturas, ya que la pregunta fundamental (aunque típica) de ‘¿Cómo sabemos?’ resulta pertinente en todas ellas”.

Y añade: “No es simplemente un curso para aprender a pensar o desarrollar habilidades; es un curso interdisciplinario que nos enseña las bases y los supuestos de los demás cursos. Las calificaciones y los intereses a corto plazo a menudo desplazan el pensamiento crítico y coherente a largo plazo en muchos sistemas educativos de todo el mundo. TdC sirve, en muchos sentidos, para contrarrestar este desplazamiento”.

Fomenta el diálogo intercultural

Para Sea Yun, estudiar el PD fue una continuación natural de su educación, pues ya había cursado el Programa de la Escuela Primaria (PEP) y el Programa de los Años Intermedios (PAI). Sin embargo, quedó particularmente impresionado con la forma en que el PD fomentaba el pensamiento crítico y el hincapié que se hacía en los valores.

Afirma: “El IB en general está muy centrado en los valores. El perfil de la comunidad de aprendizaje del IB está en la base de todo lo que aprendemos en el colegio. Por eso creo que el PD es un programa que impulsa mi potencial académico a un nivel muy alto y, además, consigue que no estudie sin pensar. El IB sigue motivándome para estudiar, gracias a los valores sobre los que se apoya”.

Sea Yun ya había adquirido habilidades de pensamiento crítico y creativo en su experiencia previa en el IB, pero el diálogo intercultural es, según dice, la habilidad más importante que desarrolló en TdC. “Aunque TdC seguía animándome a pensar de manera lógica y coherente, mi verdadero desarrollo se producía cuando discutía cuestiones de TdC con mis compañeros de clase. Al contar con experiencias de diferentes culturas, a menudo mis compañeros mantenían una postura completamente diferente sobre una cuestión o asunto”.

“TdC me ha enseñado a reconocer mis propios sesgos, y a pensar en ellos de forma crítica. Pero esto no necesariamente implica que haya cambiado mis opiniones; sencillamente, TdC ha hecho (y sin duda seguirá haciendo) que cuestione las bases de mis propias creencias, especialmente cuando hablo con personas de diferentes culturas y con diferentes supuestos”.

Transformación de la cultura escolar

Cuando Sea Yun y su clase hablaron de los posibles fallos del sistema educativo en su conjunto, se produjo una verdadera revelación.

“Ken Robinson hablaba del parecido de nuestro sistema educativo con una fábrica. El hecho de que demos por sentado que el rasgo más común entre grupos de alumnos sea su edad, y se organice a los alumnos por años escolares, por ejemplo, muestra una de las similitudes entre nuestro sistema educativo y una fábrica”.

Sea Yun aboga por una cultura de TdC en la que todos los alumnos de un colegio tengan una mentalidad internacional, adopten una actitud de aprendizaje durante toda la vida y desarrollen unas habilidades de pensamiento sólidas. “Mi profesor de TdC y yo hemos hablado de la posibilidad de que los alumnos de segundo año del PD colaboren en la enseñanza de algunas clases de TdC de primer año, por ejemplo. Así se conseguiría que TdC dejara de ser una clase impartida por un profesor y se convirtiera en una clase de diálogo y discurso intercultural dirigida por los alumnos. Espero que esto propicie un cambio en la cultura de nuestro colegio en general, donde haya una mayor presencia de TdC”.

Cuando finalice el colegio, Sea Yun espera seguir promoviendo la mentalidad de TdC. “Me considero una persona contemplativa”, afirma. “En esta era rápida y digital, espero llegar a ser capaz de animar a las personas a bajar las revoluciones y, de vez en cuando, pensar. Tengo la aspiración de ayudar a los demás a conocer su propia mente y su propio espíritu”.


¿Cuáles son sus experiencias con TdC? Queremos conocer las historias de alumnos y educadores. Escriba a editor@ibo.org.