Sarah Son, miembro de la comunidad de padres del Kyoto International School (KIS), contrasta su experiencia de aprendizaje de matemáticas con la forma en que ahora se anima a sus hijos a asumir la responsabilidad de su aprendizaje en el Programa de la Escuela Primaria (PEP).
Contribución de Sarah Son
Poco a poco, veo cambios en mis hijos. Mi hija incluso llegó a decirme que le gustan las matemáticas. ¿Qué está pasando?
Hace aproximadamente 37 años, empecé a aprender matemáticas de una forma muy tradicional. Al igual que otras asignaturas, en aquel entonces las matemáticas se enseñaban mediante innumerables repeticiones y ejercicios. El objetivo no era pensar en estrategias para resolver problemas. Principalmente, había que memorizar reglas para resolver ecuaciones matemáticas.
En Corea, las matemáticas tienen mucho peso a la hora de decidir si los alumnos pueden acceder a una universidad de prestigio. Esta “carta de presentación” es tan importante que, con frecuencia, los alumnos estudian en academias privadas hasta la una de la madrugada. Una vez vi un documental de la BBC sobre cómo los alumnos de secundaria estudian para la prueba SAT y cómo se ve el proceso desde fuera. Hoy en día, muchos alumnos simplemente abandonan las matemáticas. Muchos profesores de matemáticas se oponen abiertamente a la burocracia administrativa. Sostienen que las matemáticas han rebasado los límites del sentido común, y que por eso los alumnos las odian.
Como madre, no quiero que mis hijos odien las matemáticas, sobre todo porque ni yo misma disfruté estudiándolas. Sin embargo, poco a poco, veo cambios en mis hijos. Mi hija incluso llegó a decirme que le gustan las matemáticas. ¿Qué está pasando? Me pregunté cómo a alguien podrían gustarle las matemáticas. Todos esos ejercicios y repeticiones, y la memorización de todas las reglas me apartaron de las matemáticas, pero ahora mis hijos dicen que les gustan. ¿En qué se diferencian las matemáticas de mi época y las de hoy en día?
Pueden asumir la responsabilidad de su aprendizaje, lo cual es muy importante para que este dure para siempre.
Después de dos talleres impartidos por el coordinador del PEP del Kyoto International School, me di cuenta de que las matemáticas pueden ser divertidas y de que pueden estar orientadas al pensamiento. De hecho, los alumnos pueden proponer sus propias estrategias y tomar las riendas de su aprendizaje. Existen razones por las que nos hemos quedado anclados en el modelo tradicional de enseñanza de las matemáticas. Incluso podemos encontrar aspectos positivos en dicho modelo. Pero en realidad prefiero esta nueva manera de estudiar matemáticas, porque permite a los alumnos pensar sobre lo que aprenden. Pueden asumir la responsabilidad de su aprendizaje, lo cual es muy importante para que este dure para siempre. El aprendizaje no debe limitarse a la etapa escolar. Debe ser parte de la vida. Al aprender estrategias para solucionar problemas, nuestros hijos pueden desarrollar herramientas y tener más confianza en sus vidas.
Como madre —y durante un tiempo educadora—, me parece fascinante ver que los niños disfrutan con las matemáticas.
Cuando me invitaron a asistir como observadora a una clase de matemáticas, el plan de clase estaba diseñado para captar el interés de los alumnos en lo que estaban aprendiendo. Para ello jugaron a los dados, una herramienta de matemáticas que, además de ser amena, no intimida a los alumnos. Se planteó a los alumnos una sola pregunta y se les pidió que propusieran todas las maneras posibles de resolverla. Cuando los alumnos trabajaron de forma individual, observé que resolvían las preguntas de maneras muy interesantes. Los docentes hicieron comentarios —un elemento fundamental para el aprendizaje— y después todos los alumnos hablaron sobre sus estrategias, lo que les permitió afianzar lo que habían aprendido.
Como madre —y durante un tiempo educadora—, me parece fascinante ver que los niños disfrutan con las matemáticas. Sin embargo, no debemos pasar por alto las diferencias culturales. En muchos países, los sistemas educativos son muy competitivos y algunos alumnos pueden tener acceso a oportunidades que otros no tienen. Puede haber muchos niveles diferentes en una misma clase. Los docentes deben ser cuidadosos y estar preparados para enseñar en diferentes niveles, así como garantizar que todos los alumnos comprenden y asumen la responsabilidad de su aprendizaje en matemáticas.
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