Contribución de Maryam Al-Ammari
Me llena de orgullo que el Maharat Sewing Project se haya convertido en una comunidad de mujeres que comparten su pasión por la costura y la mejora personal. Estas son sus cifras:
Cuatro años en funcionamiento, desde su puesta en marcha en 2014
Más de 200 mujeres han participado en el proyecto
Tres instructoras de costura diferentes
Nueve máquinas de coser
Una increíble cantidad de tela
El Maharat ha proporcionado los recursos necesarios para que las mujeres adquieran habilidades prácticas como la costura, el ganchillo y el punto. De hecho, varias de estas mujeres han creado pequeñas empresas propias. Más recientemente, una fábrica textil local se dirigió al centro de costura para ofrecer capacitación y empleo a algunas de las mujeres participantes en el Maharat. Nada me complace más que el reconocimiento de las mujeres que acuden cada día a mejorar sus habilidades de costura y ver a sus amigas. El conservadurismo de la sociedad árabe puede suponer un aislamiento para las mujeres, especialmente si sus interacciones con otras personas se limitan al ámbito doméstico. El Maharat está considerado un espacio de encuentro seguro para las mujeres de la comunidad de Dhlail y ha permitido que se forjen amistades entre mujeres que, de otro modo, no habrían tenido la oportunidad de conocerse. El propio proyecto es producto de la amistad y la comunicación, en especial de las que se establecieron durante mi etapa como alumna del IB. Por eso, me gustaría celebrar las amistades que me han permitido emprenderlo y ampliarlo.
Mi hermana menor Alya también es graduada del IB y cofundadora del proyecto. Me gustaría decir que nuestra amistad se remonta al momento de su nacimiento, pero la primera vez que la tomé en brazos, lloró hasta que mi madre la tomó de nuevo. Sin embargo, los últimos 19 años nos han permitido estrechar nuestros lazos como hermanas y amigas. Valoro mucho tenerla en el equipo y nos hemos apoyado mutuamente durante la preparación, la puesta en marcha y la gestión del Maharat. Alya se encarga del sitio web, los medios sociales y la recaudación de fondos del Maharat, mientras que yo me dedico a la parte más creativa y orientada a la costura del proyecto. Confié a Alya la supervisión del progreso del Maharat cuando empecé la universidad y me fui de casa. El Maharat no habría crecido del modo que lo ha hecho sin la dedicación de Alya.
También hay una educadora del IB cuya amistad me gustaría mencionar. Jaime Fontenot fue mi profesora de Historia NS del IB y asesora del Modelo de las Naciones Unidas. Apoyó mi educación proporcionándome la estructura y flexibilidad necesarias para emprender un proyecto como el Maharat, y enseñándome al mismo tiempo todo el material que necesitaba para obtener buenos resultados en las evaluaciones del IB. Jamie sigue alentándome incluso ahora que estoy en la universidad, y es una educadora cuyo compromiso me ha llevado al éxito académico y personal.
En lo que respecta a la puesta en marcha del Maharat, mi amistad con Jacki Scott fue decisiva. Jacki es cofundadora de Hands on Hope, una ONG con sede en Jordania que presta importantes servicios a las comunidades más desfavorecidas del país. Conocí a Jacki a través de otra educadora inspiradora, Lisa Martin, y fue el asesoramiento de Jacki lo que nos convenció para elegir Dhlail como ubicación del proyecto. Jacki escuchó mis ideas generales sobre el centro de costura que quería crear y en lugar de decirme que el proyecto era demasiado ambicioso para mi edad, hizo lo que pudo para asesorarme sobre cómo hacerlo bien. Asumió un riesgo al invertir su tiempo en mí y no puedo estarle más agradecida.
El IB desarrolló mis habilidades como comunicadora, un atributo que me gustaría que desarrollaran las mujeres del Maharat. Mi capacidad para expresar mis ideas, aspiraciones y problemas me ha permitido forjar amistades que me han aportado mucho. Las amistades que he mencionado en esta publicación de blog son solo algunos ejemplos, pero es importante demostrar gratitud a aquellos que forjan nuestro carácter: nuestros amigos.