Contribución de Paula Wilcock
Los primeros exámenes oficiales del Programa del Diploma (PD) se celebraron en 1971 y solo participaron 29 alumnos. El tiempo ha pasado y hoy más de 200.000 alumnos realizarán una evaluación del IB solo este año. Hemos pedido a Paula Wilcock, directora en jefe de evaluación, que nos cuente cómo ella y su equipo se aseguran de que las evaluaciones representen una experiencia significativa para los alumnos del IB.
Nuestros modelos de evaluación para el PD, el Programa de Orientación Profesional (POP) y el Programa de los Años Intermedios (PAI) combinan los trabajos de clase con exámenes sumativos para que los alumnos puedan demostrar cómo aplican sus conocimientos, y dónde y cómo utilizan su criterio. Y a través del aprendizaje-servicio, los alumnos tienen más oportunidades de visibilizar sus habilidades.
Nos aseguramos de que nuestro enfoque de evaluación sea verdaderamente internacional, para lo cual colaboramos con autores y examinadores de todo el mundo. De esta manera, nuestras evaluaciones tienen una perspectiva global y se someten a los mismos estándares. Asimismo, las universidades y las empresas saben que sea cual sea el lugar del mundo en el que un alumno haya obtenido su diploma o certificado, este habrá desarrollado y demostrado los mismos atributos y habilidades.
No obstante, debemos seguir avanzando. En pleno auge de la cuarta revolución industrial, nuestras evaluaciones deben preparar a los alumnos para este cambio. Sus carreras comenzarán en una economía cambiante, así que nos vemos obligados a cuestionarnos continuamente por qué y qué evaluamos. ¿Cómo podemos ofrecer una educación que prepare a los alumnos para seguir trayectorias no tradicionales con evaluaciones que midan aquello que es pertinente e importante?
Al aprovechar los avances tecnológicos, podemos seguir ofreciendo oportunidades para desarrollar evaluaciones formativas, interactivas, auténticas y adaptadas al momento en el aula, con comentarios en tiempo real y aprendizaje flexible, y podremos entender y compartir la experiencia de aprendizaje personal de un alumno a lo largo del programa.
En una época en la que la respuesta a cualquier pregunta está disponible con solo pulsar un botón y hay contenido gratuito a nuestro alcance, veo el momento en el que los exámenes se hagan con el libro abierto y sea aceptable usar Internet como parte de la respuesta a una tarea de examen. Nuestro desafío será comprender cómo se utilizará y se aplicará ese contenido, para así saber lo que debemos evaluar.
Y otro desafío mayor para nosotros será poder compartir y acceder al contenido de los exámenes también a través de un botón. Si nos aseguramos de que la educación del IB sea algo más que conseguir la puntuación más alta en una única evaluación sumativa, podremos reducir la carga de trabajo de los alumnos, la cual puede incitarlos a cometer acciones fraudulentas.
El privilegio de entrar en una clase del IB nos permite ver aprendizaje, indagación, pensamiento crítico, resolución de problemas, debates, trabajos en grupo, y un profesor como facilitador de todo ese aprendizaje. Nuestro trabajo es brindar la oportunidad de demostrar esa experiencia de aprendizaje personal.
Acerca de Paula: En su época universitaria, viajó del Reino Unido a Zimbabue para trabajar en un programa de segundo ciclo de secundaria de nueva creación que ofrecía los A-levels a los alumnos de 16 a 18 años de una aldea rural. Fue la experiencia de ver el poder que tenía la educación para ampliar oportunidades lo que la inspiró para ser educadora. Y ese es el principio fundamental que sigue guiando a Paula en la división de evaluación del IB.