Top Nav Breadcrumb - Spanish0

¿Cómo evolucionar si la educación y el sistema cambian lentamente?

Contribución de Paul Campbell

No cabe duda de que la educación está avanzando hacia un punto donde lo que se enseña y se evalúa también se relaciona con lo que es pertinente. Pero aquí nos encontramos con una paradoja inherente, sobre todo en el sector público, donde la educación también es una profesión tradicional en un sistema que cambia lentamente. Aproximadamente cada año puede surgir una nueva solución, pero los docentes rara vez disponen del tiempo o los recursos que necesitan para ponerla en marcha antes de la llegada de la siguiente.

Con el tiempo es fácil comprender por qué existe una resistencia deliberada a comprometerse con la última reforma. Los verdaderos cambios, entre ellos el impacto de los programas del IB, exigen tiempo y compromiso de docentes, alumnos, colegios, comunidades y gobiernos.

Durante mi trayectoria de 30 años en el IB, siempre he creído y observado que la educación del IB proporciona herramientas que ayudan a los jóvenes a ser ciudadanos comprometidos, compasivos y críticos en un mundo complejo. Cambiamos el mundo alumno por alumno, colegio por colegio y comunidad por comunidad.

Una parte importante del trabajo de mi equipo es facilitar el acceso al IB en los colegios, tratando de eliminar las barreras que afrontan algunos de ellos. Nuestro trabajo se centra en los costos, la complejidad y la competencia.

Mientras el IB exija un compromiso económico, algunos colegios quedarán excluidos. Pero a la larga, habrá maneras de ofrecer nuestros recursos y programas de manera económica. Actualmente, el IB no es económico porque es voluntario. Y la mayoría de los colegios deciden impartir un programa del IB porque creen que con eso serán mejores colegios. Por eso trabajamos con colegios en diferentes situaciones para intentar reducir los costos y lograr que el IB sea más accesible.

Nuestros programas son eficaces, pero el proceso de autorización es muy complejo. Hemos de reconocer que los colegios no tienen que comenzar por el final y tal vez no impartan perfectamente el programa del IB desde el primer día. Cuando me incorporé al IB en 1988, solo existía un programa, el Programa del Diploma (PD), y había menos de 300 Colegios del Mundo del IB en todo el mundo. Ahora trabajamos con 5.000 colegios y ofrecemos cuatro programas para alumnos de 3 a 19 años. He tenido la suerte de desempeñar un pequeño papel en la puesta en marcha de cientos de programas del IB.

Estados Unidos y Canadá son los dos países con más Colegios del Mundo del IB y, por tanto, con mayor presencia del IB. Durante mucho tiempo, el IB no tuvo mucha competencia, pues prácticamente estaba solo. Pero ahora hay otros proveedores educativos que han creado un panorama mucho más competitivo. En este momento, el Programa de la Escuela Primaria (PEP) es el único programa que no tiene una competencia comparable. Por eso, mi equipo ayuda a los colegios interesados a comprender lo que ofrecemos y por qué sigue siendo una opción única, valiosa y pertinente.

Visitar nuestros colegios es siempre un gran acontecimiento. Veo docentes entusiasmados con la enseñanza, alumnos entusiasmados con el aprendizaje, padres entusiasmados (y, en ocasiones, exasperados) con las nuevas preguntas que plantean sus hijos, y graduados entusiasmados cuando se dan cuenta de lo bien preparados que están para la educación y la vida.

Ofrecemos un currículo, una evaluación y un desarrollo profesional para nuestros educadores de la máxima calidad. Pero el IB es mucho más que la suma de estos servicios y más que una organización. El IB es un movimiento. Los movimientos no se componen de productos, sino de personas. Las personas que forman parte de un movimiento tienen la necesidad inherente de reunirse, de comunicarse para reflexionar, aprender, inspirar, recibir inspiración y celebrar. Por eso, nuestras conferencias globales son tan especiales: reúnen a personas de muchos lugares y perspectivas diferentes, que reciben inspiración para mejorar sus propios programas del IB.

En Estados Unidos y Canadá, casi el 90 % de los Colegios del Mundo del IB son públicos. El número de colegios en América Latina también está aumentando, lo cual es una buena noticia, porque implica un incremento del número de alumnos que pueden acceder a la educación del IB con independencia de sus circunstancias personales. Pero los colegios privados —independientes, internacionales y provinciales— son igualmente importantes para nosotros, y a menudo son semilleros de incubación e innovación.

Cuatro países —Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia— aglutinan más del 70 % de los graduados del IB de todo el mundo. Otra responsabilidad importante de mi equipo es promover el reconocimiento de los programas del IB en las universidades de la región de las Américas. Nuestra labor se materializa a través de iniciativas como el contacto directo, conferencias, boletines informativos, investigaciones, actualizaciones sobre cambios en el currículo, ayuda para captar alumnos del IB y muchas otras. Por último, los mejores embajadores son los propios graduados del IB. Escucho una y otra vez del personal y el cuerpo docente de las instituciones de educación superior que lo que los convenció de los méritos del IB fue el trabajo con alumnos bien preparados para la universidad y comprometidos con sus comunidades.

Paul y sus compañeros en la Conferencia global del IB de Orlando en 2017


Paul Campbell ha trabajado en el IB durante los últimos 30 años. Actualmente desempeña el cargo de jefe de desarrollo y relaciones externas para la región de las Américas en Washington D. C. (Estados Unidos). Sobre sus 30 años en el IB, afirma: “Primero quise un trabajo, luego el trabajo se convirtió en mi profesión, esa profesión se convirtió en una misión, y esa misión se convirtió en legado. He sido una persona increíblemente afortunada”.