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Cómo desarrollar la mentalidad internacional


Compartimos con orgullo las historias de nuestra filosofía en el año de nuestro 50.o aniversario


“La eficacia de un colegio requiere el desarrollo de la mentalidad internacional”

Óscar Leyva es director de la UPAEP Huamantla (México) y miembro de la Red de educadores del IB (IBEN). Su mayor satisfacción es poder interactuar con alumnos y docentes cada día, y compartir con ellos su firme convicción de que es posible cambiar el mundo a través de la educación.

Cuando la información sobre todos los temas explorados por la humanidad hasta la fecha se encuentra disponible en la nube y a la mano de los alumnos, debemos preguntarnos acerca del papel de los colegios y los docentes, y de la pertinencia y eficacia de estos. Cualquiera que crea que los colegios y los docentes sobrevivirán a la próxima década limitándose a repetir las fórmulas que funcionaban hace 20 años tendrá que replantearse su posición. No basta con organizar ferias internacionales repletas de banderas y platos típicos, o con promover el aprendizaje de varias lenguas, ni tampoco con apreciar diferentes estilos de música y vestimenta. En cierto modo, todo eso forma parte de la periferia del verdadero desarrollo de la mentalidad internacional, que tiene mucho más que ver con la capacidad de escuchar para aprender, hablar y reconocer los rasgos que nos unen como seres humanos, incluidas las diferencias.

A continuación encontrará cinco aspectos clave que considero indispensables para desarrollar la mentalidad internacional. Si sus profesores exploran estos aspectos en clase (o fuera de ella), significa que está en el colegio adecuado.

1. Conocerse a uno mismo

La exploración del mundo comienza con la exploración de uno mismo como punto de partida. Según un proverbio chino, si queremos cambiar el mundo, antes debemos dar tres vueltas por nuestra casa. Si queremos saberlo todo sobre el mundo, debemos comenzar por lo más cercano a nosotros: nuestra historia, nuestra tradición y nuestros valores propios. Hemos de apreciar todos los elementos que constituyen nuestra identidad, nuestra lengua, nuestra familia, nuestras costumbres, etc. Solo podremos apreciar objetivamente las diferencias cuando hayamos establecido nuestro punto de referencia. No podremos comprender a los demás hasta que comprendamos quiénes somos.

2. Desarrollar la empatía

Nuestra capacidad de imaginar es prácticamente ilimitada, pero eso no significa que podamos adoptar todas las perspectivas al mismo tiempo sin la ayuda de otras personas. Debemos aprender a escuchar a los demás y ver las cosas desde su perspectiva. Hemos de recordar que las discusiones son para aprender y que cuanto más desarrollemos la capacidad de ponernos en la piel de los demás, mejor podremos comprender las razones que hay detrás de sus acciones.

“Los seres humanos no somos tan buenos como deberíamos en nuestra capacidad de empatizar con los sentimientos y pensamientos de los demás. Así que tal vez parte de nuestra educación formal debería ser entrenar la empatía. Imagine lo diferente que sería el mundo si, de hecho, se estudiara lectura, escritura, aritmética y empatía”. —Neil deGrasse Tyson

3. Promover la humildad intelectual

Los errores son tan naturales para los seres humanos como el miedo a cometerlos. Menuda paradoja. Nadie es inmune a los errores, así que debemos afrontar esta idea. La mejor manera de hacerlo es admitir siempre la posibilidad de estar equivocados. Una vez que aceptamos esta posibilidad, esos pequeños tropiezos duelen menos. Con esto no quiero decir que debamos renunciar a nuestras razones, pero sí a la necesidad de tener siempre la razón, como si fuéramos infalibles. Este es mi consejo: prepárese para estar equivocado del mismo modo que se prepara para tener la razón. Investigue, consulte, compare, reflexione y ponga en práctica sus afirmaciones siempre. Esta es la mejor manera de aumentar las probabilidades de estar en lo cierto. Pero incluso cuando todo parezca estar de su lado, prepárese siempre para estar equivocado.

4. Aprender lenguas

Esto es lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de la mentalidad internacional, pero no es lo único. No obstante, sí es un factor importante. Quienes aprenden varias lenguas no tardan en percatarse del vínculo inseparable que hay entre la lengua y el pensamiento. Es cierto que aprender otras lenguas nos da una visión más completa de la realidad, nos ayuda a pensar de diferentes maneras y ofrece soluciones basadas en diferentes perspectivas para el mismo problema. Y por si eso fuera poco, nos viene de maravilla cuando nos vamos de vacaciones.

5. No temer a los conflictos y aprender a negociar

Los conflictos forman parte de la vida. Debemos aceptarlo. No debemos huir de ellos, sino aprender a afrontarlos sin reservas. Sin embargo, debemos hacerlo de maneras respetuosas con todos los seres humanos: las relaciones humanas no son juegos de suma cero, en los que una de las partes lo pierde todo y la otra gana. En realidad, todas las negociaciones moderadamente inteligentes parten de la premisa de que nadie conseguirá todo lo que desea, ni perderá todo lo que tiene. No es un proceso fácil, pero eso es exactamente lo que significa negociar.

El colegio no es el único lugar donde podemos adquirir estas habilidades, pero ofrece la oportunidad perfecta para aprender en un entorno seguro y controlado. Hoy en día, el éxito personal y profesional entraña necesariamente estas habilidades, y solo aquellos que demuestren la capacidad de dominar algunas o todas ellas destacarán como ciudadanos competentes, preparados para afrontar los desafíos del siglo XXI.


La UPAEP publicó originalmente una versión más extensa de este artículo en su revista Experiencia.

Como parte de la Red de educadores del IB, Óscar se ha desempeñado como revisor de solicitudes, traductor, responsable de delegaciones visitantes, capacitador docente y responsable de taller del IB.