Durante toda su carrera profesional, Maysa Jalbout ha reivindicado un mayor y mejor apoyo para la educación, los jóvenes y los refugiados. Lo ha hecho a través del sector de las organizaciones sin fines de lucro, con la ayuda del gobierno y durante más de una década en la filantropía.
Actualmente es miembro del Consejo de Fundación del IB y directora general de la Abdulla Al Ghurair Foundation for Education en los Emiratos Árabes Unidos. La fundación es una de las iniciativas educativas filantrópicas de financiación privada más grandes del mundo árabe, y se dedica a enseñar a los jóvenes árabes los conocimientos y habilidades que necesitan para convertirse en los futuros líderes de la región.
También es investigadora no residente en el Center for Universal Education de la Brookings Institution de Washington D. C. (EE. UU.), donde ha escrito sobre el futuro laboral en la región de Oriente Medio y África del Norte, la tecnología en la educación y el impacto de los conflictos en la educación de los niños.
En el marco de las celebraciones de nuestro 50.o aniversario, le hemos preguntado sobre el impacto del IB y sobre cómo la inspiró su propia educación.
En un mundo cada vez más complejo como el actual, ¿qué papel desempeña el IB y cuál es su impacto?
El mayor impacto del IB es su capacidad de inculcar a los niños una mentalidad abierta, curiosa y solidaria. En los Colegios del Mundo del IB, los niños aprenden desde muy pequeños a interactuar con el mundo que los rodea, a formular las preguntas adecuadas, a desarrollar valores solidarios y a tener en cuenta las perspectivas de los demás.
El impacto del IB, que es uno de los pilares de su misión, no consiste en llenar de conocimientos las mentes de los alumnos ni prepararlos para desempeñar un trabajo, sino en formar una generación de jóvenes innovadores, capaces de solucionar problemas y de actuar como ciudadanos globales responsables. Por eso la declaración de principios del IB adquiere ahora más relevancia que nunca.
El mundo actual ya es una realidad compleja, pero nuestros alumnos tendrán que hacer frente a una complejidad aún mayor en el futuro. Prácticamente todos los aspectos de sus vidas serán territorios inexplorados, desde el entorno laboral hasta el medio ambiente. Las nuevas tecnologías desafiarán nuestros fundamentos más valiosos: nuestros valores, principios éticos y relaciones.
Espero que después de haber recibido la educación del IB, nuestros alumnos sean más capaces de afrontar los cambios rápidos que sobrevendrán, y de tomar buenas decisiones en beneficio de sí mismos y de nuestro mundo.
¿Cómo puede la educación mejorar la manera en que el mundo afronta cuestiones globales como la crisis de los refugiados?
La crisis de los refugiados es uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo.
Actualmente, el número de refugiados ronda los 22,5 millones, a los que se suman otros 40 millones de desplazados en sus propios países. En ningún otro momento de la historia se ha llegado a unas cifras tan elevadas. La escala y magnitud de este desafío nos afecta a todos.
Desentenderse del sufrimiento de los refugiados no hará que los problemas desaparezcan. Y levantando muros tampoco evitaremos tratar con ellos tarde o temprano.
La educación, sobre todo, cumple un papel fundamental a la hora de ayudar a los jóvenes a desarrollar su empatía, su curiosidad y sus habilidades de pensamiento crítico para explorar cuestiones como la crisis de los refugiados. Al conocer este problema a edades tempranas, los alumnos se familiarizan con conceptos importantes, desde el impacto de la guerra y la pobreza, hasta algunos de los ejemplos más conmovedores de la resiliencia humana.
En un momento en el que el mundo está dividido en tantas cuestiones fundamentales, incluida la crisis de los refugiados, es extremadamente urgente educar a nuestros alumnos de maneras que los preparen para buscar la verdad y también, con suerte, para encontrar soluciones nuevas y sustentables.
¿Hubo algún docente que le sirviera de inspiración durante sus años de formación?
He tenido muchos docentes excelentes, así que he sido afortunada en este sentido. Cada uno de ellos me ayudó a crecer y aprender en las diferentes etapas de mi trayectoria educativa formal. Uno de ellos fue Qaysar Hadad, el director de secundaria.
Hadad fundó y dirigió el Rawdah High School de Beirut, en el Líbano. Su enfoque de la enseñanza y el aprendizaje era muy estricto, pero estaba firmemente comprometido con la educación de calidad. Siempre me fascinó su compromiso con los alumnos. Nos conocía a todos por nuestro nombre y visitaba las clases con regularidad.
En retrospectiva, lo que me parece aún más significativo de su papel como líder era su capacidad de mantener cohesionado uno de los colegios más diversos de un país dividido en líneas sectarias, y el hecho de que casi nunca diera la espalda a un alumno que no pudiera pagar la totalidad de las tasas de matrícula. Siempre estaré agradecida por la influencia que tuvo en mí y en mi modo de concebir la buena educación y ciudadanía.
¿Cómo ha influido su experiencia educativa personal en la dirección que ha tomado su trabajo?
Durante mi infancia como refugiada, mis padres y abuelos me inculcaron la creencia de que la educación era algo más que aprender. Para nuestra familia, la educación era el único camino garantizado hacia un futuro más seguro. El primer recuerdo de mi madre en el colegio era en una tienda de campaña de las Naciones Unidas. Gracias al esfuerzo de mis padres, mi educación fue mucho más privilegiada. No me pasó inadvertida la suerte que tuve en comparación con la mayoría de los niños refugiados.
Ese privilegio tiene mucha relación con dónde estoy ahora. He dedicado la mayor parte de mi carrera profesional a ayudar a niños y jóvenes desfavorecidos de todo el mundo a acceder a una educación de calidad y a oportunidades que les garanticen una mejor calidad de vida.
Los jóvenes que conozco a través de mi trabajo, ya sean refugiados, los primeros de su familia en ir a la universidad o mujeres jóvenes que desafían los estereotipos con sus logros, son los que me motivan para renovar mi compromiso cada día.