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¿Es su colegio un entorno sustentable?

Alumnos del Skagerak International School (Noruega)

En el primer artículo de esta serie de dos partes, exploramos la importancia de los proyectos escolares sustentables para ayudar a proteger el medio ambiente y servir de inspiración para que la próxima generación actúe de forma positiva 

Nunca ha habido un momento más crítico para que los colegios estén a la vanguardia en cuestiones de protección ambiental. En octubre, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas emitió su advertencia más seria hasta la fecha sobre el impacto del calentamiento global. Alertó de que si las temperaturas aumentan por encima de 1,5 °C hasta llegar a 2 °C, los arrecifes de coral desaparecerán y una mayor parte de la población mundial sufrirá inundaciones y olas de calor.

Para evitar que esto suceda, el mundo deberá reducir considerablemente las emisiones de carbono durante los próximos 12 años. Aunque el IPCC declaró que los gobiernos deben aplicar medidas urgentes, también mencionó la influencia que cada persona puede ejercer de manera individual. “No hablamos de ciencias remotas, sino del lugar donde vivimos y trabajamos”, afirmó Debra Roberts, miembro del IPCC.

También vemos la devastación que la contaminación causada por el plástico está provocando en el planeta. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada año se vierten más de 8 millones de toneladas de plástico en los océanos, lo que equivaldría a vaciar un camión de basura cargado de plástico cada minuto.

Muchos Colegios del Mundo del IB ya están trabajando sobre estas cuestiones. La campaña #generationIB, que se llevó a cabo este año en colaboración con la Sustainable Development Solutions Network, es una muestra de cómo los alumnos de todo el mundo están abordando los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, como la producción y el consumo responsables, la acción contra el cambio climático, y la promoción de ciudades y comunidades sustentables.

Desde el reciclaje de plásticos hasta la plantación de huertos, los proyectos escolares están inspirando un cambio real y ofrecen oportunidades de aprendizaje. (En la segunda parte de nuestra serie, mostraremos algunas de estas iniciativas).

Alumnos del Skagerak International School

Experiencia práctica

“Los proyectos sustentables aportan a los alumnos auténticas experiencias de aprendizaje de la vida real, y les permiten transferir las nuevas habilidades adquiridas a su vida cotidiana.

También constituyen herramientas de aprendizaje-servicio perfectas para ayudar a alumnos y a docentes a vincular conocimientos, habilidades, indagación y acción. Esta es la clave para crear un futuro mejor para nuestra comunidad global”, señala Ratko Johan, un profesor del Programa de los Años Intermedios (PAI) del Matija Gubec International School de Zagreb (Croacia) que dio una charla sobre colegios sustentables en la Conferencia global del IB de Viena el pasado mes de octubre.

Y añade: “Los colegios sustentables son ejemplos vivientes de comunidades sustentables que aúnan educación ambiental y compromiso comunitario. Son espacios de pensamiento creativo y una fuente de inspiración para niños y docentes. Algunos proyectos sustentables que se pueden incorporar fácilmente en cualquier colegio, y con los que tengo experiencia en el nuestro, son los huertos escolares, los talleres de producción manual, las cooperativas escolares, las clases al aire libre y las bibliotecas de semillas.

Biblioteca de semillas del Matija Gubec International School de Zagreb (Croacia)

“La ética de la producción manual y los proyectos escolares que incluyen actividades de valorización (reutilización creativa) enseñan a los alumnos a dar una nueva vida a los materiales desechados o productos no utilizados. Los alumnos también aprenden el arte olvidado de arreglar las cosas que no funcionan. Todo esto es muy importante en una sociedad de consumo tan cambiante como la actual, en la que acumulamos productos que no necesitamos, mientras nuestro planeta se ahoga poco a poco en un mar de desechos”, afirma.

Cree que los niños deben tener experiencia en proyectos prácticos para aprender a llevar una vida sustentable (en lo que respecta a la producción alimentaria, la gestión de residuos, el consumo de energía, la economía y las relaciones humanas).

Un aula sin residuos

Kim Johnson y Rae Baerlocher, maestras de quinto año del Franklin Elementary School de Missoula (Estados Unidos), que se encuentra en la etapa de colegio solicitante para ofrecer el Programa de la Escuela Primaria (PEP), también implementan prácticas sustentables en el aula. Con la colaboración de sus alumnos, han creado un aula sin residuos. “Todos hemos visto innumerables intentos de reducir los residuos o reciclar, pero muchos de ellos han fracasado porque solo se centraban en transmitir información”, señala Johnson.

Flujo de reciclaje del Franklin Elementary School

Comienzan cada curso académico con la unidad de indagación “Cómo compartimos el planeta”. “La idea central trata del uso que el ser humano hace de los recursos finitos del planeta y su impacto en otros seres vivos. En esta unidad siempre hablamos de lo que podemos hacer para cambiar positivamente nuestro mundo. Así que mientras los niños aprenden en qué consiste el flujo de residuos y que la manera más eficaz de reducirlo es dejar de comprar tantas cosas, también contribuimos a la causa llevando productos que se puedan reutilizar o reciclar”, explica Johnson.

La clase tiene cinco maneras diferentes de clasificar la basura, entre las que se incluye su aprovechamiento como abono. Johnson ha colaborado con preciousplasticmissoula.com, que se encarga de recolectar diversos plásticos y fundirlos para crear materiales de construcción. Así, los niños pueden ver dónde ha terminado el plástico.

“Los alumnos propusieron la idea de tener en clase cubiertos, platos, vasos y botellas de agua reutilizables. Una de nuestras tareas es lavarlos durante la semana. Además, decidieron utilizar servilletas de tela para comer. También tenemos toallas de tela en los baños y trapos para secar. Los alumnos utilizan todo el papel por las dos caras antes de depositarlo en la papelera de reciclaje”, relata.

“Dejar de utilizar botellas de agua desechables ha sido uno de los éxitos de nuestra aula sin residuos. Incluso hacemos almuerzos sin residuos cuando vamos de excursión para ver quién produce menos desechos”.

Y añade: “Los alumnos hablan a menudo de las decisiones que toman para no utilizar plástico, como llevar su taza reutilizable a la cafetería para que les sirvan el chocolate caliente por la mañana o pedir que no les pongan pajita con las bebidas.

También dieron sus opiniones sobre el uso de las sobras de comida como abono cuando el comité de nuestro distrito solicitó ideas para su plan de eliminación de residuos”.

Intercambio de ideas

Katharine Burke, profesora del PAI del Skagerak International School de Sandefjord (Noruega), está decidida a establecer vínculos entre proyectos escolares sustentables de todo el mundo. Hace poco creó un proyecto compartido en la plataforma Google Docs: el HATCH (siglas en inglés de “centro de acción para la salud climática”). “El HATCH es un conjunto de documentos editables donde los colegios pueden compartir y exaltar un proyecto, o pedir ayuda y sugerencias”, explica Burke. “La idea es compartir todos los recursos de manera abierta y gratuita, y desarrollar nuestras competencias a través de la interacción con los demás. Así es como los ecosistemas evolucionan y se adaptan, por lo que el centro es una especie de imitación de la naturaleza”.

Uno de los conceptos fundamentales del HATCH es que hay tres áreas principales para abordar la salud climática: desarrollar nuestra conciencia de la naturaleza y nuestra conexión con ella, comprender la alfabetización ecológica y los principios del diseño, y tomar la iniciativa siempre que podamos hacer un cambio saludable.

En el colegio de Burke, por ejemplo, los alumnos del PEP salen a espacios naturales durante el almuerzo y los alumnos del PAI diseñan soluciones habitacionales para el futuro como parte de un proyecto de alojamiento sustentable. Un alumno del PAI está basando su Proyecto Personal en la creación de un modelo de cafetería más ecológico, y otros alumnos han puesto en marcha una iniciativa “anticompra” para promover prácticas de consumo alternativas como la compra consciente, el préstamo, la producción propia y el reciclaje.


Para obtener más información sobre el HATCH, acceder a los recursos o compartir iniciativas, escriba a [email protected] o únase al proyecto en Facebook. Próximamente habrá también un sitio web.

Permanezca atento a la segunda parte de nuestra serie en el blog: Siete maneras de ayudar a proteger el planeta