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Por qué CAS fue para mí lo mejor del PD

Cada año, invitamos a un grupo de exalumnos del IB a que compartan sus experiencias, intereses y consejos con la comunidad global a través de nuestra serie de historias de graduados​. Damos la bienvenida a la graduada del Programa del Diploma (PD) del Sekolah Pelita Harapan Sentul City (Indonesia) Maharani Hariga, quien nos cuenta por qué CAS fue una actividad de aprendizaje experiencial tan significativa para ella.

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Si acaba de comenzar el Programa del Diploma (PD) y está leyendo esto, tenga en cuenta que los requisitos de CAS han cambiado bastante en los últimos diez años. Muchos graduados del PD de principios de los 2000 recordarán (con cariño, por supuesto) los antiguos requisitos de CAS. Actualmente, los alumnos reflexionan sobre CAS con la ayuda de una carpeta que demuestra su participación en este componente troncal del PD.

Contribución de Maharani Hariga

“Estas experiencias me inculcaron un sentido de la responsabilidad hacia mi comunidad local y la audacia necesaria para materializar ideas”.

Para quienes estudian el Programa del Diploma (PD), Creatividad, Actividad y Servicio (CAS) es uno de los requisitos que se deben completar en un plazo de 18 meses. En 2006, teníamos que completar una cantidad obligatoria de horas de servicio (idealmente, distribuidas entre los tres componentes de entonces: Creatividad, Acción y Servicio). En función de la naturaleza de los proyectos, el tiempo invertido en ellos podía registrarse en un componente u otro. Como el trabajo de clase era muy exigente, recuerdo que me devanaba los sesos pensando en qué tipos de actividades podría realizar. Cualquier cosa que me permitiera cumplir el total de horas requerido era válida.

En julio de 2008, logré completar el PD con una serie de actividades registradas como horas de CAS. Entre ellas, hubo cosas que me gustó mucho hacer (como redactar y editar el periódico del colegio, o representar en una obra de acto único el papel de una mujer que pregunta en una empresa llena de gente si hay alguien que se llame como ella). Otras me costaron más, pero tuvieron una repercusión positiva (como enseñar inglés en un colegio de primaria local, o diseñar una base de datos web para Lengua A: Literatura). Estas experiencias me inculcaron un sentido de la responsabilidad hacia mi comunidad local y la audacia necesaria para materializar ideas.

Desarrollo de un sentido de la responsabilidad social mediante la enseñanza de inglés

“Esta experiencia fue inolvidable, porque me enseñó a hacerme responsable de la comunidad local y a empatizar con personas de orígenes diferentes al mío”.

Por aquel entonces, no valoraba tanto CAS como lo hago ahora. Me parecía más un deber rutinario que una oportunidad. Es evidente que era algo beneficioso para otras personas y para mí misma, pero tener que levantarme a las seis de la mañana todos los sábados durante al menos un año para dar clases de inglés en un colegio local no era un plan demasiado atractivo. Por cierto, las horas invertidas las registré en el componente de Servicio.

A pocos kilómetros de nuestro colegio, en el cerro de Babakan Madang (Java Occidental), había un colegio de primaria un tanto lóbrego al que asistían los niños de las aldeas cercanas. Éramos un grupo de tres “profesores” y teníamos asignados los alumnos de cuarto año (y en ocasiones, los de quinto). En el colegio se impartía el currículo nacional, como en tantos otros, lo que significaba que había que aprobar la asignatura de inglés. Sin embargo, se daba mucha más importancia a otras asignaturas, como las matemáticas, las ciencias y la lengua local, el indonesio. Solo había un maestro de inglés en el colegio, que daba clase a los seis cursos de primaria. Y por si eso fuera poco, en cada curso había más de dos clases. Con este panorama, la llegada de un grupo de alumnos de secundaria con conocimientos de inglés fue más que bien recibida.

Ninguno de nosotros tenía la debida experiencia dando clase a grupos de unos 40 alumnos (yo tenía hermanos en preescolar, y enseñarles a escribir frases correctamente era algo muy diferente). Intentamos buscar el equilibrio entre la necesidad de aprobar los exámenes de inglés obligatorios, basados principalmente en el vocabulario básico, la corrección gramatical y los ejercicios de rellenar huecos, y la de ofrecer a los niños clases amenas para que no se aburrieran fácilmente. Creamos un cuaderno de trabajo y cuestionarios de examen para que practicaran durante la primera hora de clase. En la segunda hora, una vez terminados los ejercicios, organizábamos juegos en los que los niños tenían que comunicarse en inglés.

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Algunas de las cartas de agradecimiento de los alumnos.

No fue tarea fácil, porque a los niños les daba vergüenza hablar. Imagínese estar hablando con 40 niños y que cuando haga una pregunta, nadie responda. En ocasiones me parecía que estábamos perdiendo el tiempo, que solo lo hacíamos para cumplir con las horas sin que lográramos un cambio real. Sin embargo, fue muy gratificante cuando, al final del período lectivo, los alumnos nos entregaron notas de agradecimiento escritas a mano. Fue un gesto sencillo, pero al menos valoraron nuestro esfuerzo. Esta experiencia fue inolvidable, porque me enseñó a hacerme responsable de la comunidad local y a empatizar con personas de orígenes diferentes al mío.

También me infunde un sentido de la responsabilidad plantearme hacer algo por mi comunidad inmediata, cuyo impacto se vea años después. Puede ser algo tan cercano como colaborar con la comunidad de alumnos indonesios de la universidad o participar en el comité de exalumnos. La parte positiva es que siempre resulta útil incluir en nuestro currículum académico o laboral las actividades de voluntariado que hacemos.

Conocimiento personal a través del diseño de una base de datos de Lengua A: Literatura

En 2007, los alumnos de mi colegio leían literatura mundial en Lengua A (Indonesio). Leíamos obras como La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne, Hedda Gabler, de Henrik Ibsen y The Dancer, de Ahmad Tohari. El profesor de Lengua A se encargaba de elegir las obras prescritas. Como no había una lista concreta de obras de literatura mundial, pensé que sería buena idea tener una base de datos de esas obras para usarla en el colegio. Lo hablé con mi profesora de Lengua A y le pareció bien, sobre todo porque podía desarrollarse como una plataforma para intercambiar resúmenes y apuntes de literatura. Trabajé en ello algún tiempo con Google Sites.

Al final, el proyecto no tuvo la suerte de ver la luz. Nos faltaba mano de obra y el tiempo era limitado, porque llegó la fecha límite para enviar las horas de CAS. Gracias a esta experiencia, descubrí mi interés por la organización y por hacer que las cosas sean más fáciles y útiles para otras personas, lo cual sirve de motivación básica para trabajar en algo. Si reflexionamos, nuestras experiencias de CAS pueden indicarnos cuáles son nuestros intereses y qué habilidades sociales hemos adquirido, lo cual resulta útil para nuestra vida laboral.

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Maharani Hariga se graduó en el Sekolah Pelita Harapan Sentul City (Indonesia). Después, se trasladó a Japón para estudiar un grado en la Universidad Ritsumeikan Asia Pacific, y luego al Reino Unido para cursar un posgrado en la Universidad de Lancaster. Sus intereses giran en torno a la comparación de lenguas, la comunicación intercultural, la educación internacional y el gato Pusheen. Actualmente está intentando crear su propia empresa en el Reino Unido. Puede ponerse en contacto con ella a través de LinkedIn

Para conocer mejor a los graduados del Programa del Diploma (PD), eche un vistazo a estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado del IB, escríbanos a alumni.relations@ibo.org. Agradecemos su contribución a las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora también Instagram.

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