Mackenzie Kelley, graduada del Programa del Diploma (PD) del American Community School de Abu Dabi, comparte su experiencia como becaria Fulbright, las lecciones que aprendió del IB y cómo encontró una comunidad de apoyo en la universidad.
El programa Fulbright ofrece a alumnos talentosos, académicos y otras personas destacadas la oportunidad de estudiar, enseñar o realizar estudios de investigación en el extranjero en el marco de un intercambio internacional. Durante el último año de su programa de grado en la Universidad Americana, Mackenzie Kelley solicitó una beca Fulbright de investigación, que obtuvo gracias a sus esfuerzos. Tras graduarse en Bioquímica, se mudó a Barbados para estudiar la influencia del género y la cultura en la incidencia de la diabetes tipo 2.
El equipo de relaciones con exalumnos del IB se puso en contacto con ella para que nos hablara de su investigación y de cómo haber estudiado el Programa del Diploma en el American Community School le ha ayudado en su carrera.
Escuchar la entrevista completa en el podcast de historias del IB
Cuéntenos un poco de usted y de su situación actual.
Crecí en Kentucky (Estados Unidos) y estudié en colegios públicos toda mi vida. Justo después del primer año del segundo ciclo de secundaria, mis padres, mis hermanos y yo nos mudamos a Abu Dabi. Era la primera vez que vivía en el extranjero y la segunda vez que salía de mi país. Fui al American Community School de Abu Dabi y cursé el PD durante los dos últimos años de secundaria. Después de graduarme, estudié en la Universidad Americana de Washington D. C. (Estados Unidos). Las clases de Ciencias del IB me habían dado unas bases sólidas en Biología y Química, así que decidí estudiar Bioquímica para desarrollar esos conocimientos. Mientras seguía esa trayectoria, me di cuenta de que también me atraía mucho la sociología y quería explorar ese interés estudiando la salud desde otras ópticas además de la bioquímica. Ahora, desde hace una semana, soy becaria Fulbright en Barbados y espero aprender aún más sobre esta intersección de estudios de la salud.
¿En qué se centra su investigación con el programa Fulbright y cómo surgió su interés en ese tema?
Mi investigación se centra en la disparidad de género en la incidencia de la diabetes tipo 2 en el Caribe, la cual presenta un patrón único, ya que afecta a más mujeres que a hombres. En la mayor parte del mundo ocurre lo contrario, son más los hombres afectados. Investigo los factores sociales y culturales que pueden ayudar a entender el porqué. Llevaré a cabo entrevistas con grupos de discusión de pacientes con diabetes tipo 2 para intentar conocer su perspectiva al respecto. Igualmente, quisiera explorar los distintos aspectos que determinan su nivel de riesgo y la manera en la que gestionan la enfermedad.
“Empecé a interesarme en los aspectos sociales de la salud cuando estaba en la universidad. Allí descubrí la intersección entre bioquímica, sociedad y cultura”.
Honestamente, más que la diabetes, lo que más me interesa de este tema es que se trata de una enfermedad no transmisible. Es muy posible que este tipo de enfermedades sean causadas por factores sociales. No se trata solo de sus aspectos genéticos o bioquímicos, sino también del estilo de vida de quienes las padecen y del efecto que distintos tipos de presiones tienen en ellos. Esto puede incluir los diferentes roles que desempeña una persona, la cantidad de estrés que experimenta o su nivel de educación. Empecé a interesarme en los aspectos sociales de la salud cuando estaba en la universidad. Allí descubrí la intersección entre bioquímica, sociedad y cultura. La diabetes tipo 2 es un caso verdaderamente único, en el que estas tres cosas son factores de riesgo importantes.
¿Qué aspectos de su experiencia con el IB recuerda más desde su graduación del PD?
Pienso que, en ciertos aspectos, el IB ha contribuido a mi formación casi más que la universidad. En particular, tuve una profesora simplemente increíble de Inglés (NS) y Teoría del Conocimiento. Con ella teníamos conversaciones durante el curso que enriquecían el trabajo de clase y nos permitían aprovechar todas perspectivas de los distintos países presentes en el aula. Tuve muchísimos educadores del IB verdaderamente maravillosos.
El programa está tan bien organizado que, incluso si el educador no es perfecto, todos los objetivos y lo que se necesita aprender está claramente dispuesto para que cada uno pueda hacerlo por su cuenta. En cada etapa del camino, todo estaba en su lugar para ayudar a los alumnos a alcanzar sus objetivos y tener una experiencia educativa significativa. Incluso en las fiestas, terminaba teniendo conversaciones que habían empezado en clase con mis compañeros. Fue un programa educativo increíble.
Podría hablar de algo que aprendí en cada una de mis clases. Mi experiencia con la Monografía me permitió aprender a trabajar independientemente y me ayudó con la solicitud de la beca Fulbright. También me será útil con mis proyectos de investigación en el futuro. Por ejemplo, leímos Todo se desmorona, de Chinua Achebe, y la discusión que siguió me preparó para entender algunas de las cuestiones de justicia social que encontré mientras estudiaba en la universidad en Estados Unidos. Incluso ahora, aquí en Barbados, lo que aprendí en el IB me ha servido para adquirir conocimientos más profundos y amplios.
¿Fue difícil regresar a los Estados Unidos para estudiar en la Universidad Americana después de haber estado inmersa en otra cultura?
Fue difícil encontrar una comunidad que significara tanto para mí como la que tenía en mi colegio en Abu Dabi. Durante mi segundo año, empecé a jugar ultimate y eso me cambió la vida. Haber encontrado esa comunidad deportiva fue muy importante para mí y me ayudó a abordar los problemas de adaptación que todos los universitarios enfrentan. También me permitió conocer mi universidad y formar parte de la comunidad educativa. Es un deporte magnífico en general.
Cuando me mudé a los Estados Unidos quería ser parte del mismo tipo de comunidad internacional y de mentalidad abierta que había encontrado en Abu Dabi. Cada lugar en el que he vivido ha sido distinto y simplemente me he adaptado a cada uno de esos ámbitos. El programa del IB ciertamente despertó mi interés en los viajes y, ahora, supongo que ese sentimiento de incomodidad por no conocer a nadie al principio me es algo familiar y puedo aceptarlo.
“El IB es un sistema educativo totalmente diferente en el que yo tengo el control de mi aprendizaje”.
En términos generales, ¿qué consejo le daría a un alumno que esté considerando cursar un programa del IB?
Le diría que lo hiciera. Pero, sé que cada persona tiene que considerar cosas distintas. Yo no era la más lista de mi clase cuando empecé en mi colegio en Abu Dabi. No estaba para nada preparada para el desafío que me impondría mi nuevo colegio, pero, en mi experiencia, el programa del IB está organizado para que los alumnos logren sus objetivos y hay mucha gente dispuesta a ayudarlos.
Aprecio mucho al IB porque venía de un colegio público en Kentucky y había realizado cursos de AP, que son muy buenos también, pero el IB es un sistema educativo totalmente diferente en el que yo tengo el control de mi aprendizaje.
Pienso que, al final, los alumnos tienen mucho poder de decisión para elegir en qué se van a centrar, y por eso están muy comprometidos con los temas que escogen y con los resultados de sus esfuerzos. Incluso cuando uno está preocupado por hacer la Monografía y el proyecto de Creatividad, Actividad y Servicio, además de todas las otras asignaturas, hay muchos momentos especiales e inesperados que aportan grandes beneficios. Considero que, una vez que empiecen el PD, van a convertirse en personas abiertas y deseosas de que el resto de su vida sea así de estimulante, ya que el programa está diseñado para ayudarles a tener una experiencia significativa en la secundaria.
Durante el último año de su programa de grado en la Universidad Americana, Mackenzie Kelley solicitó una beca Fulbright de investigación, que obtuvo gracias a sus esfuerzos. Tras graduarse en Bioquímica, se mudó a Barbados para estudiar la influencia del género y la cultura en la incidencia de la diabetes tipo 2.
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