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Por qué debemos promover el bienestar de los docentes

Estudios recientes indican que la presión en el entorno de trabajo puede causar estrés y ansiedad en los docentes. Según un artículo de la revista IB World, existen numerosas estrategias que los colegios pueden utilizar para ayudarlos.

Existen buenas razones para que el mundo se esté ocupando de la epidemia de salud mental y sus devastadores efectos en la educación y las vidas de los jóvenes. Sin embargo, se ha detectado otro problema igualmente importante que afecta al bienestar del personal docente y los profesores que trabajan en primera línea.

La presión por alcanzar objetivos de desempeño, el aumento de la carga de trabajo y la percepción de un escaso reconocimiento pueden pasarles factura y ocasionarles estrés y ansiedad. Pero este problema no solo afecta a los docentes: también repercute en el desempeño y el bienestar de los alumnos.

Cada vez hay más conciencia en todo el mundo de que las empresas deben prestar atención a la salud mental (y física) de sus empleados, y los colegios no son una excepción. Si no se toman en serio el problema, defraudarán a toda la comunidad escolar. Nuestro sistema educativo depende de la experiencia de los docentes, y prestarles la debida atención contribuye a su desempeño óptimo.

«Las relaciones son fundamentales para el bienestar de los profesores, pero en muchas ocasiones se ven alteradas o interrumpidas».

Según diversos estudios realizados en todo el mundo, ya es hora de que los colegios adopten una postura proactiva con respecto al bienestar de los docentes. Una investigación realizada por la Universidad Bond reveló que, en Australia, más de la mitad de los profesores sufren ansiedad y, casi una quinta parte, depresión.

Otra investigación, esta vez de la Universidad de Missouri, halló que el 94 % de los docentes del primer ciclo de secundaria de Estados Unidos experimentan elevados niveles de estrés, lo que podría incidir negativamente en los resultados de los alumnos. “Lamentablemente, nuestros hallazgos indican que muchos docentes no reciben el apoyo que necesitan para manejar adecuadamente el estrés asociado al trabajo”, señala Keith Herman, profesor del MU College of Education y uno de los autores del estudio.

“Las pruebas son contundentes: los resultados de los alumnos se ven afectados por el estrés de los docentes, así que es fundamental que encontremos maneras de reducirlo en el entorno escolar y de ayudar a los profesores a lidiar con las exigencias de su trabajo”, añade. En este sentido, recomienda que los colegios implementen programas de bienestar, sistemas de apoyo organizativo para los docentes e intervenciones orientadas a la salud mental.

Estrategias de autocuidado para los docentes

La psicóloga educativa Angie Wigford recomienda tres estrategias que los docentes pueden utilizar para cuidar de su bienestar:

  • Desarrollar un buen nivel de autoconocimiento y educación emocional. Las personas que se conocen bien y saben manejar emociones extremas tienen más posibilidades de salir adelante que aquellas que carecen de competencias y confianza en sí mismas. Por eso, es importante que los docentes comprendan sus reacciones al estrés y sepan autorregularse.
  • Intentar formar grupos de apoyo social desde el principio y mantener vínculos con los sistemas de apoyo establecidos. Los profesores deben recurrir unos a otros y preguntar abiertamente si perciben que alguien no se encuentra bien.
  • Pedir ayuda siempre que sea necesario y no aguantar hasta que algo “se rompa”.

Relaciones de trabajo solidarias

La docencia es una profesión muy gratificante y satisfactoria. No en vano, en una encuesta sobre el bienestar de los docentes de colegios internacionales realizada recientemente por la asociación International Educational Psychology Services (IEPS) y la facultad de psicología de la Universidad de Cardiff, el 90 % de los profesores afirmaron sentir entusiasmo por su trabajo siempre o casi siempre. Sin embargo, esos mismos profesores también admitieron tener sentimientos negativos, como la presión emocional, el aislamiento y la sobrecarga de trabajo, además de preocupaciones relacionadas con el liderazgo deficiente, la falta de comunicación y reconocimiento, y las relaciones difíciles. Asimismo, el 43 % de los docentes encuestados no consideraban que su colegio se preocupara por su bienestar.

Sin embargo, según el informe, muchos de estos elementos negativos se pueden compensar con factores positivos y enriquecedores, como los siguientes:

Las relaciones de trabajo solidarias y colaborativas.

La sensación de reconocimiento y buen desempeño.

El sentimiento de pertenencia al colegio y la comunidad.

Para promover la interacción del personal y el sentimiento de pertenencia, los colegios deben fomentar el uso de grupos en redes sociales, organizar actividades extracurriculares y ofrecer capacitación en gestión y liderazgo orientada a las relaciones. Por su parte, el equipo directivo debe priorizar el reconocimiento del personal en las comunicaciones y asegurarse de escuchar sus opiniones.

En la encuesta también se puso de manifiesto la importancia de formar parte de una comunidad internacional con una identidad clara, y con un currículo y unos valores compartidos. Al respecto, un docente del IB afirmó lo siguiente: “Estoy en contacto con los demás responsables de taller y con personas de todo el mundo, y utilizo grupos de Facebook como recurso de apoyo. Todo eso contribuye a propiciar un sentimiento de comunidad”.

Sin embargo, la enseñanza en un colegio internacional también plantea sus propios desafíos, según señala Angie Wigford, psicóloga educativa de la asociación IEPS y una de las autoras del informe. “Cuando un docente empieza a trabajar en un colegio nuevo, con frecuencia también tiene que afrontar el desafío de trasladarse a un país desconocido. En estas situaciones, suele haber barreras lingüísticas y un nuevo currículo que aprender. Siempre hay nuevas estructuras que enmarcan el trabajo, tanto en el colegio como en el país”.

“Es importante tener personas o recursos a los que acudir cuando los docentes necesitan ayuda”.

“Las relaciones son fundamentales para el bienestar de los profesores, pero en muchas ocasiones se ven alteradas o interrumpidas. Podría decirse que el movimiento de los profesores y los alumnos es mucho mayor que en otros sistemas educativos. Por tanto, la posibilidad de forjar amistades se ve a menudo reducida”, añade.

Según Wigford, el equipo directivo de un colegio puede conseguir efectos positivos con unos pasos muy sencillos. “La presentación de los nuevos docentes es una excelente oportunidad para establecer relaciones sociales solidarias. Los colegios no deben centrarse únicamente en las políticas y los procedimientos; también deben brindar oportunidades suficientes para promover la interacción social y profesional, además de la interdependencia”.

“El refuerzo positivo y el reconocimiento auténtico resultan muy motivadores y son fundamentales para el bienestar, lo cual se nota especialmente en su ausencia. Estos elementos deben incorporarse en todas las áreas del colegio, e incluir a los auxiliares docentes y el personal administrativo”, añade.

Los colegios también deben contar con estructuras, funciones y sistemas tecnológicos bien definidos que proporcionen seguridad y contribuyan a desarrollar la competencia de los docentes y su confianza en sí mismos. “Se valoran mucho las oportunidades para desarrollar la autonomía y la creatividad, que tienen efectos positivos en el bienestar”, señala Wigford.

También recomienda que los colegios proporcionen un seguro médico completo que incluya la ayuda psicológica. “Muchos docentes están dispuestos a solicitar ayuda psicológica si la necesitan, pero pocos colegios la ofrecen”.

Defensores de la salud mental

Es importante contar con personas o recursos a los que acudir cuando los docentes necesitan ayuda. El Anna Freud National Centre for Children and Families ha elaborado recientemente un informe con diez pasos para mejorar el bienestar de los docentes, en el que se plantean diez preguntas que los colegios deben tener en cuenta. Una de ellas es si el colegio cuenta con un responsable o defensor de la salud mental del personal que se encargue de coordinar las estrategias del centro.

En el informe, que se basa en una encuesta realizada a 2.400 docentes, se recomienda que los colegios dispongan de una política de salud mental en la que se aborden las necesidades del personal. Los colegios deben ofrecer un espacio cómodo y diseñado específicamente que los miembros del personal puedan utilizar para despejarse si lo necesitan.

«La enseñanza es una labor ardua. Puede ser inmensamente gratificante, pero también resultar agotadora desde el punto de vista físico y emocional.»

En el informe también se reconoce el valor de las relaciones y se recomienda que se dé al personal la oportunidad de participar con sus compañeros en actividades que no estén relacionadas con el trabajo, como eventos sociales, clases deportivas o grupos creativos.

Sin embargo, también se menciona que el hecho de abordar la carga de trabajo de los docentes supondría la mejor contribución a su bienestar. Se plantea si los colegios podrían implementar medidas para reducir dicha carga de trabajo o limitar la cantidad de tiempo que dedican a otras tareas fuera de la jornada lectiva (por ejemplo, a leer políticas de corrección y protocolos de uso del correo electrónico).

“La enseñanza es una labor ardua. Puede ser inmensamente gratificante, pero también resultar agotadora desde el punto de vista físico y emocional”, señala Jaime Smith, directora del programa de bienestar y salud mental en los colegios del Anna Freud National Centre for Children and Families. “Las horas se pueden hacer muy largas y la carga de trabajo y la presión son enormes. La promoción del bienestar mental entre los docentes es fundamental para que puedan dar lo mejor de sí a la hora de ayudar a los alumnos a aprender y desarrollarse”.

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