Jacqueline Brown posee un doctorado y una acreditación a nivel nacional como psicóloga escolar en Estados Unidos. Es profesora adjunta de Psicología en la Universidad de Montana y directora del laboratorio de investigación sobre duelo y resiliencia entre los jóvenes Grief and Resilience Among Youth. En el último capítulo de Voces del IB, nos habla acerca del duelo durante la pandemia de la COVID-19. Jacqueline también brinda consejos acerca de cómo sobrellevar el duelo a nivel personal y cómo ayudar a otros.
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¿Cuáles aspectos del duelo podrían ser exclusivos de una situación de distanciamiento social?
Jacqueline: Uno de los aspectos exclusivos podría ser la conmoción de no esperar que alguien muera. Atravesar un duelo es muy difícil en general y suele ser más duro aceptar una muerte cuando no la esperamos. Es posible que nos preguntemos más si hubiéramos podido hacer algo para evitarlo, o que sintamos culpa del sobreviviente.
Otro aspecto que considerar es que tal vez se esté experimentando otro tipo de dolor al mismo tiempo. Por ejemplo, quizá la persona perdió su trabajo, o por el momento está sin ingresos. Quizá está sufriendo por la falta de contacto personal con personas que le brindan un apoyo social clave fuera de su hogar, o tal vez solo esté apenada porque la vida ya no es lo que era antes de la COVID-19. Cuando alguien muere, las personas sufren por la pérdida del contacto y el tiempo con esa persona. Por eso, es importante recordar las complejidades que acarrea el sentimiento de distintos tipos de duelo, además de la muerte de un ser querido.
En tercer lugar, tal vez no se pueda estar en contacto con otras personas que ayudarían a normalizar lo que está pasando, como poder asistir a grupos de ayuda sobre duelo en hospitales o iglesias que ayuden a calmar un poco la ansiedad. También hoy en día es mucho más difícil realizar funerales o asistir a ellos. Esto podría generar más sentimientos de tristeza y arrepentimiento, particularmente si se vive lejos de la persona fallecida. Además, es posible que alguien sienta culpa por no poder llorar la muerte de un ser querido en grupo, en especial si esto hubiera sido importante para la persona que ha fallecido.
El último aspecto que debemos tener en cuenta es que es posible que la gente no quiera procesar el duelo en este momento. Tal vez quieran evitarlo debido a las otras responsabilidades o preocupaciones que tengan, como trabajar desde casa, educar a un hijo en el hogar, o asegurarse de que ningún miembro de la familia se enferme. Entonces es posible que prefieran postergar el duelo por el momento. En general, es mejor procesar los sentimientos de pena y no evitarlos, pero quizá eso no sea posible ahora mismo con todo lo que está pasando.
Es importante tener presentes todos estos aspectos.
«Tal vez no se pueda estar en contacto con otras personas que ayudarían a normalizar lo que está pasando»
Las personas que se sienten preparadas para procesar el duelo, ¿cómo pueden hacerlo durante esta situación de autoaislamiento o confinamiento obligatorio?
Jacqueline: En el caso de la comunidad del IB, pensemos primero en los padres y cuidadores principales. Los padres suelen querer esconder sus emociones frente a sus hijos, porque no quieren generarles tristeza ni representar una carga para ellos. Sin embargo, creo que es importante dar el ejemplo de cómo se debe procesar un duelo. Una forma de hacerlo es a través de la lectura de libros que puedan ayudar a los niños a procesar sus propias emociones y normalizar sus sentimientos. De esta forma, los padres pueden hacer preguntas a sus hijos acerca de cómo se identifican con los personajes del libro, y pueden hablar acerca de sus propias experiencias desde esa perspectiva.
Recomiendo estos cuatro libros para niños:
- Sopa de lágrimas: Una receta para sanar después de una pérdida, de Chuck DeKlyen y Pat Schwiebert
- I remember Miss Perry, de Pat Brisson (en inglés, sobre la muerte de una maestra)
- Un puente hacia Terabithia, de Katherine Paterson (acerca de la muerte de una amiga)
- The memory string, de Eve Bunting (en inglés, sobre la muerte de una madre)
También hay libros útiles para adultos, y lo bueno de leer es que lo podemos hacer ahora que estamos en casa.
Para adultos recomiendo estos cuatro libros:
- Una pena en observación, de C. S. Lewis
- Bearing the unbearable: Love, loss, and the heartbreaking path of grief, de Joanne Cacciatore (en inglés)
- Permission to mourn: A new way to do grief, de Tom Zuba (en inglés)
- Transforming traumatic grief, de Courtney Armstrong (en inglés)
Además, es importante que nos demos permiso para sentir la pena e intentar apartar un poco de tiempo cada día, o cada tantos días, para nosotros mismos o simplemente para recordar al ser querido que ya no está. Esto se puede hacer hablando con alguien, escribiendo en un diario o hasta con una actividad de cuidado propio.
Si esto también nos abruma, está bien. La muerte puede tener un impacto a largo plazo en nuestra salud mental y física, así que es comprensible si necesitamos evitar el tema durante un tiempo. Sin embargo, con el tiempo, será muy útil poder dedicarse tiempo a uno mismo y encontrar formas de comprender la tristeza. De ser posible, ayudaría mucho poder buscar la ayuda de un terapeuta o psicólogo. Quizá en este momento esto no sea tan fácil, dadas las circunstancias, pero hoy en día hay muchos más servicios remotos de terapia disponibles.
¿Qué consejo les daría a quienes quieran brindar apoyo en estos momentos tan difíciles?
Jacqueline: Primero, les sugeriría que se pongan en contacto con la persona. Creo que es frecuente oír cosas como: “Avísame si necesitas ayuda” o “Estoy aquí para ayudarte”. Sin embargo, lo que la gente a veces no entiende es que, cuando alguien está pasando por un duelo, se siente agotado. No tiene tiempo para pensar en pedir ayuda, aunque la necesite. Entonces, ponerse en contacto es muy importante, aunque sea para decir que estamos disponibles para escuchar y ayudar. Y tenemos que mantener el contacto si la otra persona demuestra interés y aprecia nuestra ayuda. No tenemos que esperar a que nos pidan ayuda.
Cuando nos pongamos en contacto con alguien, escuchemos. Escuchemos de verdad. Creo que esto es más importante que sentir que tenemos que dar consejos, porque con frecuencia, durante un duelo, las personas tienen miedo de decir algo equivocado. Simplemente, escuchemos; dejemos que la otra persona hable de sus sentimientos y validemos lo que le está pasando. Dejemos que nos cuente historias acerca de su ser querido. Seamos comprensivos, aunque nos diga siempre lo mismo. A veces puede sonar reiterativo, pero al contar una historia o compartir esos sentimientos difíciles una y otra vez, se puede procesar el dolor y aceptar, y comprender mejor, los sentimientos y emociones.
Como ya dije, si la otra persona no pide consejos, lo mejor es no darlos, y solo escuchar y validar sus sentimientos. Es fácil no sentirse comprendido, en especial si la persona con la que se habla no ha experimentado la muerte de un ser querido. Y, aunque lo haya vivido, estas circunstancias son únicas debido a la pandemia de la COVID-19. Por este motivo, las personas pueden sentirse menos comprendidas y sentir que los demás no saben lo que están viviendo.
Volviendo a lo que ya he mencionado, es importante que los padres les den a sus hijos la oportunidad de sentir la pérdida y el dolor; es importante que se hagan del tiempo para acompañar a sus hijos. También es muy importante hacer hincapié en que, como padres, estamos para lo que nuestros hijos necesiten y tenemos que buscar el tiempo cada día para ayudarlos a procesar el duelo. Hay actividades que pueden ser muy útiles para esto: una lectura, una actividad que los anime a hablar y expresar sus emociones, o un momento al aire libre (si se puede).
Por último, con respecto al apoyo que pueden brindar los docentes a sus alumnos, es muy importante comprender el impacto que tiene el duelo en una persona y cómo puede afectar su funcionamiento diario. Cuando alguien sufre una pérdida, cambia su capacidad de concentrarse. Mantener la concentración es mucho más difícil. La persona está más cansada; se siente agotada. Puede ser que los niños y jóvenes reaccionen más debido a la intensidad de los sentimientos de dolor que estén experimentando, y esto ya puede estar sucediendo por la misma pandemia. Es posible que la ansiedad y la tristeza se acentúen aún más de lo normal. Por eso, si los docentes están enseñando de forma remota, por ejemplo, les recomendaría que tengan paciencia y sean flexibles con los alumnos en lo que respecta a completar las tareas. También les recomendaría que se pongan en contacto con los alumnos y les hagan saber que los tienen presentes y que están disponibles para ayudarlos o escucharlos.
«Escuchemos de verdad. Creo que esto es más importante que sentir que tenemos que dar consejos, porque con frecuencia, durante un duelo, las personas tienen miedo de decir algo equivocado. Simplemente, escuchemos; dejemos que la otra persona hable de sus sentimientos y validemos lo que le está pasando.»
Zach: Muchas gracias por la información y los consejos. Son muy útiles. Además de sus recomendaciones, la información que nos ha brindado y la lista de lecturas, ¿hay otros sitios donde nuestros lectores y oyentes puedan encontrar recursos en línea?
Jacqueline: Sí, hay algunas organizaciones que recomiendo, que son de Estados Unidos o tienen su base en ese país, y que quizá sean de utilidad para la comunidad del IB:
- Coalición para el Apoyo de Alumnos en Duelo (Coalition to Support Grieving Students)
- Centro Nacional de Crisis y Duelo en el Ámbito Escolar (National Center for School Crisis and Bereavement)
- Centro Nacional Dougy de Apoyo a Niños y Familias en Duelo (The Dougy Center: The National Center for Grieving Children & Families)
- Centro de Apoyo para el Duelo Camino de Esperanza (Journey of Hope Grief Support Center)
Zach: Para obtener más información sobre el trabajo de Jacqueline Brown y el laboratorio de investigación sobre duelo y resiliencia entre los jóvenes Grief and Resilience Among Youth, visite el sitio web de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de Montana.
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