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Un cambio de mentalidad: aprovechar el poder de lo que está por aprenderse

Ishanaz Bahar, graduada del Programa del Diploma (PD) del Australian International School Pte Ltd, nos habla de cómo un cambio de mentalidad le ayudó a ganar confianza en sí misma como alumna. Esta es la primera vez que participa en nuestra serie de historias de graduados.

A shift in mindset: Embracing the power of not knowing
Foto del equipo de Kokusaba Learning Partners cedida por Ishanaz Bahar

Por Ishanaz Bahar 

Tengo un cuadro colgado en la pared que dice “Todo es posible con una mentalidad centrada en aprender, practicar y reflexionar”. Siguiendo esa máxima, no hay quién me detenga.

Esta es mi historia. Soy de origen malayo, pero nací y crecí en Japón. Me encantaba vivir completamente inmersa en esa cultura hasta que, cuando tenía 11 años, mis padres me dijeron que hablaba mucho en japonés. Ellos trataban de que mantuviera mi bilingüismo y me hablaban inglés en casa, pero yo hablaba japonés la mayor parte del tiempo cuando estaba en el colegio. Pensaba, respondía y hacía matemáticas en japonés. Me encantaba estudiar, y mantener mis calificaciones y mi nivel de asistencia por lo alto.

Cuando era adolescente, empecé a estudiar en un colegio internacional en Tokio. Estaba más o menos confiada, ya que, por lo menos, entendía el inglés. Pero, créanme, me llevé una gran sorpresa. Resulta que poder conversar con alguien en inglés no es lo mismo que estudiar en inglés académico, sobre todo en ciencias. Además, la cultura educativa había cambiado. Estaba acostumbrada a estar en un aula, con el profesor enfrente, y absorber conocimientos que luego aplicaría en los exámenes. En resumen, el método de aprendizaje tradicional. Pero, entonces, tuve que redactar informes y ensayos, hacer presentaciones y participar en debates. Eran demasiadas formas de poner en práctica mis conocimientos.

En mi colegio japonés conocía todas las respuestas y me sentía muy lista. En mi nuevo colegio internacional estaba profundamente confundida y me sentía tonta.

“Decidí que mi realidad podría cambiar con el compromiso adecuado. Aprendí, practiqué y reflexioné”.

Me sentía como una total fracasada. Eso se reflejaba también en mi escasa vida social, ya que estaba en un colegio nuevo para mí. Sentía que nadie me entendía y no tenía la capacidad lingüística para comunicarme. Todavía recuerdo que estuve a punto de llorar cuando me asignaron mi primer informe de laboratorio de Ciencias del Programa de los Años Intermedios (PAI). Nadie me había enseñado como estructurar mi trabajo y tenía mucho miedo de preguntar. Estaba sentada frente a la computadora de mi padre y me sentía frustrada porque no escribía lo suficientemente rápido. Estaba amargada porque iba camino hacia una vida de malas calificaciones, rodeada de alumnos que escriben rápido en la computadora y utilizan palabras elegantes que yo no entendía. Estaba acostumbrada a los manuscritos de 400 caracteres que hacíamos a mano en japonés.

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Era la primera vez que tenía que hacer una redacción en inglés por computadora. Microsoft Office me parecía algo de adultos. Investigar en línea era un concepto extraño para mí. A pesar de ello, una parte de mí estaba emocionada de hacerlo. Había algo liberador en saber que la investigación te permite aprender cosas que no sabías antes. También era un alivio escuchar al profesor del PAI decir: “No hay respuestas correctas ni erróneas, encuentren la suya y justifíquenla con su investigación”.

Ese nuevo desafío me dio la confianza de saber que no estaba fracasando, sino aprendiendo. Esta revelación representó un cambio decisivo.

En agosto del 2011, mi familia se mudó a Singapur y yo entré en el Australian International School Pte Ltd. A diferencia de la incertidumbre que experimenté en el colegio internacional en Tokio, esta vez estaba preparada. Sabía que tenía la oportunidad de dar una primera impresión completamente distinta. Aproveché todas las oportunidades que me interesaban y fue muy útil que el colegio tuviera un excelente departamento de música. Toqué en grupos, coros, conjuntos y obras musicales, y exploré las artes interpretativas al máximo. Educación Física siempre fue mi peor asignatura, pero decidí que mi realidad podría cambiar con el compromiso adecuado. Aprendí, practiqué y reflexioné.

Lo que más me ayudó fue tener amigos y profesores maravillosos, y un asesor escolar a quien acudir. Cuando estaba en mi anterior colegio creía que era mala en Matemáticas, pero mi profesor de noveno año me dijo que era capaz de abordar las clases del Nivel Superior y me ayudó a darme cuenta de que las malas calificaciones que tuve anteriormente en la asignatura se debían a que no conocía la terminología. Mi profesor de Inglés del décimo año confió en mí y me ayudó a sentirme lo suficientemente cómoda con la lengua como para cursar el Nivel Superior. En general, mucha gente maravillosa me influenció de manera positiva, validó mis capacidades, y me ayudó a practicar y confiar en mí misma. Aprendí, practiqué y reflexioné.

Para el final de mis estudios, podía correr largas distancias, dirigir a un grupo artístico y confiar en mí misma lo suficiente como para estudiar cuatro asignaturas del Nivel Superior (Inglés: Lengua y Literatura, Matemáticas, Música y Economía).

Nunca fui la alumna con las mejores calificaciones, pero sí la que tenía la mejor actitud. Era un contraste radical con la chiquilla insegura que era cuando empecé. En aquel entonces nunca hubiera soñado con todo esto.

“Mucha gente maravillosa me influenció de manera positiva, validó mis capacidades, y me ayudó a practicar y confiar en mí misma”.

Ahora entiendo que todo fue gracias a un simple cambio de mentalidad para entender los objetivos del programa del IB y las enseñanzas de una educación constructivista. Antes creía que ser lista era saberlo todo y que no saber algo era fracasar. Ahora sé que ser lista es ser consciente de que no lo sé todo y hacer algo al respecto.

A lo largo del programa del IB atravesamos constantemente un ciclo de investigación, planificación, aplicación y reflexión. Ahora me doy cuenta de que ese es un método sostenible de aprendizaje. Más que aprender el contenido, se trata de fomentar la curiosidad y desarrollar destrezas para seguir aprendiendo. Es aprender, practicar y reflexionar, una y otra vez.

Cuando empecé a estudiar en la Waseda University de Tokio, me di cuenta de que no estaba sola. Había muchos otros alumnos que habían tenido experiencias similares a las mías en distintas medidas. Conseguí un trabajo a tiempo parcial en una academia de estudios (o juku, como decimos en japonés) y descubrí que me encantaba la docencia. Me dediqué a ayudar a alumnos con dificultades que atravesaban períodos de inseguridad como el que viví durante mi transición al colegio internacional. En el segundo año de universidad fundé un servicio de tutoría privado, Kokusaba, para alumnos que estudian en colegios internacionales de Japón. Tenemos tutores universitarios que pueden ayudar con la parte académica y, además, conectan con los alumnos y les cuentan su historia para ayudarles. Nuestras experiencias y empatía son nuestro mayor aporte.

En retrospectiva, quisiera decirle a la niña que se sentía tonta cuando empezó en el colegio internacional: “Esta bien ser una ignorante que no sabe muchas cosas. Aprovecha el poder de lo que estás por aprender, porque eso te abrirá las puertas al mundo, y a muchas cosas y personas nuevas y emocionantes. Lo importante es seguir aprendiendo, practicando y reflexionando.

Repite conmigo: todo es posible con una mentalidad centrada en aprender, practicar y reflexionar”.

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Ishanaz Bahar es fundadora y presidenta de Kokusaba Learning Partners, un servicio de tutorías personalizadas que conecta a tutores de mentalidad internacional con alumnos de colegios internacionales de Japón. Estudia Economía en la Waseda University de Tokio, donde organiza agrupaciones, obras musicales y espectáculos con el Waseda New Orleans Jazz Club. En su tiempo libre se dedica a encontrar su próximo café favorito en Tokio o a cantar a todo pulmón en largos viajes por carretera.

Para conocer mejor a los graduados del Programa del Diploma (PD), eche un vistazo a estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado del IB, escríbanos a alumni.relations@ibo.org. Agradecemos su contribución a las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora también Instagram.

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