Alexandre Daillance, también conocido como Millinsky, es director creativo y emprendedor, y trabaja entre Nueva York y París. Alexandre comparte con nosotros cómo su experiencia del IB le ayudó a convertirse en un emprendedor equilibrado.
Por Alexandre Daillance
Mi primer día en el École Jeannine Manuel (EJM) fue el principio de una nueva vida para mí. Siempre recordaré las dos cosas que la Sra. Burchill, coordinadora del IB en el colegio, dijo a los alumnos del 10.º año: “Piensen por su cuenta, y siempre cuestionen las ideas y a las personas” y “lo importante es que se vuelvan los mejores en lo que les encanta hacer”. Esas dos sencillas frases eran completamente nuevas para mí, nunca las escuché en el colegio conservador de mentalidad cerrada en el que estudié de los 3 a los 15 años.
Crecí en Francia y mis padres son franceses, lo que me hizo pensar que estaba predestinado a seguir la ruta tradicional de la educación nacional. Sin embargo, cuando cumplí 14 años, me di cuenta de que ninguna de las tres opciones del sistema francés para los últimos años de la secundaria (Ciencias, Economía y Literatura) era adecuada para mí, y que realmente lo que quería era estudiar en una universidad de Estados Unidos. Me gustaba el hecho de que tanto en el IB como en el sistema de artes liberales de ese país podría elegir las asignaturas que más me gustaban y me importaban. Para los años 9.º y 10.º, pasé de un colegio católico conservador, en el que había estudiado durante 12 años de mi vida, a una prestigiosa y progresista institución bilingüe que ofrecía el currículo del IB.
“Por primera vez en mi vida, me sentí en control de mi destino”.
En el IB encontré muchas oportunidades que se alineaban con mis objetivos, como mejorar radicalmente mi inglés, estudiar asignaturas que me interesaban en aquel entonces y conocer a alumnos de distintos orígenes y circunstancias de todo el mundo, en lugar de estudiar con la gente del barrio en el que había nacido. La decisión de estudiar el Programa del Diploma (PD) del IB y cambiar de colegio contribuyó, más de lo que hubiera podido imaginar en ese momento, a que me convirtiera en la persona que soy, y es quizá la mejor que haya tomado en mi vida. Además de apoyar las ambiciones de sus alumnos, como la mayoría de los colegios, el École Jeannine Manuel incentiva su pasión, algo que me parecía destacable y con visión de futuro. En mis últimos años de la secundaria, lo más importante que aprendí en el EJM y el IB fue la confianza en mí mismo, un atributo que me define completamente hoy en día. Considero que eso ha influido en todo lo que he hecho desde entonces, en lo profesional y lo personal.
Yo era muy distinto cuando niño. Recuerdo que la pesadez del sistema educativo francés me consumía y que tenía miedo del futuro. Pero ese sentimiento se evaporó tan pronto como empecé a imponerme desafíos en la secundaria. Desde mi entrada en el IB, donde casi todas mis asignaturas se impartían en inglés (un idioma que no dominaba tan bien) hasta la preparación para el SAT y el TOEFL, pasando por el esfuerzo que suponía para mí conectar con las personas y hacer amigos, estaba claro que no tenía más opción que empezar a creer en mí mismo y demostrar que podía hacer todas esas cosas. Poder elegir mis asignaturas hizo que cada clase fuera más agradable y estimulante al mismo tiempo. Dejé de ir al colegio por obligación y empecé a ir porque había tomado la decisión consciente de embarcarme en esa nueva aventura y probarme a mí mismo que podía lograrlo. Por primera vez en mi vida, me sentí en control de mi destino.
La confianza que gané en esos años en el IB se debió especialmente a la experiencia de autoaprendizaje que el programa busca promover. Con 16 años, tenía muy poca libertad, en especial en lo que respectaba a mi educación. Pero, de pronto, empecé a ser responsable de mis propias decisiones y resultados. Ya fuera por la elección de asignaturas, la evaluación interna, la Monografía o las actividades de Creatividad, Actividad y Servicio (CAS), lo cierto es que el IB me ayudó a convertirme en una persona responsable y proactiva. Se podría decir que me ayudó a madurar por mi cuenta y más pronto de lo normal. El hecho de que el currículo del IB exija tanto trabajo, me forzó a organizar mi tiempo y a estructurar mis días de forma estratégica.
El primer año resultó ser caótico para mí. Estaba agobiado con la carga de trabajo y no podía hacer bien todo lo que se me pedía. Mis errores en el 10.º año fueron una alarma que me llevó a prometerme que alcanzaría mis objetivos para los siguientes dos años.
Fue entonces que supe que la clave del éxito era organizar mejor mi tiempo y aprender a establecer prioridades. El IB nos obliga a convertirnos en expertos en la gestión del tiempo para lograr completar todos los trabajos que hay que entregar en el año.
La Monografía es un excelente ejemplo de ello, ya que su extensión fuera de lo común me obligó a planificar mi trabajo. Como emprendedor, la gestión del tiempo y la organización han sido fundamentales. El emprendimiento se basa en la planificación temprana de proyectos de largo plazo y en la gestión de los problemas que puedan surgir en el día a día. Desarrollé una rutina de trabajo que ahora me permite organizar mis días de tal manera que puedo cumplir mis objetivos mensuales y, a la vez, reservar períodos de dos horas diarias para ocuparme de los asuntos imprevistos. Más recientemente, la supervisión del equipo que trabaja en mi empresa de ropa me ha hecho esforzarme el doble para gestionar mi tiempo. Además de organizar mi propio calendario, necesito organizar el de mi equipo, para asegurar que sea funcional y óptimo para lograr los mejores resultados posibles.
“La manera en la que el IB estructura el currículo me preparó para convertirme en un pensador crítico y me dio un conjunto de destrezas que me ayudaron a llegar a ser el emprendedor que soy actualmente”.
El currículo del IB también me enseñó mucho sobre el trabajo en equipo y el liderazgo de muchas maneras. En especial, las actividades de CAS me ayudaron a desarrollar dos destrezas importantes, que son fundamentales en mi trabajo. En todo tipo de proyectos, es importante poder transmitir entusiasmo al equipo y sacar lo mejor de sus miembros para lograr los resultados deseados. Las actividades de CAS en las que participé fueron una excelente manera de desafiar mi personalidad introvertida y trabajar en proyectos con sentido junto a mis compañeros. Estas enriquecedoras experiencias fueron esenciales para obtener el bagaje necesario para liderar proyectos que involucran a muchas personas, como la organización de una cadena de suministro en Europa y los Estados Unidos, la presentación de mis nuevas colecciones en París y la gestión de las relaciones con los distribuidores minoristas, quienes hacen los pedidos para la próxima temporada.
Por último, el currículo del IB me enseñó a buscar información, y considerar y comparar ideas desde una perspectiva crítica. Con 17 años tuve que aprender a producir mis primeras prendas, conectar con docenas de fábricas en todo el mundo, y comparar sus ofertas para obtener la mejor relación entre calidad y precio. Los primeros meses fueron difíciles, ya que también tuve que crear un sitio web, hacer el registro legal de la compañía, abrir una cuenta empresarial y encargarme de la contabilidad. Con el tiempo, las partes más difíciles empezaron a cambiar. Al principio, el desafío era cubrir la demanda una vez que la marca se hizo más famosa, luego tuve que tomar decisiones inteligentes para no saturar el mercado. Seis meses después de haber fundado NASASEASONS, la cadena de ropa estadounidense Urban Outfitters se puso en contacto conmigo para pedir un millón de dólares de mis mejores gorras para llenar sus cientos de tiendas. Rechacé la oferta porque pensaba que la marca generaría mayores beneficios en general si mantenía el control del número de productos disponibles para incentivar una demanda continua. Este es el modelo que han adoptado marcas como Air Jordan, conocida por lanzar modelos de edición limitada disponibles durante un corto período de tiempo. En muchas maneras, el IB me ayudó a convertirme en un pensador crítico al estudiar ejemplos históricos, y considerar los puntos a favor y en contra de cualquier situación. Muchos jóvenes de 18 años seguramente hubieran aceptado con gusto la oferta de un millón de dólares pero, después de considerar la idea de la manera adecuada, estaba claro para mí que mi marca valdría mucho más si la rechazaba.
Más que nada, el IB me ayudó a desarrollar un método de trabajo que sigo aplicando a diario. La manera en la que el IB estructura el currículo me preparó para convertirme en un pensador crítico y me dio un conjunto de destrezas que me ayudaron a llegar a ser el emprendedor que soy actualmente.
Alexandre Daillance completó el Programa del Diploma (PD) del IB en el École Jeannine Manuel de Francia en 2015. Cuando todavía estaba en el colegio, cofundó NASASEASONS, una marca de ropa y accesorios que se encuentra en más de 70 tiendas de artículos de lujo como Selfridges, Harrods, Saks Fifth Avenue, Barneys y Lane Crawford. Daillance también es conocido por sus colaboraciones con artistas icónicos como The Rolling Stones, Paul McCartney, Lil Wayne, Arctic Monkeys y KISS, en las que él contribuye con su estilo único para crear diseños con sentido y gusto. Más recientemente, Daillance cofundó una iniciativa de empoderamiento para jóvenes llamada Prospect 100 con el fin de encontrar los talentos del futuro y darles las oportunidades que se merecen. El año pasado, fue una de las personas más jóvenes en salir en la lista de las 30 personalidades menores de 30 años de la revista Forbes.
Para conocer mejor a los graduados del Programa del Diploma (PD), eche un vistazo a estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado del IB, escríbanos a [email protected]. Agradecemos su contribución a las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora también Instagram.
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