Los colegios han aprendido mucho de la enseñanza en línea durante la pandemia de la COVID-19. ¿Cómo influirá esta experiencia en la educación a largo plazo? La revista IB World nos lo cuenta.
En los últimos meses, los colegios de todo el mundo se han visto obligados a pasar rápidamente del aprendizaje en el aula a un modelo de aprendizaje en línea como consecuencia de la pandemia de la COVID-19. Esta experiencia está haciendo que los docentes se replanteen el futuro a largo plazo de la enseñanza y el aprendizaje y el papel que puede desempeñar el aprendizaje en línea cuando reabran los colegios.
Como señala Pilar Quezzaire, responsable de currículo del IB: “La mayoría de los colegios solo podrán dar clase a la mitad de sus alumnos en diferentes momentos del día cuando reabran. Tendrán que crear sistemas de aprendizaje combinado y horarios que distribuyan el aprendizaje entre las modalidades presencial y en línea”.
Quezzaire cree que los colegios aumentarán el uso del aprendizaje independiente en casa y que ahora tienen un mayor conocimiento de las muchas herramientas que pueden utilizar para diseñar la educación de manera diferente.
Aumentará el aprendizaje combinado o invertido, en el que la enseñanza directa pasa de un espacio de aprendizaje en grupo a un espacio de aprendizaje individual, y el espacio en grupo se transforma en un entorno de aprendizaje dinámico e interactivo en el que el educador guía a los alumnos en la aplicación de los conceptos y el estudio creativo de la materia.
Pelham Philip Lindfield Roberts, director del UWC Changshu China, uno de los colegios que han reabierto, señala: “La experiencia con el aprendizaje a distancia nos ha hecho replantearnos nuestro papel como docentes que activan el aprendizaje en lugar de actuar como sabios en el estrado. Nuestra intención es seguir explorando el modelo de clase invertida virtual como manera de promover la responsabilidad de los alumnos con respecto al aprendizaje, su agencia y el aprendizaje colaborativo. Debemos entender que es hora de cambiar las formas de aprender y de evaluar el aprendizaje para satisfacer estas necesidades”.
Kieran Burgess, coordinador del Programa del Diploma (PD) del Dulwich College Beijing (China), coincide en este punto. Como menciona en nuestra historia titulada “El aprendizaje durante el confinamiento”: “Intuyo que este gran salto al ámbito de la clase invertida jamás tendrá marcha atrás, al menos por completo, pues tanto alumnos como padres y docentes han comprobado el inmenso valor de la confianza en la independencia y de la mayor personalización del aprendizaje y los comentarios a una escala mucho mayor que antes”.
“Durante la pandemia, muchos docentes y alumnos han demostrado su agencia y están aprendiendo de forma independiente a un ritmo que jamás habrían previsto”, señala Quezzaire. “Los docentes y los alumnos también colaboran y comparten contenidos de maneras que no hacían antes. Deben aprovechar muy bien el tiempo, así que la colaboración no es más que el resultado de la necesidad, lo cual es una ventaja y un punto fuerte”.
Las experiencias de los últimos meses nos han enseñado algo: “Los docentes y los alumnos no necesitan tanta enseñanza directa o presencial como pensaban para lograr unos resultados del aprendizaje eficaces. Lo que sí necesitan es interacción cara a cara, ánimo y apoyo social y emocional. Esto puede propiciar un cambio en lo que docentes y alumnos hacen durante la jornada escolar, así como en la forma de diseñar el aprendizaje”, afirma Quezzaire.
“Teachers and learners also collaborate and share in ways they didn’t before. They have to be very efficient with their time, so collaboration happens out of necessity as a result. That’s a benefit and a strength”.
La cuestión de la evaluación
Durante la pandemia, la evaluación sumativa (especialmente la relativa a la concesión de titulaciones) se tuvo que cancelar o rediseñar para adaptarse a la nueva situación. Esto ha hecho que muchos docentes se cuestionen el propósito y la eficacia de este tipo de evaluación. “Muchos colegios se están preguntando: ‘¿Deberíamos pasar a una evaluación basada en carpetas de trabajo?’ ‘¿Para qué sirve la evaluación y cómo podemos lograr que sea lo más pertinente posible para los alumnos?’”, comenta Quezzaire.
Por su parte, Kieran Burgess afirma: “El valor de las calificaciones previstas este año y la mayor conciencia que han tomado los alumnos y padres de que estas se basan en el programa de aprendizaje completo de dos años tendrán unos efectos muy positivos que pienso utilizar para promover el aprendizaje por interés y destacar por qué centrarse en las calificaciones no es la estrategia más saludable”.
De hecho, muchos investigadores y responsables de la elaboración de políticas están planteando abiertamente métodos de evaluación alternativos que aprovechen las nuevas tecnologías. La evaluación en línea y la supervisión remota (enlace solo disponible en inglés) han ganado popularidad como consecuencia del cierre de los colegios. Esta última garantiza la integridad de los exámenes realizados a distancia. El sistema vigila a los alumnos mediante video para identificar posibles conductas improcedentes.
La cuestión de la equidad
La enseñanza en línea durante la pandemia también ha puesto sobre la mesa otras cuestiones, entre las que destacan los recursos, cómo mantener el interés de los alumnos y la “pobreza de tiempo” (provocada por la necesidad de que docentes y alumnos estén en línea en horarios diferentes a una jornada escolar estructurada). La pobreza de tiempo puede darse cuando los colegios tienen que trabajar en diferentes zonas horarias. En otros casos, se da cuando los docentes o los alumnos tienen otras responsabilidades, como el cuidado de la familia, que les dificultan mantener un horario constante.
A la hora de plantearse el futuro de los modelos de aprendizaje en línea, la cuestión de la equidad es sumamente importante. Algunos alumnos no tienen acceso a portátiles y otras tecnologías, o carecen de motivación y ayuda como consecuencia de su situación familiar. En ciertas áreas geográficas, tampoco existe la infraestructura necesaria para facilitar el aprendizaje en línea. “Los colegios tendrán que reconsiderar sus presupuestos e inversiones para aumentar el acceso, abordar la pobreza de tiempo y crear métodos de evaluación con tecnologías que faciliten evaluar numerosas tareas a lo largo del tiempo”, afirma Quezzaire.
“Ya hemos visto algunos colegios y distritos que han hecho valientes esfuerzos por facilitar equipos y servicios a los alumnos, y creo que estos esfuerzos continuarán”.
También se están considerando muchos tipos de proyectos educativos diferentes para aprovechar los recursos no digitales, como la educación y la enseñanza al aire libre, el aprendizaje basado en proyectos que incluya partes que puedan realizarse de forma independiente y en casa, o un sistema de educación en casa colaborativo para que los alumnos puedan compartir recursos (enlaces solo disponibles en inglés). “Estamos empezando a replantearnos cómo serán los colegios, y en los próximos meses surgirán más oportunidades para abordar la cuestión de la equidad”, señala Quezzaire.
El apoyo a la educación inclusiva y el aprendizaje social y emocional son dos áreas que requieren atención. “En algunos colegios, no estaba permitido el aprendizaje en línea por cuestiones relacionadas con la inclusividad, lo que significa que las definiciones de inclusividad y acceso deben revisarse. Dado que los alumnos se reincorporan después de vivir una situación de trauma, enfermedad o aislamiento, el aprendizaje social y emocional también adquirirá importancia”.
Los colegios tendrán que crear nuevas oportunidades de interacción cara a cara para el aprendizaje social y emocional, y el personal de apoyo tendrá un papel más destacado en un entorno de aprendizaje combinado que afronte estos cambios. “Los bibliotecarios, asesores escolares y especialistas en tecnología son ahora más importantes que nunca y sus aportes serán fundamentales para crear una nueva normalidad”, afirma.
“We’ve already seen some schools and districts make valiant efforts to provide equipment and services to students. I suspect these efforts will continue”.
Los colegios y el IB
Quezzaire señala que el IB ahora tiene una idea mucho más clara de la gama de recursos disponibles para los colegios. “Hemos tenido el privilegio de ver la creatividad con la que los colegios han respondido a la repentina transición al aprendizaje a distancia. También somos más conscientes de los desafíos que afrontan nuestros colegios a la hora de adoptar nuevas tecnologías y formas de aprender. Espero que esta experiencia se traduzca para ellos en una visión que satisfaga sus necesidades actuales y futuras”.
Eche un vistazo a las publicaciones “El colegio en línea: lecciones aprendidas de la investigación y la práctica” y “Los colegios responden al brote epidémico de la COVID-19 con soluciones virtuales”.
Si quiere compartir su historia como alumno del IB o la de su Colegio del Mundo del IB, escríbanos a [email protected]. Agradecemos su contribución continua y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, de Twitter, Instagram.y ahora también de YouTube!
Si le gustó esta historia, le recomendamos las siguientes: