En mi opinión, el mundo es más interesante cuando rechazamos las convenciones y damos prioridad a lo que nos importa. Así que decidimos poner a prueba esa idea: el presupuesto en una hoja de cálculo, la elección de una zona de buceo, el plan de hacer seis inmersiones y un objetivo en mente: el de aportar nuestro granito de arena a la conservación marina, de los tiburones y de los arrecifes de coral.
Como parte de sus estudios de Creatividad, Actividad y Servicio (CAS), un grupo de estudiantes del Jayshree Periwal International School (JPIS), en la India, fueron a Koh Racha Yai, en Phuket (Tailandia), y regresaron con dos certificaciones de la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI): una de conservación de arrecifes de coral y otra de buceo en aguas abiertas.
El buceo es un intento de la raza humana de conocer mejor el mundo marino, pero con un propósito: el de contribuir a la supervivencia de las especies amenazadas y los arrecifes de coral. Cada año, con el objetivo de explorar lo que cubre el 71 % de la superficie terrestre, el JPIS lleva de viaje a un grupo de estudiantes para que puedan conocer mejor el mundo submarino.
Con metas como la elección de la zona de inmersión o la interacción con buceadores de distintas culturas, comprendimos la importancia de hacer un presupuesto y minimizar costos. También aprovechamos para aprender más sobre la cultura del budismo y leer libros para sumergirnos en la experiencia.
Cuando se bucea es una de las pocas veces que se pueden ver animales en su hábitat natural: de forma auténtica y sin filtros. Se dejan atrás las cosas pendientes y, de pronto, se flota sobre un bellísimo arrecife que rebosa de una vida y unos colores inigualables. El mundo submarino es mágico: es un lugar donde el sonido del silencio no resulta solitario, sino reconfortante.
No solo se experimenta un subidón de adrenalina al saltar del barco, sino que también se desarrolla un sentido de pertenencia a la vida marina. Lo bonito del submarinismo es que nos acerca a la naturaleza. Una vez que se nada en las increíbles aguas azules y cristalinas, la pasión de proteger la vida marina nunca desaparece.
La inspiración de lo que les contaron los conservacionistas marinos y de su propio contacto con la vida marina animó al grupo de estudiantes del JPIS a generar un cambio positivo.
Dos estudiantes del viaje de buceo están creando un mecanismo para extraer microplásticos del océano mediante tecnología avanzada. Otro ha presentado una patente sobre el uso de drones para limpiar los residuos del mar. Y bastantes han utilizado lo que aprendieron como tema para sus trabajos de evaluación interna.
Para mí, bucear en las profundidades del océano no consiste solo en una inmersión, sino que también es el epítome de que el miedo nos impide ver todo lo que desconocemos: se trata de conseguir que la curiosidad llegue a un nivel tan alto que, por mucho miedo que sintamos al hacer algo por primera vez, aun así decidamos intentarlo.
El alumnado pudo establecer conexiones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y comprender cómo nuestras decisiones afectan a las siguientes generaciones. Esta integración entre los ODS de las Naciones Unidas y el aprendizaje experiencial de CAS nos permitió entender mejor algunas cuestiones globales.
Al visitar restaurantes tailandeses locales, comprendimos que descubrir una cultura nueva es mucho más que hacer fotos.
También visitamos el templo del Gran Buda, donde sentí una calma y una serenidad incomparables. Al provenir de la India, fue nuestra mentalidad abierta hacia las culturas lo que nos permitió respetar el monasterio. Juntos desarrollamos el entendimiento intercultural y el respeto por las comunidades.
Tres semanas antes de empezar nuestro curso, tuvimos que hacer una prueba de natación. Cuando llegamos a Phuket, tuvimos las clases de teoría de aguas abiertas y en la piscina, donde aprendimos 49 destrezas, que nos sirvieron para las seis inmersiones en aguas abiertas que teníamos previstas. Como parte del proyecto de concienciación sobre la conservación, además de obtener la certificación de buceo, el grupo del JPIS adoptó su propia zona de inmersión y plantó un arrecife de coral, demostrando así su compromiso con la conservación marina.
Love Trivedi es un profesor de Física altamente cualificado y con mucha experiencia, que lleva más de una década enseñando en el IB. Como examinador de Física y Tecnología del Diseño, aporta múltiples conocimientos al aula y fomenta la comprensión profunda de las asignaturas por parte del alumnado. Su firme compromiso con la sostenibilidad se observa cuando anima a sus estudiantes a que piensen de forma crítica sobre el mundo a su alrededor y a que emprendan acciones para ejercer un impacto positivo.