Top Nav Breadcrumb - Spanish0

Estudiar un semestre en el extranjero ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida

Sonia Montejano3Sonia Monejano, exalumna del IB, se graduó en 2012 en el Robert E. Lee High School de Tyler (Texas, Estados Unidos). En la actualidad, estudia el cuarto año de Ciencias Políticas en la Universidad de Texas (Austin). En este artículo, nos cuenta sobre su semestre en el extranjero.

Siempre he sentido fascinación por las culturas y las lenguas extranjeras, y estudiar el Programa del Diploma me sirvió para reforzar mi deseo de conocer el mundo. No puedo decir con exactitud cuándo decidí estudiar en el extranjero. Es un deseo que siempre tuve.

Antes de mi segundo año de universidad, empecé a pensar en posibles destinos y descubrí la gran cantidad de programas que se ofrecían en prácticamente cada rincón del mundo. Había estudiado francés en la secundaria y también en la universidad, así que Francia fue mi primera opción. Esperaba que la inmersión lingüística me ayudara a mejorar mi fluidez. El hecho de que mi universidad ofreciera un programa específico de mi especialidad en Sciences Po (París), una de las mejores instituciones de ciencias políticas de Francia, reafirmó mi decisión. Viviría con una familia anfitriona y estudiaría en el centro de la ciudad. Tras enviar varias cartas de solicitud, me aceptaron en el programa y estudiaría el semestre de otoño de 2014 en París.

Sonia Montejano1Pese a haber asistido a clases de lengua y cultura francesa, no me sentía completamente preparada para la experiencia de vivir en un país extranjero. Las primeras semanas fueron algo difíciles. Sufrí un revés al darme cuenta de que mi vocabulario de francés de nivel tres no me permitiría ir más allá de una operación bancaria o una conversación con la madre de mi familia anfitriona. Sin embargo, tras las dificultades iniciales, poco a poco comencé a sentirme como en casa. A mediados de septiembre, la muchacha de la panadería más cercana ya me conocía por mi nombre. Hice amigos en Sciences Po, descubrí mis lugares favoritos para comer y empecé a hacer de París mi propia ciudad.

La ciudad de las luces es realmente tan maravillosa como esperaba. Hasta las personas parecen brillar, las cafeterías de las calles están siempre llenas de gente y es tan fácil ver a un grupo de amigos hablando en voz alta, como a una persona que observa en silencio con una taza de café. Sin duda, mi actividad favorita era pasear por las distintas zonas de la ciudad y empaparme de su magia. No hay mejor forma de experimentar la ciudad que caminar por sus calles (además, se evita tomar el metro). Al caminar, se absorben la arquitectura, los olores y los sonidos, se comienza a observar cómo los barrios o arrondissements encajan como las piezas de un rompecabezas, y se consigue la gloriosa independencia del GPS del teléfono móvil. Para mí, así fue cómo París pasó de ser una preciosa obra de arte a algo de lo que yo ya formaba parte.

Sonia Montejano2Vivir en el extranjero me ayudó a crecer mucho como persona y a desarrollar mi conciencia cultural. Sin embargo, el aspecto más destacable de mi semestre en Francia (aunque quizás no siempre el más divertido) fue Sciences Po. Allí estudié relaciones internacionales y política de la UE con algunos de los académicos más influyentes de Europa. También tuve la oportunidad de aprender sobre el Gobierno de los Estados Unidos y sus políticas desde la perspectiva de otra nación. Aunque mis clases eran exigentes, y la adaptación a un sistema educativo diferente tuvo sus dificultades, resultó ser una experiencia muy gratificante que me ayudó a abrir la mente. Como resultado, desarrollé un interés por la Unión Europea y la política comparativa, que es a lo que deseo dedicarme en el futuro. Estudiar en el extranjero tuvo una enorme influencia en mí, y aún sigo cosechando los beneficios de mis experiencias académicas y culturales día tras día.