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Preparación de los alumnos para un futuro brillante

A multi-ethnic group of business professionals are looking over pictures in the boardroom.

La revista IB World investiga cómo el Programa de Orientación Profesional (POP) ayuda a los alumnos a desarrollar todo su potencial y ofrece una solución para las necesidades del mercado laboral de cara al futuro

La combinación de las asignaturas académicas con los intereses personales puede ser la receta secreta que ayuda a los alumnos a prosperar en su carrera profesional.

El Greenfield Community School de Dubái nos ofrece un buen ejemplo. Una de sus primeras alumnas del Programa de Orientación Profesional (POP), Alina, continuó con sus estudios en la Universidad de Aviación Emirates (Dubái), donde se graduó en administración de empresas en 2013, después de no haber superado los exámenes del GCSE. Alina, que ahora desea cursar un máster en el mismo campo, fue una de los 31 alumnos que completaron el POP; 27 de ellos siguieron estudiando y 4 se incorporaron al mercado laboral.

De manera similar, el POP ha contribuido al compromiso de aquellos alumnos del South Lakes High School (EE. UU.) que podrían haber tenido dificultades académicas en otras áreas. Susan Brownsword, profesora de gestión empresarial y TI, y coordinadora del POP, afirma: “El aumento del compromiso en el colegio a través de la exposición de los alumnos a una educación técnico-profesional puede brindarles una dirección y un propósito que incrementen sus posibilidades de terminar el colegio. También puede ayudarlos a ver, por primera vez, el valor de la educación postsecundaria como un vehículo para adquirir más experiencia en su campo de estudio de orientación profesional”.

El POP ofrece a los alumnos una educación reconocida a nivel internacional, y les permite desarrollar la experiencia y las habilidades necesarias para especializarse en una alternativa profesional de su elección.

Mike Worth, coordinador del POP del Greenfield Community School, aprecia el gran valor del programa: “Prepara a los alumnos para cualquiera que sea su futura carrera. Los alumnos necesitan una alternativa profesional, un objetivo y habilidades que se pueden transferir, como la autogestión, la organización, el cálculo, las lenguas y las TIC”, señala.

young office workers discussing

Estas habilidades irán adquiriendo más importancia a medida que evolucione el mercado laboral. Según el informe Future Work Skills 2020 del Institute for the Future, los disruptivos cambios tecnológicos están cambiando nuestra forma de trabajar e incrementando la necesidad de desarrollar habilidades como la inteligencia social, la conciencia situacional, la capacidad de determinar significados más profundos, el razonamiento basado en datos y la mentalidad orientada al diseño.

El valor de la experiencia práctica

Los alumnos del Greenfield Community School han tenido la oportunidad de utilizar sus habilidades en situaciones de la vida real, lo cual ha contribuido a su preparación de cara a futuros trabajos. Según Worth, una de las actividades fue el “mayor éxito del POP en el colegio hasta el momento”.

Durante un curso de gestión empresarial del BTEC, se pidió a los alumnos que propusieran entre todos una idea para un nuevo negocio o servicio. Decidieron crear un libro de cocina que reflejara la diversidad del colegio e incluyera una receta típica de cada una de las 86 nacionalidades representadas en el colegio.

“Cuando tuvieron preparado el libro, los alumnos se pusieron en contacto con una imprenta para negociar el precio de la impresión y crearon un plan de marketing para asegurarse de que los padres, los tutores legales y los miembros de toda la comunidad estuvieran interesados en comprar el libro de recetas”.

El libro tuvo muy buena acogida. Los alumnos instalaron puestos en la comunidad local y vendieron los libros durante los fines de semana. Donaron los beneficios a dos organizaciones benéficas: Feeline Friends, un refugio para gatos, y Adopt a Camp, una institución con sede en Dubái que ayuda a los trabajadores a pagar su viaje de regreso a casa si tienen problemas y se encuentran trabajando fuera.

“El proyecto completo se desarrolló durante más de cuatro meses y los alumnos quedaron encantados. Supieron responder muy bien a los plazos fijados, entre otras cuestiones”, añade Worth.

En otro ejemplo, Worth entregó a los alumnos de su clase de Tecnología del Diseño un encargo para crear un menú que pudiera servirse en la cantina del colegio. “El responsable y cocinero de la cantina habló con los alumnos para informarlos de aspectos como el costo, la logística, el envasado, la nutrición, los requisitos dietéticos y las tendencias alimentarias”, explica.

University students at a tech college working on robotic drones as part of their science project.

Los alumnos prepararon varios platos para que el responsable de la cantina los probara, y el mejor de ellos se sirvió en la cantina durante una semana. Este tipo de actividad demuestra que los objetivos generales del POP también se exploran en el currículo de las asignaturas del PD.

Como parte del POP en el Greenfield, los alumnos realizan tres prácticas laborales. “Después de aprender habilidades como la solicitud de un puesto de trabajo, la redacción de un CV, la comprensión de los entornos de trabajo y la atención al cliente, por ejemplo, los alumnos realizan prácticas en empresas para aplicar esas habilidades”, señala Worth.

“También crean una carpeta de trabajo, y cuando empiezan a asistir a entrevistas, pueden demostrar su capacidad para desempeñar el trabajo demandado en la entrevista y hablar con sinceridad y entusiasmo sobre su trabajo”.

Alina trabajó con una empresa de diseño de interiores durante el POP. Quedaron tan impresionados con su trabajo que le ofrecieron unas prácticas profesionales y apoyo durante sus estudios superiores. Ahora compagina su trabajo a tiempo parcial en la empresa con el máster que está estudiando.

Momentos de revelación

Una vez que los alumnos han decidido lo que van a estudiar, el siguiente paso es ayudarlos a lograr su objetivo.

El South Lakes High School organiza varias actividades para ayudar a los alumnos del POP a decidir cuál será su siguiente paso, como ferias de empleo y pruebas de personalidad, a partir de las cuales se crea una lista de posibles salidas laborales. Estas actividades también pueden ayudar a los alumnos a determinar las funciones que mejor se adaptan a sus habilidades e intereses.

“Con independencia de si el alumno finalmente se dedica al campo profesional que ha elegido, su aprendizaje es válido para todas las áreas: ética profesional, habilidades de resolución de problemas en situaciones reales, y la importancia del trabajo en equipo y el servicio al cliente para el éxito de un lugar de trabajo”, afirma Brownsword.

Scott Waters, graduado del POP del South Lakes High School, se matriculó en el programa porque se estaba planteando estudiar en escuelas de cocina. Sin embargo, aunque le encantó la experiencia de este curso, descubrió que no quería dedicarse a ello profesionalmente. Según dice, se alegra de haberlo descubierto tan pronto.

Scott afirma haber aprendido muchas habilidades muy valiosas para toda la vida. “Desarrollé una sólida ética profesional y la capacidad de gestionar mis tareas sin agobiarme. Mejoré otras habilidades como la creatividad, la paciencia y el liderazgo”.

“Claro que todos los alumnos realizan proyectos en grupo durante sus estudios, pero fue cuando estudié cocina cuando comprendí la importancia de ser capaz de trabajar con otras personas, particularmente cuando las personalidades no son afines. Para cumplir objetivos en una cocina comercial (y la vida real), todo el mundo debe confiar en la capacidad de sus compañeros para realizar tareas importantes”, añade.

“Si bien la educación debe combinar los estudios de formación profesional y el aprendizaje académico de forma equilibrada, un exceso de este último puede aislar a muchos alumnos e impedirles perseguir sus objetivos”, plantea Brownsword.

Sin embargo, es importante priorizar las buenas prácticas aplicables a cualquier futura profesión, afirma: “Creo que todos los docentes tenemos la responsabilidad, no solo de enseñar el contenido del curso, sino también de estimular el desarrollo de las habilidades de pensamiento crítico de los alumnos”.

“He visto a varios alumnos que tienen la sensación de estar estudiando por fin un curso que tiene aplicación práctica. Hay un momento de revelación en el que deciden lo que desean estudiar en la universidad o a lo que quieren dedicarse profesionalmente”, añade.

Scott está finalizando actualmente su primer año en la universidad. Afirma: “Gracias a mis experiencias con la exploración de estudios de formación profesional durante el POP, entiendo el valor de tener una mentalidad abierta y sé con seguridad que lograré buenos resultados en cualquier ámbito al que me dedique”.