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La tecnología nos permite mantener la pertinencia de la evaluación

Contribución de Adrian Kearney, director del departamento de Colegios del Mundo del IB del Bachillerato Internacional

En todo el mundo, los alumnos disponen de acceso ilimitado a recursos de información y entretenimiento a través de los últimos dispositivos y aplicaciones, tanto en el área educativa como en su tiempo libre. La tecnología y la conectividad están teniendo un enorme impacto en los colegios, y están transformando las buenas prácticas de enseñanza y aprendizaje.

En la actualidad, es poco habitual que un colegio no proporcione a sus alumnos acceso a varios tipos de dispositivos. Los colegios progresistas están desarrollando formas innovadoras de integrar la tecnología en numerosos aspectos de la enseñanza cotidiana, desde la colaboración a distancia en línea con compañeros o expertos en una materia, hasta la mayor implicación de los padres en el aprendizaje de sus hijos.

La tecnología moderna también ofrece a los educadores una serie de herramientas, procesos y recursos nuevos que se pueden utilizar tanto dentro como fuera del aula, y que permiten a los docentes supervisar y evaluar el desempeño de los alumnos a lo largo del curso académico.

Resulta sorprendente que la tecnología no tenga el mismo grado de presencia en los procesos de evaluación educativos, más concretamente en los exámenes del GCSE y los A-levels del Reino Unido. En la mayoría de los casos, las entidades examinadoras utilizan un banco de preguntas de opción múltiple o con espacios en blanco para rellenar que da poco margen a los alumnos para demostrar la profundidad de su aprendizaje en contexto, su pensamiento crítico y creativo o la amplitud de su imaginación. Estas evaluaciones unidimensionales solo prueban la destreza en una serie limitada de habilidades, y revelan muy poco sobre lo que los alumnos de hoy en día, muy familiarizados con la tecnología, saben o son capaces de hacer.

Es importante que los sistemas de evaluación educativos midan los conocimientos aplicados y contextuales, y no solo lo que los alumnos se han aprendido de memoria, para que la pertinencia de los resultados de las pruebas sea mucho mayor. Los propios alumnos, los docentes, los centros de educación superior y las empresas contratantes encuentran útil conocer no solo lo que los alumnos saben el día del examen, sino también sus aptitudes y su forma de aprender y trabajar, como alumnos y como ciudadanos de una comunidad local, nacional y global.

A fin de impulsar el cambio en la evaluación, hemos implementado un nuevo modelo electrónico para evaluar el desempeño de los alumnos en el Programa de los Años Intermedios (PAI), que incluye un nuevo proceso de exámenes en pantalla. El nuevo modelo de evaluación electrónica está destinado a los alumnos de 16 años que finalizan el PAI, y les exige ir más allá de la memorización de los contenidos. Solo el 25 % de la evaluación se basa explícitamente en los conocimientos y la comprensión; el resto se centra en la indagación, la comunicación y las habilidades de pensamiento crítico.

La tecnología facilita todos los aspectos del proceso logístico de la evaluación electrónica del PAI y permite crear exámenes que, además de funcionales y fiables, son fáciles de gestionar y mensurables. El mayor impacto de la tecnología es que permite a los alumnos acceder más fácilmente a una mayor variedad de contenidos. Gracias al diseño digital, los alumnos pueden interactuar con imágenes, textos visuales, videos y animaciones. Las herramientas en pantalla ayudan a los alumnos a trabajar con una lengua que no sea la que mejor dominan y las tecnologías adaptativas garantizan el acceso a los exámenes a aquellos alumnos que presentan necesidades especiales.

Si el sector de la educación logra seguir el ritmo rápido de los avances tecnológicos que se producen en los hogares y lugares de trabajo, las entidades examinadoras tendrán que colaborar entre sí para comprender y desarrollar modelos de evaluación que permitan medir los que prevemos que serán los aspectos más importantes del mundo en el futuro. Aunque acabamos de empezar a revelar las posibilidades que brinda la tecnología para promover una evaluación más significativa y un mejor aprendizaje, estamos en un punto de partida muy emocionante.