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Todos los niños tienen derecho a una educación de calidad

Los alumnos del Programa del Diploma (PD) del Tonbridge Grammar School están ayudando a transformar la vida de un grupo de alumnos de Malawi

En diversas zonas de Malawi, muchos niños afrontan grandes obstáculos para recibir una educación de calidad. Los colegios locales, muy pocos y dispersos, reciben niños de un gran número de comunidades. Por ejemplo, el Nancholi Primary School presta servicio a siete comunidades, cuya población total supera los 18.000 habitantes.

El Tonbridge Grammar School (TGS) de Kent (Reino Unido) quiso ayudar a ampliar el acceso a la educación en varias poblaciones rurales de Malawi como parte de su proyecto de ayuda humanitaria, que promueve el respeto y el entendimiento intercultural.

El TGS viene colaborando desde 2013 con la Joshua Orphan and Community Care, una pequeña organización benéfica que trabaja en Malawi y defiende la idea de que todos los niños tienen derecho a una educación de calidad. Juntos, ayudaron a crear un salón de actos en el Joshua Secondary School de Pensulu, renovaron varias aulas en Kumwandika y construyeron un parque infantil en un comedor social del poblado de Manyenje.

Hasta la fecha, el TGS ha recaudado más de 35.000 libras esterlinas a través de diversas iniciativas, como concursos de preguntas, lavado de vehículos, tatuajes de henna en las manos, venta de dulces, embalaje de productos en supermercados locales y varios paseos y carreras con fines benéficos.

Como parte de la visita de este año, dos equipos de alumnos del PD trabajarán en la construcción de una nueva aula para un colegio de primaria que el TGS ayudó a construir en Manyenje en 2013.

Samantha Twinam, coordinadora internacional y de Creatividad, Actividad y Servicio (CAS) del TGS, afirma: “La creación de un entorno de enseñanza de buena calidad no solo sirve para atraer a niños de toda la zona, sino que también anima a los buenos docentes a trabajar en el colegio”.

Emma, una alumna del PD, afirma que este proyecto ha supuesto una transformación muy positiva para ella. “He desarrollado nuevos valores, actitudes y habilidades”, señala. “He aprendido a trabajar en equipo y he mejorado mi capacidad de liderazgo. Todas las actitudes que he desarrollado son positivas y beneficiosas. Para mí, la más importante ha sido la capacidad de apreciar”, añade.

 

“He vivido la experiencia más transformadora de mi vida y no la cambiaría por nada del mundo. Lo que he aprendido se puede aplicar en muchos ámbitos de mi vida, como mi hogar, mi colegio y mi trabajo. También he desarrollado una mentalidad más abierta”.

Este artículo forma parte de una serie de historias de la revista IB World, concebida para dar a conocer las extraordinarias iniciativas que están llevando a cabo alumnos y educadores del IB de todo el mundo. Siga estas historias en Twitter (@IBorganization #IBcommunitystories.). Si desea compartir experiencias e historias extraordinarias, escriba a editor@ibo.org.