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De las dificultades al triunfo

La revista IB World ha entrevistado a Avery Coffey, graduado del Programa del Diploma (PD) y la Universidad de Harvard. Su experiencia en el PD en el Benjamin Banneker Academic High School le sirvió de inspiración para luchar por la igualdad en la educación.


Todos podemos ir adonde queramos y emprender la carrera que deseemos. No debemos permitir que nadie nos ponga trabas para tratar de alcanzar nuestros objetivos.

Avery Coffey es testigo de que las circunstancias difíciles no tienen por qué ser un obstáculo para lograr el éxito. Cuestionando los estereotipos sobre la raza y los privilegios económicos, aprovecha su experiencia para inspirar a las nuevas generaciones.

Hace tres años, Avery, graduado del IB, fue admitido en cinco universidades de la Ivy League: Harvard, Princeton, Yale, Brown y la Universidad de Pennsylvania. Fue una elección difícil, pero Avery decidió que Harvard era la opción más adecuada para él.

“Estar entre las mentes más brillantes del mundo supone todo un ejercicio de humildad”, afirma. “Te empuja a la excelencia. Es fantástico contar con el sello de Harvard y tengo la suerte de disponer de la riqueza de recursos que ofrece la universidad”.

El graduado del IB convirtió sus dificultades en triunfos. Ahora planea abordar la desigualdad en la educación en su comunidad local.

Avery creció en Washington D. C. y fue testigo de la segregación residencial, la disparidad en la distribución de la riqueza y la gentrificación. Según dice, eligió la economía y los estudios afroamericanos para comprender mejor su situación y los problemas sociopolíticos de su comunidad, tanto en su país como en el resto del mundo.

Durante su etapa en Harvard, Avery aprendió que la comparación puede robarnos la alegría. Afirma: “No podía compararme con los demás porque cada uno tenía un origen diferente. Cuando interioricé esa idea, empecé a disfrutar de verdad de mi experiencia en Harvard”.

El IB sentó las bases

Antes de Harvard, Avery estudió en el Benjamin Banneker Academic High School de Washington D. C., donde cursó las asignaturas de Matemáticas, Inglés, Historia, Biología, Español y Teoría del Conocimiento (TdC) del PD. Según dice, fue el rigor académico del programa lo que inicialmente llamó su atención.

Su asignatura favorita era Historia, en su opinión, gracias a su profesor Joseph Presley, que impartía unas clases muy interesantes. “En ocasiones, Presley organizaba seminarios socráticos, que animaban a toda la clase a preocuparse por la información y a mantener una discusión abierta, en lugar de limitarse a escuchar la lección del profesor”. También reconoce los méritos de su profesora de Biología, Mandi Jacobson, que conseguía “añadir un toque de diversión” a la asignatura.

El PD me ayudó a abrir la puerta para otras personas

Añade: “Al considerar en retrospectiva mi experiencia en el PD, puedo decir que me enseñó la importancia del estudio. En Harvard, no podía depender únicamente de mi inteligencia”.

El mejor recuerdo que Avery tiene de su etapa en secundaria es el reconocimiento que recibió, en una ceremonia del colegio, por las universidades en las que había sido admitido y las becas que le otorgaron. “Fue maravilloso que se me reconociera un trabajo que la mayoría de mis compañeros desconocían”, señala. “Me gusta pasar desapercibido y me he esforzado mucho para llegar donde estoy, así que el apoyo de mis compañeros y profesores me motivó para continuar mi camino al éxito”.

Soñaba con ser director general de una empresa

De pequeño, a Avery le encantaba cocinar y quería ser chef. Sin embargo, aquella aspiración pasó a ser un pasatiempo cuando se dio cuenta de que le interesaba más el sector empresarial. “Quería ser director general de una empresa de Fortune 500 o un gran empresario”.

Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, es una gran inspiración para Avery. “Ha logrado un éxito extraordinario, y pese a ello, sigue teniendo la ambición de ser todavía mejor. Emprende misiones sociales para crear un mundo aún más interconectado”, afirma.

Sin embargo, Avery ve ahora cómo su vida está tomando un rumbo diferente al que tenía previsto.

Hacer fructificar lo aprendido

Después de graduarse en Harvard, espera trabajar en una empresa de consultoría, finanzas o tecnología, y estudiar en una escuela de negocios. También planea poner en marcha una organización sin fines de lucro en el sudeste de Washington D. C. para ayudar a que más jóvenes de color destaquen en el ámbito académico y profesional, y abordar el problema de la desigualdad en la educación en su comunidad local.

“Todos podemos ir adonde queramos y emprender la carrera que deseemos”, afirma Avery. “No debemos permitir que nadie nos ponga trabas para intentar lograr nuestros objetivos”. Avery está convencido de que, en un plazo de 10 años, estará trabajando en una política educativa que cambiará las vidas de muchas personas.


Esta historia se publicó originalmente en la edición de octubre de 2017 de la revista IB World. ¿Es usted graduado del IB? Visite www.ibo.org/es/alumni para unirse a la red de exalumnos del IB.