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“No pierdan los nervios”

El mundo es un lugar complejo, y los educadores están en primera línea de combate. Han de absorber todo lo que sucede y desarrollar estrategias para ayudar a sus alumnos a abrirse camino y prosperar.

Como parte de las celebraciones de nuestro 50.o aniversario, hemos preguntado a David Homer, presidente de la Junta de examinadores del IB, qué papel puede desempeñar el IB a la hora de afrontar los desafíos actuales y qué consejos les daría a los educadores.

David Homer también es miembro ex officio del Consejo de Fundación y cuenta con amplia experiencia en evaluación, tanto en el sistema de exámenes del Reino Unido como en el ámbito internacional. Ha sido asesor de Ofqual, el organismo regulador de exámenes del Reino Unido, y hasta hace poco, ocupó el cargo de examinador jefe de Física.

En un mundo cada vez más complejo como el actual, ¿qué papel desempeña el IB y cuál es su impacto?

El mundo moderno se mueve a un ritmo vertiginoso. Uno de los desafíos a los que se enfrentan los educadores es asegurarse de que los alumnos puedan responder a esta velocidad de cambio, no solo en el colegio y la universidad, sino también en etapas posteriores de su vida. El IB tiene una declaración de principios muy clara, y parte de ella reza que los cuatro programas alientan a los alumnos a adoptar una actitud activa de aprendizaje durante toda su vida y a ser compasivos. Para mí, esto lo dice todo. Las palabras clave en lo que respecta a la respuesta al cambio son: “activa” y “durante toda su vida”. Tenemos una clara repercusión porque nuestras revisiones del currículo se centran en el aprendizaje conceptual, la creatividad y la flexibilidad, no en el aprendizaje de memoria. La compasión es necesaria cuando ayudamos a las personas que se quedan desamparadas como consecuencia de los cambios, ya sean políticos o sociales. Los graduados del IB desarrollan la resiliencia mental y la comprensión necesarias para responder a estas cuestiones.

Ha sido docente, examinador, miembro de IBEN, presidente de la Junta de examinadores… A partir de su experiencia, ¿qué consejo daría a los educadores de hoy en día?

Que no pierdan los nervios. Los educadores de hoy en día reciben muchas presiones que no existían hace 50 años. Se me vienen a la mente las presiones normativas, las financieras y las sociales, entre otras. La educación de los jóvenes es una de las grandes vocaciones, si no la mayor de ellas, porque trata de la forma de transmitir nuestros valores y cultura (en el sentido más amplio) a la siguiente generación. Todos los jóvenes necesitan un estímulo y los educadores debemos ofrecer una enseñanza estimulante, aunque en ocasiones esta vaya a contracorriente de la autoridad.

¿Cómo cree que evolucionará la educación del IB en los próximos 50 años?

Soy un gran defensor de la frase “Si no está roto, ¿para qué arreglarlo?”. Veo a graduados del IB de 30 y 40 años, y también a los que acaban de salir del Programa del Diploma. No hay mucha diferencia entre ellos. Todos son hombres y mujeres seguros de sí mismos, maduros y solidarios que se han beneficiado de la profundidad y amplitud de la educación del IB. Transfieren los valores del perfil de la comunidad de aprendizaje a la educación superior y su vida laboral. El IB seguirá formando a jóvenes preparados como estos dentro de 50 años, siempre y cuando pueda sortear los cambios que depara el futuro.

No puedo predecir cómo será el futuro a 50 años vista. No sé cómo serán las evaluaciones ni el devenir de las asignaturas y los grupos de asignaturas. Lo que sí sé es que el IB responderá a los cambios con la misma eficacia con la que lo ha hecho durante el último medio siglo. Esto implica mantener la flexibilidad, la agilidad y el enfoque innovador, seguir respondiendo al cambio de una forma eficaz y continuar centrándose en la misión y el perfil de la comunidad de aprendizaje. Si el IB puede seguir haciendo todo esto, el futuro está garantizado.

Ahora que estamos rindiendo homenaje al influjo de nuestros educadores, ¿hubo algún docente que le sirviera de inspiración durante su etapa educativa?

Tuve la suerte de aprender de la mano de muchos hombres y mujeres inspiradores a lo largo de mi etapa educativa. También he tenido la suerte de ejercer de profesor y examinador con muchos compañeros inspiradores (a los alumnos del Programa del Diploma y el Programa de Orientación Profesional les parecerá raro que un examinador pueda servir de inspiración, ¡pero así es!). Muchos de estos compañeros, que siguen dando clase, se morirían de vergüenza si dijera aquí sus nombres. Pero algo que tienen en común es que, sean o no docentes del IB, todos reconocerían el perfil de la comunidad de aprendizaje del IB como una aspiración para todos sus alumnos y como una meta personal para sí mismos.

Si tuviera que destacar a una sola persona (a quien, de hecho, nunca conocí personalmente) que me sirviera de inspiración cuando era joven, y que aún sigue haciéndolo, es el científico, matemático y comunicador Jacob Bronowski. Él se hubiera considerado un profesor. Su calidad humana es evidente en todos sus escritos, ya sean de poesía, crítica literaria, filosofía o ciencia. Fue un hombre de una amplitud de conocimientos extraordinaria. Al final de su vida, creó una serie de televisión muy influyente titulada El ascenso del hombre, donde se repasa el desarrollo de la sociedad desde una perspectiva científica. Quienes hayan visto los programas o hayan leído el libro de la serie reconocerán la importancia de la indagación, la información, la integridad y el pensamiento para el desarrollo científico de nuestra especie. También habrán descubierto el trasfondo humano de la ciencia y la necesidad de apreciar que otros científicos, con sus diferencias, también pueden estar en lo cierto.