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Los valores atemporales y la educación para el futuro

Howard Gardner, profesor de educación de la Universidad de Harvard, es un prestigioso psicólogo especializado en desarrollo que mantiene una larga y valiosa asociación con el IB. Su teoría de las inteligencias múltiples está considerada como un trabajo revolucionario desde que apareciera por primera vez en su libro Estructuras de la mente (1983). Gardner ha ampliado su enfoque para abarcar una visión de la educación que reconoce el papel central de los valores humanos atemporales en el desafío de mantener la pertinencia y la eficacia de la educación de cara al futuro.
Además de recibir innumerables premios y honores, ha sido incluido en la lista de los 100 intelectuales públicos más influyentes del mundo de las revistas Foreign Policy y Prospect. Como reconocimiento a su trabajo en el ámbito educativo, ganó el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2011 y el Brock International Prize de Educación en 2015.
En el marco de las celebraciones de nuestro 50.o aniversario, le hemos preguntado sobre lo que piensa de la educación y los desafíos que esta afrontará en el futuro.

Q: ¿Cómo describiría los futuros desafíos de la educación?

La plena alfabetización en todo el mundo seguirá siendo un objetivo importante. Además de las competencias de lectura, escritura y cálculo, los alumnos deben aprender a programar, analizar datos y trabajar de forma fluida con los macrodatos. En la misma línea, y en vista de la creciente brecha entre quienes viven con holgura y quienes luchan por ganarse la vida, podemos suponer que la preparación para desempeñar un trabajo, o mejor, un oficio, será prioritaria.

Dadas estas probabilidades, es de vital importancia que los sistemas educativos progresistas no olviden los valores educativos de toda la vida.

Q: ¿Qué valores de toda la vida debe mantener el IB?

Creo que el IB debería promover tres valores tradicionales. En primer lugar, la verdad, que lleva a que las descripciones del mundo sean válidas y estén respaldadas por pruebas. Segundo, la belleza, según la cual las experiencias son dignas de cultivarse, apreciarse y compartirse. Por último, la bondad, esto es, cómo los seres humanos pueden y deben comportarse con respecto a otras personas y al planeta en que habitamos.

Q: ¿La bondad se entenderá de manera diferente a medida que el papel de las personas cambie en el futuro?

En el futuro, al igual que en el pasado, el mayor reto de la educación será ayudar a los jóvenes a convertirse en buenas personas, buenos trabajadores y buenos ciudadanos. Aprendemos a ser buenas personas siguiendo preceptos de toda la vida, como los contemplados en la Regla de Oro y en escrituras tan valiosas como los diez mandamientos o (en una formulación más reciente) la Declaración Universal de Derechos Humanos. No hay mucho más que añadir sobre el tema, salvo que seguir estos preceptos siempre ha supuesto un desafío.

Q: ¿En qué medida es responsabilidad de los colegios ayudar a formar alumnos que encarnen estos valores?

La plena preparación para la ciudadanía y el comportamiento profesional se sale del ámbito educativo de un Colegio del Mundo del IB, y de cualquier institución educativa. Satisfacer estas necesidades no puede ser tarea exclusiva del colegio; las familias, las tradiciones espirituales, los modelos comunitarios, y los medios de comunicación tradicionales y nuevos deben contribuir, y hacerlo de manera positiva. Pero siendo realistas, si los colegios no asumen gran parte de estas responsabilidades, es poco probable que se cumplan las expectativas en la mayoría de los casos. Y esto afecta especialmente a las familias que se mueven por el mundo, como ocurre tan a menudo con la población del IB. Espero y confío en que el IB siga asumiendo un papel importante en la formación de seres humanos informados e instruidos, que busquen y compartan experiencias bellas y que actúen de maneras que despierten admiración.

Q: Ahora que el IB celebra su 50.o aniversario, ¿puede contarnos alguna experiencia de enseñanza de su vida que haya tenido un impacto especialmente importante en usted?

Esa pregunta se la hemos planteado mi equipo de investigación y yo a casi 2.000 personas, pero yo todavía no he tenido que responderla. Diría que mi etapa como alumno del Harvard College hace más de medio siglo (1961-1965) fue la experiencia más transformadora que he vivido. Y esa experiencia incluía de todo: desde profesores estimulantes y sugestivos hasta compañeros interesantes y consumados, pasando por textos importantes (y obras de arte, experimentos de laboratorio, etc.) que probablemente no habría podido encontrar yo solo. Soy consciente de que fue una experiencia privilegiada, pero que está abierta a cualquiera que tenga la oportunidad de asistir a una universidad de artes liberales o a una institución de aprendizaje (que podría ser un Colegio del Mundo del IB o una universidad) donde la vida de la mente se tome en serio y se cultive, de modo que pueda durar para siempre. No tengo nada en contra de los sistemas educativos que proporcionan orientación y habilidades profesionales, pero si eso es todo lo que esperamos recibir de las llamadas “instituciones de aprendizaje”, podemos cerrar las bibliotecas, los museos y los laboratorios, además de despedir a la mayoría de los docentes y miembros del personal de dirección, excepto a quienes tengan relación con la “vida del alumno”. Si lo hacemos, estaríamos destruyendo lo más valioso de la civilización humana y tardaríamos siglos en recuperarlo.


Howard Gardner ha escrito un capítulo del libro del 50.o aniversario del IB, en el que trata algunas de estas ideas con mayor profundidad. El Bachillerato Internacional: 50 años de educación para un mundo mejor es una recopilación de perspectivas de educadores que han colaborado con el IB desde sus inicios en Ginebra hasta su exitosa expansión por 153 países de todo el mundo. Obtenga su ejemplar a través del sitio web de John Catt.