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Una elección inesperada: ¿por qué decidí cursar un máster en Europa?

Cada año, invitamos a un grupo de exalumnos del IB a que compartan sus experiencias, intereses y consejos con la comunidad global a través de nuestra serie de​ historias de graduados. Damos la bienvenida a la graduada del Programa del Diploma (PD) del TED Ankara College Private High School Gözde Duru Aksoy, quien nos cuenta por qué decidió estudiar en una universidad suiza.

Zurich, Switzerland - 12 April, 2015: facade of the main building of the Swiss Federal Institute of Technology in Zurich. The Swiss Federal Institute of Technology (German: ETH Zurich - Eidgenossische Technische Hochschule Zurich) is an engineering, science, technology, mathematics and management university in the city of Zurich, Switzerland.

Contribución de Gözde Duru Aksoy

Nuestra etapa educativa está colmada de decisiones importantes, porque cada paso que damos, sea grande o pequeño, forja nuestro futuro. Comenzamos este proceso de toma de decisiones siendo muy pequeños, así que, en mi opinión, la experiencia puede ser difícil o devastadora en algunas ocasiones. Una de las decisiones más importantes que tuve que tomar en mi vida académica fue, sin duda, el programa de máster que iba a cursar y en qué universidad. Para que se haga una idea de cómo terminé en Zúrich, empezaré por mi último año de carrera. Prácticamente había terminado los cursos de ingeniería del currículo, así que dedicaba la mayor parte del tiempo a mi proyecto de fin de grado y a buscar un máster. El momento de la verdad llegó cuando tuve que decidir el contenido del programa. ¿Quería continuar con la ingeniería o hacer otra cosa?

Alerta de sinceridad extrema. Todavía no tenía claro a lo que quería dedicarme profesionalmente, aunque solo me quedaba un año para graduarme, así que pensé: “Oye, a lo mejor debería tratar de estudiar algo relacionado con la gestión para diversificar mis habilidades sin cambiar radical e irrevocablemente de campo. Y si no me gusta, siempre podré dedicarme a la ingeniería después del máster”. Así que en ese momento comenzó mi búsqueda de una universidad que ofreciera un máster de gestión. Empecé buscando en Estados Unidos y Canadá. Seguí investigando posibilidades en esos países durante varias semanas, aunque el precio de las tasas de matrícula era un tanto disuasorio.

De primeras, Europa ni siquiera se me había pasado por la cabeza como una posible región en la que continuar con mi vida académica. Al cabo de un tiempo, alguien cercano me dijo que mirara el ETH y el EPFL de Suiza, porque las tasas de matrícula eran bastante más asequibles que las de las universidades norteamericanas, e incluso que las de la mayoría de las instituciones europeas. Cuando centré mi búsqueda específicamente en Suiza, descubrí que los programas de gestión que ofrecían estas dos universidades técnicas se adaptaban perfectamente a mis necesidades, porque había otro tema sobre el que todavía no había decidido nada: si continuar con un doctorado o trabajar en el sector. Dado que en estos dos programas es obligatorio realizar prácticas profesionales y redactar una tesis, pensé que podría demorar esta decisión hasta el final del máster, porque entonces ya habría probado una parte de cada mundo. En resumen, así fue como terminé optando por Suiza.

Creo que lo mejor será que hable de por qué estoy tan satisfecha con mi decisión hasta ahora (con viñetas, por supuesto):

  • Incentivo para aprender una segunda lengua extranjera: en secundaria aprendí algo de alemán, pero afrontémoslo: no le presté la atención necesaria en ese momento como para dominarlo bien. Por consiguiente, ahora estoy intentando recordar mis conocimientos de alemán y mejorar mis habilidades, ya que estudio en la parte de Suiza donde se habla esta lengua (Zúrich).
  • Facilidad para viajar por Europa: dado el gran número de trenes, autobuses y vuelos disponibles, es muy fácil viajar a otro país en pocas horas. Así que cada vez que tengo un fin de semana libre, intento viajar todo lo que puedo, lo cual es fantástico.
  • Calidad educativa: existen muchas instituciones de calidad en Europa, aparte de las del Reino Unido, y el ETH de Zúrich es una de ellas. Tengo que sacar adelante muchos cursos y proyectos, pero ¿acaso no nos ha preparado el IB para eso? 🙂
  • Eventos sociales, culturales y profesionales: las organizaciones de alumnos del ETH coordinan numerosos eventos sociales, donde tenemos la oportunidad de relajarnos y disfrutar de vez en cuando. Además, uno se puede enterar de muchos otros eventos interesantes con solo echar un vistazo a los carteles que cuelgan por toda la ciudad. Y por último, pero no por ello menos importante, está el concepto del apéro, que significa “abrir” y hace referencia a una especie de “merienda-cena” que me encanta. Por ejemplo, cuando una empresa visita la universidad para presentar las oportunidades profesionales que ofrece, después se celebra un apéro en el que tenemos comida y bebida gratis, y podemos seguir conversando con los representantes de la empresa, así como crear redes de contactos.

Esto sonará un poco a tópico, pero no quiero dejar de hablar de la buena base que proporciona el IB para seguir cosechando éxitos académicos. Creo que una segunda opinión desde otro país europeo puede enriquecer este artículo, así que le he pedido a uno de mis mejores amigos, Ata Şenkon, que hable de sus experiencias en torno a la relación entre su etapa en el IB y sus estudios actuales. Ahora mismo está estudiando un máster de gestión en el Rotterdam School of Management de la Universidad Erasmo, y esto es lo que comenta:

“Cuando era un joven alumno de secundaria, mi conocimiento sobre los acontecimientos del mundo se limitaba a mi vida cotidiana y mis intereses personales. El IB me proporcionó una serie de herramientas que influyeron considerablemente en mi manera de percibir el mundo que me rodea. Por ejemplo, el pensamiento crítico me permitió ver e interpretar formas artísticas de una manera diferente. Al recordar esa época, puedo ver cómo mi personalidad empezó a cambiar después del primer año del programa. Me había convertido en una persona nueva. Una vez finalizado el programa, sabía que quería trasladarme a Europa, un lugar geográfico donde el arte es una parte importante de la vida de las personas desde hace mucho tiempo. Después de trasladarme a los Países Bajos para cursar un máster, todavía podía reflexionar en muchos sentidos sobre todo lo que aprendí en el Programa del Diploma (PD). El programa me preparó para la ciudadanía global, me presentó nuevas culturas y, lo más importante, me enseñó a aprender. Por lo tanto, puedo notar su impronta en mi forma de ver los acontecimientos mundiales actuales, en mis relaciones diarias con personas de culturas diferentes y en cada experiencia nueva que vivo”. 

Para resumir todo lo que acabo de contar en una frase, puedo afirmar con seguridad que estudiar en Europa merece la pena en muchos sentidos para un graduado del IB, así que todos deberían planteárselo seriamente.

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Gözde Duru Aksoy completó el PD en el TED Ankara College Private High School de Ankara (Turquía) en 2014. Después, estudió un grado de ingeniería industrial en la Universidad Bilkent de Ankara, que completó en 2018. Actualmente está cursando un máster de gestión, tecnología y economía en el ETH de Zúrich. Le encanta tomar café en una cafetería e ir al gimnasio a levantar pesas y correr en la cinta. Puede ponerse en contacto con ella a través de LinkedIn y enviarle un “meme” para romper el hielo.

Para conocer mejor a los graduados del Programa del Diploma (PD), eche un vistazo a estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado del IB, escríbanos a alumni.relations@ibo.org. Agradecemos su contribución a las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora también Instagram.

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