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¿Cuál es el verdadero valor de un diploma del IB?

Invitamos a exalumnos del Programa del Diploma del IB para que reflexionaran sobre su vida después de graduarse y nos dieran sus perspectivas sobre temas que les interesaran. Paul Jeffries es un académico global en la Escuela de Servicio Internacional de la Universidad Americana.

Por Paul Jeffries

El ciclo de exámenes de este año ha terminado y la mayoría de los alumnos de PD se han graduado, o están a punto de hacerlo. Muchos estarán cambiando el birrete y la toga por las gafas de sol y el vestido de baño, anticipándose al último verano antes de dar el gran salto hacia lo desconocido: la universidad. Es a ustedes, recientes graduados del IB y futuros estudiantes de primer año en la universidad, a quienes me dirijo hoy.

Espero que este verano les permita relajarse y descansar, y recuperar algo del sueño perdido durante los exámenes. Sin embargo, el tiempo libre que antes era un lujo puede hacer que sus mentes, como la mía y la de muchos de mis antiguos compañeros de clase, divaguen hasta llegar a esa sobrecogedora pregunta: “¿Valió la pena?”.

Por supuesto, pero quizá no por las razones que se imaginan. No, obtener un 45 no garantiza el éxito académico, y un resultado inferior al esperado tampoco significa que se está destinado al fracaso. Hace tiempo que olvidé la tesis de mi Monografía y no me he servido ni una sola vez de mis conocimientos en Física desde el examen final, excepto para buscar métodos creativos para calentar un plato de fideos instantáneos. Puede que esto parezca un tanto aterrador, pero todo lo que me parecía esencial durante mis años como alumno del IB rápidamente cayó en el olvido, mientras que lo que consideraba accesorio, incluso frívolo, es lo que me viene a la mente de vez en cuando y lo que permanece.

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Paul Jeffries, exalumno del IB, disfrutando de una taza de té como estudiante internacional en la Universidad de Cambridge.

Lo que no olvidarán es el perfil de la comunidad de aprendizaje, no porque exista algún tipo de fijación mental con él, sino porque forma parte de aquello en lo que se han convertido como alumnos de un programa del IB.

No me malinterpreten, no estoy diciendo que las notas, los cursos y los trabajos no importan. Por el contrario, son importantísimos, pero no son lo que perdura en la universidad y aún después. Puede ser que algunos de ustedes terminen por convertir su Monografía en una tesis doctoral algún día, pero lo que más habrá marcado a la mayoría serán los atributos que se cultivan durante el Programa del Diploma: el perfil de la comunidad de aprendizaje del IB. Permítanme tratar de demostrarlo.

Después de haber recibido mi diploma, me matriculé en la Escuela de Servicio Internacional de la Universidad Americana, en Washington, D. C., para cursar un programa acelerado de tres años en Estudios Internacionales. Durante los primeros dos años, trabajé para una compañía de microfinanciamiento de habla francesa, llamada Senate Joint Economic Committee, y para varias publicaciones académicas; también estudié en el extranjero, en la Universidad de Cambridge y en el Instituto de Estudios Políticos de París. No estaba preparado en absoluto para afrontar ninguna de estas situaciones. Sin embargo, la clave está en entender que uno nunca está completamente preparado para aprovechar las mejores oportunidades. A uno siempre lo escogen por las competencias que tiene, pero también por su capacidad de sobrevivir y, más aún, de prosperar en circunstancias que no son familiares. Con base en mi experiencia, considero que cada uno de los diez atributos del perfil de la comunidad de aprendizaje tiene la misma importancia que los otros. Por tanto, si solo uno de ellos está relacionado con el conocimiento, es porque su influencia es proporcional en el éxito que un alumno pueda tener en la universidad y más allá.

Si bien, puede parecer que el verano acaba de empezar, más pronto de lo que piensan (y quizá mucho más de lo que desean) van a estar de camino a la universidad y van a mirar hacia atrás a todo lo que conocen y les es familiar hasta ahora. Se les olvidarán las obras que leyeron en Lengua A, las fórmulas que memorizaron en Física y muchas cosas más. Lo que no olvidarán es el perfil de la comunidad de aprendizaje, no porque exista algún tipo de fijación mental con él, sino porque forma parte de aquello en lo que se han convertido como alumnos de un programa del IB. Puede ser que los intrincados requisitos del proyecto de Creatividad, Actividad y Servicio les hayan parecido, por momentos, irritantes; o que las presentaciones de Teoría del Conocimiento los hayan aburrido, pero estos elementos forman parte de un plan mucho más amplio que nutre esos diez atributos tan invaluables.

Desde cuando pongan el primer pie en la universidad, y aún después, donde quiera que vayan, indaguen acerca de todo lo que les interese, aprendan sobre lo que es importante para ustedes, siempre piensen de forma crítica, cuiden su comunicación, nunca sacrifiquen sus principios, mantengan una mente abierta sin dejar de ser críticos y solidarios, asuman riesgos de manera equilibrada, y siempre tómense el tiempo de reflexionar sobre el camino que han seguido hasta el momento. Si integran el perfil de la comunidad de aprendizaje en sus vidas, lo que podrán lograr no tendrá límites.

Paul Jeffries es estudiante y académico global en la Escuela de Servicio Internacional de la Universidad Americana en Washington D. C. Obtuvo su diploma del IB en el International School of Indiana.

Para conocer mejor a los graduados del Programa del Diploma (PD), eche un vistazo a estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado del IB, escríbanos a alumni.relations@ibo.org. Agradecemos su contribución a las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora también Instagram.

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