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Busquen a los expertos y no teman hacer preguntas

Marina Martín García, graduada del Programa del Diploma (PD) del IES Ramiro de Maeztu de España, nos habla de su trabajo como investigadora y de lo que significa para ella buscar la verdad. Su mejor consejo: ¡hagan preguntas! Esta es la primera vez que participa en nuestra serie de historias de graduados.

Seeking experts; inquiries welcome
Imagen cedida por Marina Martínez García

Por Marina Martinez-Garcia

“En este mundo saturado de información es fundamental plantearse todas las preguntas posibles”.

Cuando me gradué del Programa del Diploma (PD) en 2009, estaba convencida del efecto positivo que tendría en mis estudios de grado. Y tuve razón. Sin embargo, a lo largo de mi carrera académica, me he dado cuenta de que ha tenido un efecto más profundo en la manera en que mi cerebro está configurado para procesar la información del mundo que me rodea. En retrospectiva (¡hace ya 11 años!), pienso en cómo investigábamos, como diseñábamos nuestras investigaciones y como buscábamos fuentes de información (principalmente en las bibliotecas), y veo que éramos prácticamente investigadores en toda regla. Este alto nivel de abstracción nos permitía realizar análisis matemáticos de problemas del mundo real y, además, aplicar argumentos lógicos a nuestras discusiones. La lógica filosófica es la aplicación de una estructura analítica a problemas filosóficos, como la argumentación. Recuerdo que, en nuestras clases de Teoría del Conocimiento (TdC) al respecto, extraíamos enunciados lógicos de la comunicación oral para determinar si los argumentos eran válidos. Por supuesto, la lógica se aplica a la investigación cuando diseñamos formas de control de variables o extraemos información clave de textos y la incorporamos en nuestra red de conceptos prexistentes. Nuestras habilidades de abstracción como científicos se desarrollan con los años y la experiencia de investigación, a medida que aprendemos de nuestros errores. ¿Les parece complejo? Nadie espera que todo el mundo piense como un científico, ¿verdad?

Exacto, porque el pensamiento crítico no es innato. Todos los humanos pueden practicarlo, pero hay que aprender cómo. Lo que solemos llamar “sentido común”, a menudo no lo es tanto si salimos del área en la que somos expertos o nunca hemos tenido experiencia con el tema en cuestión. Nuestros genes han evolucionado para operar en función de las emociones, tener un sesgo de confirmación (entre otros), y hacer generalizaciones enormes con respecto a nuestras experiencias, no para pensar de forma crítica. Hoy en día, es más fácil para individuos, Estados y compañías utilizar nuestros sesgos para diseminar información falsa y sacar rédito de nuestra atención de muchas formas diferentes. Por ejemplo, no sé casi nada de las imágenes generadas por computadora y, por lo tanto, no sé qué se puede hacer con la última tecnología. Cuando recibo un video de un gato que salta de la cima del Empire State y aterriza tranquilamente, mi primera reacción es de sorpresa. Me digo, ¡es un súper gato! Seguramente esto se debe a que, primero, he quedado fascinada (emoción) y, segundo, me encantan los gatos y creo que son las mejores criaturas del planeta (sesgo). Luego, me detengo a pensar y encuentro que ahí hay algo raro. ¿Puede ser falso? ¿Es posible lograr algo así con efectos especiales? Pongámonos a investigar. Ese es mi consejo para ustedes: todo lo que necesitan hacer es detenerse a pensar. Incluso si no cuentan con las herramientas para cuestionar un hecho, un video, una imagen o un informe de investigación, hay personas de confianza que sí las tienen.

“Deben estar preparados para la incertidumbre. Hay muchas cosas que todavía no sabemos y por eso seguimos investigando”.

¿Cómo se encuentra una fuente confiable? Retomando lo que aprendí en mis clases de lógica filosófica, cuando un científico habla en el telediario y dice “la tierra no es plana”, eso se llama un “argumento de autoridad”. En ese caso, no se conocen los hechos que sustentan la declaración, pero se asume que es verdad porque proviene de un experto. Y en el mundo de hoy, eso es fundamental. No puedo pasarme el día estudiando otras disciplinas para comprobar cada dato que oigo, pero hay muchísima cultura acumulada durante generaciones y mucha tecnología a nuestro alrededor. Lo que sí puedo hacer es llamar a Marcos, un amigo físico, o consultar las publicaciones al respecto en la cuenta de Twitter de Neil deGrasse Tyson, incluso visitar la página de la Sociedad Estadounidense de Física y leer su declaración sobre el tema. También puedo hacer todo lo anterior para encontrar el consenso y formar mi propia opinión con base en diferentes perspectivas.

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Marina Martínez García haciendo una presentación

La búsqueda del consenso es especialmente importante cuando se trata de argumentos de autoridad, ya que no siempre son verdaderos (todos somos humanos y podemos equivocarnos). Antes que anda, recomendaría encontrar un experto en su entorno, alguien que les caiga bien (esto es muy importante), que sea honesto y confiable (es decir, que no vaya a darle prioridad a sus intereses personales). No teman preguntarles a los expertos. Nos encanta hablar de lo que sabemos. Pero, más que eso, nos encanta investigar, contrastar y comparar datos para hallar la verdad. También somos capaces de admitir que no sabemos algo y ayudarlos a encontrar a alguien que sí pueda saberlo. Por ejemplo, mi familia no me pregunta tanto como me gustaría sobre noticias científicas o sobre sus problemas de salud. Cuando lo hacen, me gusta ayudarlos. Los hallazgos de mi investigación se aplicarán a largo plazo y, por lo tanto, la vulgarización es una manera de aumentar el efecto de mi trabajo en el mundo y de traer beneficios a los contribuyentes que han costeado mi educación y mi salario.

Sé que no todos conocen a un experto o no siempre recibirán una respuesta inmediata. Sin embargo, a los graduados del IB, como ustedes y yo, nos encanta aprender por nuestra cuenta. Así que vamos a averiguar juntos cómo acercarse a la verdad en las ciencias de la salud. Antes que nada, quiero decir que entiendo cómo se sienten si no trabajan en mi campo, porque hice la Monografía del PD sobre un tema de Historia y no sabía ni siquiera dónde empezar a buscar las fuentes. Para que se hagan una idea, cuando tenía 16 años estaba en un grupo de jóvenes scouts y teníamos un pequeño proyecto sobre salud ambiental. Queríamos saber si la radiación no ionizante (microondas, radiofrecuencias), causada por el rápido aumento en el uso de transmisores de señales de wifi, telefonía móvil y televisión, tenía algún efecto en la salud humana. Nuestro sesgo nos hacía pensar que sí lo tenía, porque había mucha información falsa. Después de verificar varias fuentes y leer el largo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), concluimos que la respuesta era “no”, ya que no había pruebas fehacientes de efectos perjudiciales, aparte del calentamiento de los tejidos. Lo primero que les advertiría es que deben estar preparados para la incertidumbre. Hay muchas cosas que todavía no sabemos y por eso seguimos investigando.

“No teman preguntarles a los expertos”.

Si su pregunta es sobre la salud, como la mía en aquel entonces, les aconsejo que consulten los sitios web del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido y de la Mayo Clinic (disponible en varios idiomas) para obtener información clara y fácil de entender. Si quieren profundizar en el tema, acudan a la OMS. También hay periódicos y blogs que hacen un excelente trabajo de selección de la información para sus lectores. Consulten sus fuentes de financiamiento para saber si tienen conflictos de intereses. En general, los proyectos periodísticos financiados por suscripción tienen una mayor libertad para publicar lo que quieran. Suelo leer The Guardian, eldiario.es, Maldita y The New York Times, y escuchar la Radio Pública Estadounidense. Si desean conocer los más recientes hallazgos de investigación, consulten PubMed, donde pueden leer opiniones expertas (les recomiendo que empiecen por eso) y artículos de investigación. Estos últimos son difíciles de leer, y aún más difícil es evaluar si sus conclusiones están bien sustentadas. Hay un par de cosas más que pueden hacer: busquen la publicación en Google para saber si es reconocida y verifiquen las fuentes de financiación de los investigadores. Por ejemplo, averigüen si una investigación sobre los efectos del kiwi para curar enfermedades neurodegenerativas recibe fondos de una empresa productora de esa fruta o consulten las secciones de conflictos de intereses para saber si los investigadores forman parte de la junta directiva de una farmacéutica que extrae componentes del kiwi, y lean lo que otros expertos dicen acerca de la investigación en Twitter y otras redes sociales.

En este mundo saturado de información es fundamental plantearse todas las preguntas posibles. Así que háganme preguntas, y busquen otros blogs y expertos que les den consejos para diferenciar la verdad de las noticias falsas. Pero háganlo, de verdad, que no me voy a ofender. Al contrario, estaré haciendo lo que más me gusta.

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Marina Martínez García es investigadora postdoctoral en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Hizo su grado en Biología y su máster en Genética y Biología Celular en la Universidad Complutense de Madrid (España), y realizó su doctorado en Biociencia en la Universidad de Birmingham (Reino Unido). Su investigación se centra en cómo la dinámica de los cromosomas es regulada durante meiosis, la división celular que produce espermatozoides y óvulos, y es crítica para fertilidad. Actualmente vive en Boston, donde disfruta de la escena teatral y musical.

Para conocer mejor a los graduados del Programa del Diploma (PD), eche un vistazo a estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado del IB, escríbanos a alumni.relations@ibo.org. Agradecemos su contribución a las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora también Instagram.

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