Amellia Elizabeth Menmuir, docente en formación del certificado del IB de la Universidad de Dundee, realizó sus prácticas virtuales en el International School of Como. En esta entrevista reflexiona sobre las nuevas posibilidades y recursos que el aprendizaje en línea ofrece para la futura enseñanza en el aula.
Nos hemos comunicado con educadores, docentes en formación y colegios para conocer mejor las repercusiones que la pandemia de la COVID-19 (coronavirus) está teniendo en la educación. Encontrará otras perspectivas de esta serie aquí.
¿Cuáles fueron los desafíos del aprendizaje a distancia y de la realización de prácticas en línea?
Amellia Elizabeth Menmuir: En lo personal, las prácticas virtuales me han enseñado a apreciar los recursos y la capacidad de trabajar individualmente con los alumnos, en lugar de dejarme con una visión negativa de la enseñanza en línea como método pedagógico. Me han permitido aprender a ser creativa y a presentar conceptos de maneras que jamás hubiese aprendido en una práctica docente exclusivamente presencial.
He adquirido la resiliencia y la capacidad de adaptación necesarias para cambiar mi forma de motivar a los alumnos y de relacionarme con ellos para ayudarlos con su aprendizaje. Esto es vital, ya que algunos alumnos podrían no ver el espacio virtual como un entorno de aprendizaje, lo que puede generar distracciones e incapacidad para concentrarse. El desafío no es realmente para el practicante, sino para los alumnos, cuyas rutinas han cambiado y no siempre logran comprender cómo asimilarlo. Dar un espacio donde los alumnos sientan que siguen estando conectados y puedan compartir y comunicarse con sus compañeros es esencial durante el aprendizaje virtual, pues los alumnos ya no cuentan con las pausas regulares que tenían durante la jornada escolar. El International School of Como ha puesto en marcha varias iniciativas, como muros virtuales de Padlet donde los alumnos pueden compartir sus experiencias personales y las indagaciones que han llevado a cabo fuera del tiempo que pasan frente a la pantalla.
¿Qué diferencias espera encontrar entre la enseñanza en el aula durante sus prácticas del IB el próximo año y el sistema de educación virtual que acaba de observar?
“Creo que cuando regresemos al aula deberíamos seguir permitiendo que se realicen presentaciones tanto virtuales como presenciales”.
Espero que cambien algunos aspectos, pero la mayoría de las cosas se han adaptado para parecerse todo lo posible a la práctica docente presencial. Por ejemplo, las relaciones positivas entre los alumnos y los profesores siguen estando presentes. Sin embargo, me entusiasma la idea de observar el proceso de indagación de los alumnos, ya que la mayor parte de este se ha llevado a cabo mediante el trabajo independiente realizado cuando no están frente a la pantalla; por lo tanto, no podemos ver a los alumnos superar desafíos y plantearse preguntas acerca de aquello que les llama la atención sobre un tema.
Hacer las presentaciones a través de Zoom ha cambiado mi opinión sobre las posibilidades que ofrece este sistema en línea. Durante la exposición virtual del Programa de la Escuela Primaria (PEP), observé a los alumnos hacer su presentación ante más de 90 espectadores. Creo que cuando regresemos al aula deberíamos seguir permitiendo que se realicen presentaciones tanto virtuales como presenciales, de modo que sean accesibles a espectadores de todo el mundo. Esto permitiría llegar a públicos más amplios, que más miembros de la familia participen de forma activa y que se establezcan alianzas globales. También he observado que este sistema ha permitido que los alumnos desarrollen una agencia mucho mayor, ya que no podemos estar siempre pendientes de ellos para asegurarnos de que cumplan los plazos. El aprendizaje virtual ha permitido que los alumnos encuentren la motivación para crear y preparar lo necesario por sí mismos, y ha demostrado que pueden hacerlo solos. Cuando realice mi práctica en el aula, siempre recordaré esto y daré a los alumnos el tiempo y el espacio necesarios para este proceso, mientras que antes probablemente me habría apresurado a ayudarlos.
¿Qué consejo daría a otros futuros educadores a la hora de adaptarse a las diferencias existentes entre la educación virtual y la presencial?
Si continuáramos impartiendo la educación en línea, mi sugerencia sería que acepten la oportunidad con los brazos abiertos. El aprendizaje virtual conlleva muchas “primeras veces”. Una vez que se le toma el pulso, no hay muchas diferencias entre la práctica presencial y la virtual. A los alumnos les encanta aprender y la calidad del trabajo que realizan en la casa con sus propios recursos es maravillosa. Con una planificación atenta y la debida flexibilidad, el aprendizaje virtual no tiene por qué limitar lo que puede explorarse en los documentos de secuenciación de contenidos. Nunca se sabe qué talentos ocultos se pueden descubrir y potenciar en un alumno desde la comodidad de su hogar.
No teman plantear temas de indagación, ya que los alumnos encontrarán los recursos necesarios y las formas de presentarlos. Por ejemplo, uno de mis alumnos creó una danza para explicar las capas del océano. El aprendizaje virtual ha incentivado a los alumnos a resolver problemas y aplicar la creatividad a todas sus actividades. Al encontrar sus propias formas de crear y mostrar su aprendizaje, los alumnos están exhibiendo la capacidad de adaptarse y construir un nuevo entorno de aprendizaje que se adapta a su situación actual.
“Durante mi trabajo con el ISC, noté la importancia de usar ciertos recursos, como las carpetas electrónicas”.
Será necesario recurrir constantemente al pensamiento creativo. ¿Cómo se puede inspirar a los alumnos cuando no se les acompaña presencialmente para ejercer un efecto positivo en ellos? El aprendizaje virtual requiere buscar los elementos que motivan a los alumnos y despiertan su curiosidad, tal como ocurre en el aula tradicional; si esto se aprovecha, se captará su interés.
La principal diferencia ha sido la necesidad de encontrar nuevas formas de mostrar el trabajo de los alumnos, de manera que ellos puedan ver sus logros y su propio progreso. Durante mi trabajo con el ISC, noté la importancia de usar ciertos recursos, como las carpetas electrónicas. Estas permiten que los alumnos compartan su trabajo, reciban comentarios de sus profesores y compañeros, y tengan una copia que pueden volver a revisar. Considero que este recurso debería implementarse en la enseñanza presencial, ya que alienta a los alumnos a llevar un registro de su trabajo que pueden consultar fácilmente para reflexionar sobre su progreso en el transcurso del año.
Por último, den tiempo a los alumnos para que se acostumbren a este nuevo entorno, y aprendan a enseñar de esta manera. Comenzar poco a poco ayuda a los alumnos a adaptarse a este nuevo entorno y a aprovechar al máximo su aprendizaje sin agobiarlos.
Amellia Elizabeth Menmuir está realizando su máster en Educación en la Universidad de Dundee (Escocia).
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