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Los jueves del aprendizaje independiente: un trampolín para la agencia de los alumnos

Lauren Grahame, Istanbul International Community School, Turkey

Es probable que la mayoría de los docentes dediquen algo de tiempo de su horario semanal a las actividades optativas. En este artículo veremos cómo se puede utilizar este tiempo para promover el aprendizaje independiente y la agencia de los alumnos mediante unos sencillos ajustes.

Los orígenes

Llevo varios años incorporando pequeños espacios de tiempo a lo que llamo el “cajón de sastre” en mi clase de quinto año. Un cajón de sastre es un lugar en el que cabe “un poco de todo” al mismo tiempo. Normalmente, los alumnos tenían una lista cerrada de opciones en el tablón de anuncios, a menudo marcadas como “obligatorias” u “optativas”. Para poder pasar a las actividades “optativas”, que incluían talleres de escritura, lectura independiente, juegos de matemáticas y juegos de lengua, entre otras, los alumnos tenían que terminar sus tareas obligatorias. Las características de mi cajón de sastre (la frecuencia, la hora del día, el formato, la variedad de opciones y los sistemas de responsabilidad) fueron cambiando con el paso de los años. Pero lo que nunca cambió fue el grado de interés y participación demostrado por los alumnos, que solían preguntar: “¿Tendremos cajón de sastre hoy?”. Si la respuesta era afirmativa, respondían con un notorio “¡Sííííí!”, seguido de un eufórico gesto de alegría.

Cuando comenzábamos con el cajón de sastre, los alumnos se preguntaban entre sí “¿Qué vas a hacer hoy?” y luego planificaban su tiempo juntos: “Vamos a hacer lectura independiente durante 15 minutos y luego nos reunimos para hacer bananagramas”. Durante ese lapso, los alumnos demostraban mucho interés, pasaban alegremente de una tarea a otra y gestionaban su tiempo con gran eficacia. A menudo, me asombraba ver el entusiasmo con el que abordaban sus tareas de aprendizaje. ¿Qué era lo que hacía de este espacio algo tan interesante? ¿Cuál era el secreto del éxito del cajón de sastre? Pues que los alumnos podían elegir, lo cual quedó todavía más claro cuando empezaron a proponer actividades para la lista de optativas, es decir, cuando tuvieron la oportunidad de opinar. Gracias a eso, aumentó aún más el grado de interés y era más fácil reconocer las inquietudes de los alumnos. Ese era el concepto de “voz y voto” del que hablaban los educadores.

Obviamente, ahora todos somos plenamente conscientes de que la voz y el voto forman parte de la agencia de los alumnos, una característica muy valiosa que queremos inculcarles. Quise aprovechar de alguna manera lo que veía en el cajón de sastre para crear oportunidades de desarrollo de la agencia de los alumnos aún mejores.

De primeras, hablé con los alumnos de la importancia y el valor de la agencia, y les presenté la siguiente lista.

Los alumnos demuestran agencia cuando:

  • Dirigen su propio aprendizaje e influyen en este
  • Toman decisiones
  • Expresan opiniones
  • Plantean preguntas y expresan ideas
  • Comunican conocimientos
  • Construyen nuevos significados
  • Participan y contribuyen en la comunidad de aprendizaje

Hablamos de cómo estas oportunidades podrían presentarse en una versión ampliada del cajón de sastre. Decidimos hacer la prueba un jueves, el día en que los alumnos están toda la jornada con el tutor del curso. Y así comenzó lo que los alumnos bautizaron como “los jueves del aprendizaje independiente”.

La jornada comienza con una lectura rápida del documento de Google del día. El formato de este documento ha ido cambiando semana tras semana para reflejar los comentarios de los alumnos, pero actualmente consiste en una lista de actividades obligatorias y optativas. Las actividades obligatorias suelen incluir objetivos de aprendizaje, una selección de recursos para elegir y recomendaciones para demostrar el aprendizaje mediante pruebas. Al final de cada tarea, hay margen para hacer una breve reflexión.

Los alumnos organizan su día con el objetivo de finalizar las tareas obligatorias y tener tiempo para las optativas. Toman decisiones sobre qué empezar primero, qué dejar para después, etc., lo cual ha dado lugar a excelentes discusiones en las que los niños comparten técnicas para gestionar el tiempo:

Me gusta empezar por las matemáticas porque tengo más energía mental por la mañana”.

“Me gusta programar momentos de lectura durante el día para relajarme y despejarme”.

Los niños también crean sus propias “condiciones óptimas para el aprendizaje”, es decir, desarrollan la metacognición. Piensan en dónde y con quién quieren trabajar: solos, con un compañero o en pequeños grupos. En la recapitulación del día, los niños dan cuenta de lo que ha funcionado y lo que no.

“Me ayudó mucho hacer los ejercicios de fracciones con un compañero, pero me gustó hacer la tarea de la unidad de indagación por mi cuenta porque así pude concentrarme mejor en el artículo de Newsela”.

“Escuchar música me ayuda a aislarme cuando escribo”.

Una de las últimas novedades de nuestros jueves del aprendizaje independiente es la posibilidad de que los niños planifiquen los trabajos que harán en casa esa tarde. Algunos deciden dedicar más tiempo a las actividades optativas en clase y dejar las obligatorias para la tarde. Otros prefieren terminar las obligatorias en clase y elegir las optativas que van a hacer en casa. De cualquier modo, tienen la responsabilidad de compartir su plan antes de irse a casa y justificar lo que han hecho al día siguiente.

La función del maestro

Los jueves se han convertido en mi día más divertido y productivo. A menudo yo dirijo las sesiones: “¿Quién quiere que hagamos un ejercicio de fracciones todos juntos? ¿Cuándo lo hacemos?”. El resto de los días, me dedico a circular por la clase, hablar con los alumnos, y observar y comentar. He descubierto que los jueves del aprendizaje independiente me han permitido disfrutar de mucho más tiempo con los niños, y conocerlos mejor como alumnos. Pero en algunos casos, simplemente me mantengo al margen y observo. Es muy satisfactorio ver el interés que demuestran todos. Ellos están al mando, eligen lo que quieren hacer y se hacen cargo de su propio aprendizaje. Sentir que mi papel es casi innecesario y redundante significa que los niños se están convirtiendo en individuos capaces de aprender de manera independiente, y eso es algo muy gratificante.

Próximos pasos

Los alumnos eligen cuándo, dónde y con quién, pero todavía es muy habitual que sea el docente quien planifique el “qué”. Sí, he incorporado opciones y niveles diferentes, pero soy yo quien define todos los objetivos y quien selecciona las tareas y los recursos. En un futuro, me gustaría adoptar un sistema en el que los niños participen todavía más en su aprendizaje por medio de la selección de los objetivos más pertinentes para ellos y la participación en el diseño de los itinerarios de aprendizaje que les sean más útiles para lograr esos objetivos.

Gracias a los jueves del aprendizaje independiente, los alumnos tienen más opciones, aportan sus ideas para nuestras rutinas de aprendizaje, y tienen la posibilidad de dirigir su propio aprendizaje e influir en este. Y todo eso es un trampolín para desarrollar una verdadera agencia.

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Lauren Grahame tiene casi 30 años de experiencia como educadora y da clase en el Istanbul International Community School desde hace más de 15. Cree firmemente que los docentes siempre deben estar dispuestos a aprender y continuar perfeccionando sus prácticas. También es una gran admiradora de Pearl Jam y asiste a todos los conciertos que puede. Puede seguirla en Twitter: @LaurenGrahame11.

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