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No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos

Como parte de nuestra serie de historias de graduados del IB, la carta abierta a los alumnos de la exalumna Iva Martinac explora cómo ha cambiado su impresión del Programa del Diploma después de empezar su primer año en la Universidad de Roskilde (Dinamarca).

Contribución de Iva Martinac

Carta abierta a todos los alumnos del IB y a quienes se estén planteando formar parte de la comunidad del Programa del Diploma

“¿Qué asignaturas estudiaste en el Programa del Diploma?”, me preguntó Ringisai, una exalumna del IB de Australia que conocí el primer día del período de presentación en la Universidad de Roskilde. Ese mismo día, uno de nuestros tutores mencionó una palabra clave para cualquier graduado del IB —“la Monografía”— y todos los que comprendimos el significado oculto detrás de esas dos palabras nos miramos. Parecía que establecer un vínculo con otros exalumnos del IB no requería tanto esfuerzo, aunque lo único que tuviéramos en común fuera el diploma del IB.

Ese primer día en la universidad, nos reímos recordando “la Monografía”, las clases de Teoría del Conocimiento (TdC) y Creatividad, Actividad y Servicio (CAS), y concluimos que no recomendaríamos a nadie estudiar el Programa del Diploma (PD). Recuerdo haber dicho: “Todo ese esfuerzo no mereció la pena en absoluto”.

Al estudiar en un pequeño colegio internacional privado con una clase del PD de no más de 10 personas, no tuve la oportunidad de disfrutar de la típica experiencia de High School Musical 3. Desde luego, no fue una etapa fácil. Mis compañeros y yo no nos pasábamos los viernes y los sábados bailando canciones de Drake en las discotecas locales. Nuestra experiencia en secundaria fue en cierto modo diferente, pero muy enriquecedora en varios sentidos.

Formar parte de una pequeña clase de seis personas (contándome a mí) tenía muchas ventajas: el vínculo con los profesores era fuerte, y eso nos ayudaba a los alumnos a la hora de expresar nuestras opiniones delante de los demás y de compartir nuestras experiencias. Nuestros profesores del PD se sentían más libres para contar sus viajes y experiencias de trabajo en el extranjero. Las historias de primera mano de personas que no estaban vinculadas a una nación concreta, sino que se sentían preparadas para asumir riesgos, dejarse influir, salir de su zona de confort y, en última instancia, ser ellas mismas dondequiera que fueran fueron las lecciones que más me ayudaron a la hora de salir de mi zona de confort y trasladarme a Dinamarca.

“[…] los términos como ‘religión’ u ‘orientación política’ ya no me parecen tan sencillos como antes”.

Cuando terminó la época de exámenes y tuve tiempo suficiente para reflexionar, me di cuenta de que ya no era la misma persona que cuando comencé el PD. Sí, había madurado y tenía una mentalidad más abierta. Pero lo más importante era que por fin había llegado al punto en el que las fronteras físicas que separan las diferentes culturas y la discriminación de la que son víctimas las personas que cruzan esas fronteras ya no existían en mi mente. Me había convertido en una “ciudadana global” de los pies a la cabeza.

Estar rodeada de alumnos que no asocian su hogar con un lugar y no ponen una etiqueta a su nacionalidad me enseñó a no considerar a las personas como miembros de algo más grande, llámese raza, nación o grupo social; los términos como “religión” u “orientación política” ya no me parecen tan sencillos como antes. En cada nuevo lugar que visito, las “opiniones públicas” y lo que se considera “socialmente aceptable” son diferentes, pero he llegado a la conclusión de que nadie está obligado a compartir las opiniones públicas ni necesita integrarse en una nueva sociedad de la manera que nos enseñan actualmente con toda esa propaganda de los cursos de integración que proliferaron durante la crisis de los refugiados.

“Si hay algo que aprendí en mi antiguo colegio es a tener una opinión y justificarla con razonamientos fundados”.

Otra cosa que comprobé durante las primeras semanas en la universidad es que los alumnos del IB tenemos unas expectativas muy elevadas de nuestros profesores. Es algo que experimenté de primera mano: después de la primera clase de sociología, me planté ante el profesor y le dije que, aunque la clase había estado bien en términos generales, los estudios de caso sobre China estaban bastante desfasados (doy las gracias por haber estudiado Geografía en el PD). El profesor no pareció valorar mis comentarios como solían hacerlo mis profesores del IB, pero si hay algo que aprendí en mi antiguo colegio es a tener una opinión y justificarla con razonamientos fundados.

Como exalumna del IB, me gustaría hacer hincapié en las siguientes recomendaciones: abrir bien los ojos y los oídos durante el Programa del Diploma, leer los estudios de caso de geographypods.com (aunque no obtengamos la mejor calificación en Geografía, nos serán muy útiles si algún día queremos mantener una discusión con un profesor universitario), ver charlas de TED y hablar con los profesores.

Iva Martinac completó el Programa del Diploma en el International School Ruhr y actualmente estudia en la Universidad de Roskilde (Dinamarca).

Para obtener información sobre la red de exalumnos del IB, visite ibo.org/es/alumni y lea las historias de exalumnos destacados que hemos publicado con motivo de nuestro 50.o aniversario para descubrir la trayectoria académica y profesional que han seguido otros alumnos.