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“La educación no consiste en aprender hechos, sino en preparar la mente para pensar”.

Con el propósito de optimizar el potencial de los alumnos y fomentar su participación activa, los docentes del IB están dejando atrás los enfoques tradicionales de las tareas para hacer en casa, según han revelado a la revista IB World en el segundo artículo de esta serie

No existen pruebas que indiquen que las tareas para hacer en casa influyan en el desempeño de los alumnos de primaria. Sin embargo, hay investigaciones que demuestran que dichas tareas contribuyen a la mejora del desempeño académico a partir de los 11 años.

Pero el enfoque tradicional de las tareas para hacer en casa, consistente en “memorizar hechos y repetirlos de forma mecánica”, ha quedado obsoleto. Muchos educadores se están dando cuenta de que este enfoque puede tener un efecto contraproducente y no deseado: que los alumnos pierdan el interés. La carga de trabajo también ha sido objeto de debate. Un exceso de tareas para hacer en casa puede causar estrés en los alumnos y privarlos de pasar tiempo de calidad con su familia.

Los Colegios del Mundo del IB están tomando medidas y eliminando las tareas tradicionales para hacer en casa en favor del aprendizaje y la exploración guiados por los alumnos.

 La regla de “reducir al mínimo las tareas para hacer en casa”

Con el fin de disminuir los niveles de estrés de sus alumnos, el Sturgis Charter Public School de Massachusetts (EE. UU.) estableció la norma de reducir al mínimo las tareas para hacer en casa en los cursos de Nivel Medio (NM) del Programa del Diploma (PD).

Por lo general, a las asignaturas de NM les corresponde un mínimo de 150 horas lectivas, mientras que a las de Nivel Superior (NS) les corresponde un mínimo de 240. Sin embargo, en el Sturgis ambos niveles se imparten durante el mismo número de horas, lo que equivale a 90 horas lectivas adicionales para el NM. De esta manera, los alumnos pueden realizar en clase y con la ayuda del profesor las tareas que normalmente tendrían que hacer en casa.

El exdirector ejecutivo del colegio, Eric Hieser, que fue uno de los principales promotores de la idea de reducir al mínimo las tareas para hacer en casa en el NM, explica: “Cuanto mayor sea la carga de trabajo de los alumnos, mayores serán sus niveles de estrés y sus probabilidades de perder el interés en el proceso de aprendizaje. Se trata de un intento de adoptar un enfoque razonable para todos los alumnos del PD”.

Esta estrategia fue fundamental para un movimiento comunitario que surgió en EE. UU. con el objetivo de lograr que el PD sea un programa accesible para todos los alumnos, incluidos los que presentan necesidades educativas especiales. El Sturgis llama a este movimiento “educación del IB para todos”.

“Hemos desarrollado un amplia variedad de principios, normas, políticas, procedimientos y sistemas de apoyo para permitir que todos los alumnos obtengan resultados satisfactorios en el PD”, explica Hieser. 

“La reducción al mínimo de las tareas para hacer en casa en el NM fue uno de los muchos enfoques e iniciativas que propiciaron los buenos resultados de los alumnos y la popularidad del colegio entre los alumnos y los padres del área del sudeste de Massachusetts”.

Hieser añade: “El colegio hace hincapié en optimizar el desempeño de cada alumno y en animar a todos los alumnos a alcanzar la calificación máxima posible para ellos. Todos los alumnos pueden lograr magníficos resultados si cuentan con el tiempo y el apoyo necesarios.

Hemos intentado crear una cultura en la que los alumnos crean que cualquier puntuación obtenida en el PD puede ser buena si se han esforzado al máximo. Este enfoque ha sido todo un éxito. La idea es que todos se sientan motivados”.

En lo que respecta a los cursos de NS, la norma del Sturgis sugiere que los alumnos dediquen cada tarde entre 30 minutos y 1 hora a las tareas para hacer en casa. Los educadores proporcionan el apoyo necesario para garantizar que los alumnos no se sientan sobrecargados.

“Las tareas para hacer en casa ayudan a preparar a los alumnos para la universidad, por lo que es fundamental que adquieran habilidades de estudio positivas durante su etapa en el colegio”, añade Hieser.

“Lo importante no es recordar hechos y cifras, sino desarrollar hábitos para toda la vida. Se trata de adquirir una comprensión profunda de los temas y de aprender habilidades, estrategias y hábitos mentales que se puedan transferir a una amplia variedad de disciplinas”.

Dejar que los alumnos elijan sus tareas

Los colegios que sientan apego por las tareas para hacer en casa pueden dar a los alumnos la oportunidad de elegir sus propias tareas y notas, como ya hace un Colegio del Mundo del IB de Francia.

“Es una estrategia eficaz para fomentar la participación y promover el aprendizaje independiente”, explica Russel Tarr, jefe del departamento de historia del International School of Toulouse.

“Al brindar a los alumnos una oportunidad abierta para reflexionar sobre lo que necesitan y desean aprender, y luego elegir la manera más eficaz de demostrar su aprendizaje, asumen un mayor grado de responsabilidad sobre sus estudios. Asimismo, los docentes pueden enseñar más material de una forma más diversa”.

El enfoque de Tarr está basado en la teoría de las tareas para llevar de Ross M. McGill y en la obra Unhomework: How to get the most out of homework, without really setting it de Mark Creasy.

“La manera más sencilla de poner en práctica el enfoque de la elección de las tareas es dar a los alumnos la libertad de elegir el tema que van a estudiar, aunque el docente debe especificar el resultado”, aconseja Tarr. “De esta manera, se ofrece flexibilidad en lo que respecta al contenido, pero el docente puede evaluar habilidades diferentes a través del trabajo producido”.

Se debe proporcionar a los alumnos un marco de trabajo que no sea demasiado restrictivo para orientarlos hacia las tareas más adecuadas.

También ha de replantearse el proceso de evaluación y la forma de ofrecer comentarios. Después de elegir sus tareas, los alumnos del International School of Toulouse diseñan sus propios esquemas de calificación.

“No es posible aplicar esquemas de calificación estandarizados a una amalgama de productos que pueden ser tan diferentes como representaciones y proyectos en video, ensayos y diagramas”, añade Tarr.

Basándose en los atributos del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB, los alumnos eligen un resultado y puntúan su desempeño a la hora de demostrar esas cualidades. Al decidir los atributos en los que desean centrarse desde el principio, los alumnos desarrollan diferentes habilidades.

Los docentes juzgan si la puntuación es justa y realizan ajustes si es necesario.

Permitir que los alumnos seleccionen sus propias calificaciones es una táctica que el autor y conferenciante Alfie Kohn desea que todos los colegios adopten. Al igual que ocurre con las tareas tradicionales para hacer en casa, Kohn considera que las calificaciones estandarizadas afectan negativamente al aprendizaje. Según sus investigaciones, producen desinterés, despreocupación y, en casos extremos, estrés.

 Adoptar un enfoque de aprendizaje en casa

Jeffrey Lile, profesor del PD en el Pan-American School (Costa Rica), coincide en que las tareas para hacer en casa pueden convertirse en una experiencia divertida si se da a los alumnos la oportunidad de guiar su propio proceso de aprendizaje. “Sin embargo, los alumnos deben tener una motivación”, afirma.

“El aprendizaje exige una práctica reflexiva, la cual requiere una sólida motivación intrínseca. No obstante, las tareas para hacer en casa rara vez estimulan la reflexión. Los alumnos no suelen tener una motivación diferente a obtener una calificación concreta o aprobar el curso. La motivación para el aprendizaje surge de la correspondencia de una actividad con los valores personales, combinada con la convicción de que obtendrán resultados satisfactorios. Este tipo de motivación se consigue dejando al alumno elegir”.

Según Lile, las tareas para hacer en casa deben sustituirse por el aprendizaje en casa. Dicho aprendizaje debe basarse en el proceso de exploración natural y ha de animar a los alumnos a experimentar con actividades de su interés.

“El papel del docente es orientar esta práctica y relacionarla con el currículo”, añade. “Los alumnos deben elegir oportunidades de aprendizaje en casa, no solo tareas. Se les puede ayudar a convertirse en individuos con una educación integral, en lugar de ser solo alumnos”.

Por ejemplo, si a un alumno le interesa el ciclismo, el profesor de Matemáticas puede asignarle una tarea en la que deba mantener un registro de la distancia y el tiempo, y crear un gráfico que le permita evaluar su progreso. Si se trata de una clase de Historia, el alumno puede realizar una investigación sobre las bicicletas de finales del siglo XIX.

“De esta manera, los alumnos pueden experimentar y explorar sus intereses y, una vez terminada la sesión de estudio, les queda tiempo para estar con sus familias y amigos, y desarrollar habilidades sociales y emocionales que también son importantes”, señala Lile.

“La sustitución de las tareas para hacer en casa por el aprendizaje en casa crea experiencias de aprendizaje significativas que permiten a los alumnos desarrollarse de manera holística y aplicar el currículo a sus áreas de interés”.

Según las últimas investigaciones, los alumnos necesitarán habilidades de pensamiento crítico en el futuro, y estas no pueden desarrollarse mediante el enfoque tradicional de las tareas para hacer en casa. Es momento de que los educadores utilicen su creatividad, estimulen a los alumnos y replanteen el enfoque que aplican a las tareas para hacer en casa. Así, las generaciones futuras disfrutarán de experiencias de aprendizaje valiosas para toda la vida. Como dijo Albert Einstein: “La educación no consiste en aprender hechos, sino en preparar la mente para pensar”.

Lea la primera parte de esta serie sobre las tareas para hacer en casa: ¿Son las tareas para hacer en casa una carga de trabajo innecesaria?

Permanezca atento al tercer y último artículo, en el que varios padres comparten sus opiniones sobre este tema.