Contribución de Neil Bunting
Esta es la primera entrega de una publicación de tres partes sobre los desafíos, las responsabilidades y el rigor: tres atributos fundamentales en los que mi colegio va a centrarse este año.
Los colegios deben plantear desafíos razonablemente calculados como preparación para la vida real, que nos obliga a salir constantemente de nuestra zona de confort.
¿Cómo afrontamos los desafíos? ¿Son experiencias que nos estimulan y recibimos con los brazos abiertos? ¿O nos mostramos reacios, aletargados e incluso asustados cuando nos vemos expuestos al riesgo de sentirnos tontos, y tratamos de evitar cualquier desafío?
En mi opinión, los desafíos deben verse siempre como una experiencia positiva o como una forma de adoptar una perspectiva positiva ante una situación nueva o difícil de desentrañar.
Uno de los atributos del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB, “audaces”, puede malinterpretarse o considerarse culturalmente inapropiado. Yo creo que está relacionado con los desafíos y la importancia de abordar nuevas experiencias.
Los niños pequeños suelen mostrarse abiertos a los desafíos, ya sean de tipo físico, intelectual o emocional. A menudo tienen un espíritu aventurero temerario que, con demasiada frecuencia, queda sepultado por el sentido del ridículo típico de la adolescencia. Sin embargo, los educadores debemos mantener encendida la llama de la curiosidad y el desafío en la clase, durante todo el proceso educativo.
Debemos fomentar una mentalidad que, a medida que crecemos, motive la necesidad de desarrollar la capacidad de definir nuestros propios desafíos y cuestionar tanto a los demás como a nosotros mismos.
Hay varias formas de evitar que nos estanquemos y nos durmamos en los laureles, por ejemplo, podemos aprender nuevas lenguas, leer a autores que no nos han interesado hasta ahora o practicar un nuevo deporte o una nueva disciplina artística, pero siempre algo que nunca nos haya llamado la atención o que nos hayamos visto incapaces de lograr. Al hacer algo completamente nuevo, como aprender a tocar la guitarra cuando siempre hemos creído (o los demás han creído) que no tenemos oído para la música, podemos sentirnos plenamente satisfechos y realizados.
A los niños se les suele decir, o suelen aceptar rápidamente, que son buenos en ciertas cosas, pero que otras habilidades no son para ellos. Esto es un tremendo error y nosotros, como educadores, debemos hacer lo posible por cambiarlo sin limitarnos al dominio total de un currículo sobrecargado.
La tecnología informática y estar al día de los nuevos desarrollos de software y las nuevas aplicaciones siempre van a suponer desafíos. Sin embargo, las personas con esta tendencia aprenderán más fácilmente, especialmente los jóvenes. También resulta muy inspirador ver cómo los abuelos utilizan dispositivos como el iPad e Internet, y no se consideran demasiado mayores para aceptar ese desafío.
Esta mentalidad abierta también puede funcionar a la inversa en el caso de los jóvenes que se interesan por trabajos manuales tradicionales, como el tejido o la cerámica.
Los desafíos y los deportes extremos, como el puenting y el parapente, han adquirido mucha popularidad entre los visitantes, especialmente adultos jóvenes que buscan explorar sus límites y descargar adrenalina, en destinos como Nueva Zelanda.
Es muy interesante ver esta fascinación por el riesgo en una época en la que tendemos a la cautela en muchos aspectos de nuestras vidas. En muchos lugares, ya no permitimos que los niños vayan caminando solos al colegio, por ejemplo.
El reciente incidente del surfista australiano Mick Fanning y sus audaces compañeros en el campeonato mundial de Sudáfrica dejó patentes los peligros reales que acechan en las profundidades del océano. Sin embargo, este inusual episodio no disuadirá a los surfistas, incluido Mick Fanning, de practicar su pasión por el miedo a los tiburones, si bien todos sabemos que existen en la realidad, y no solo en las películas de Spielberg.
El episodio del tiburón, que circuló una y otra vez por los canales de noticias, fue un acontecimiento dramático, muy propio del cine. Parecía diseñado para satisfacer nuestra obsesión cultural con los programas sobre los animales o reptiles más mortíferos del mundo.
Pero los desafíos no tienen por qué ser algo sensacionalista, peligroso o posiblemente mortal. Para algunas personas, el simple hecho de subir a un avión o acampar en el desierto supone toda una hazaña. Incluso dormir con la luz apagada produce una cierta sensación de victoria.
Los desafíos planteados en un aula para desarrollar el conocimiento de nuestros alumnos y que aprendan nuevo vocabulario, experimentos científicos o cálculos matemáticos son fundamentales.
Los educadores con experiencia, como líderes intelectuales que son, conocen a todos sus alumnos y adaptan cuidadosamente el desafío (la asunción del riesgo) a sus capacidades y necesidades.
También dan ejemplo de la idea de aceptar los desafíos por uno mismo siempre que sea posible y de tener interés por aprender y asumir los desafíos con entusiasmo.
Procuran compartir esos desafíos con sus alumnos, por ejemplo, pueden describir cómicamente la primera vez que intentaron esquiar o jugar al golf, tal vez con un video, para intentar eliminar la idea de que está mal sentirse tonto cuando uno hace algo por primera vez y no lo consigue.
Sin desafíos no hay aprendizaje. Un educador sensible puede compartir la inquietud o incomodidad que sintió al hacer algo nuevo. Por ejemplo, la tensión que sufrió durante su examen de conducción, para hacer ver a los alumnos que esos sentimientos son perfectamente normales y aceptables.
Un educador cualificado procurará siempre inculcar confianza en sus alumnos para que prueben cosas nuevas.
Les presentará modelos de conducta reales que han asumido desafíos y se han convertido en inspiración para los demás por sus logros en la vida. Es más: un educador puede preguntar a sus alumnos por personas que conozcan que hayan superado algún desafío, porque todos conocemos buenos ejemplos.
Las Olimpiadas Especiales de 2015 de Los Ángeles, conocidas como la mayor organización deportiva para personas con discapacidad intelectual del mundo, recibieron la cobertura que sus competidores claramente merecen. Se pueden destacar estos eventos ante los alumnos, para demostrarles la capacidad de las personas para alcanzar sus sueños en todos los ámbitos de la vida, a pesar de los desafíos.
Neil Bunting es el director de secundaria del Greenfield Community School, un colegio de Taaleem. Permanezca atento a otras publicaciones de Neil en las que explora temas comunes presentes en todos los programas del IB.