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La enseñanza colaborativa transforma las clases

La posibilidad de compartir ideas, contar con una red de apoyo y trabajar en un entorno positivo son solo algunas de las ventajas de una cultura escolar colaborativa. La revista IB World ha hablado con un grupo de docentes sobre cómo el trabajo conjunto ha transformado sus clases.

Para muchos Colegios del Mundo del IB, la cultura colaborativa es un elemento fundamental. Dicha cultura no solo incluye a alumnos que trabajan juntos para fomentar una comunidad de experiencias y aprendizaje, sino también a docentes y personal del colegio. Varios estudios de caso e investigaciones indican que al crear una red de recursos, apoyo y orientación, los docentes se sienten más cómodos en sus funciones, lo cual redunda positivamente en los alumnos.

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Alumnos del PEP del Arroyo Elementary, California (EE. UU.).

“La colaboración se produce cuando los docentes trabajan juntos para planificar y crear lecciones y un currículo para sus alumnos”, explica Jennifer May, maestra del PEP del Arroyo Elementary, California (EE. UU.). “Nuestro equipo se reúne al menos una vez a la semana para reflexionar sobre el progreso de la unidad, y corregirla o mejorarla si es necesario. Como equipo, entendemos que todos tenemos nuestra opinión y debemos respetar y escuchar a los demás. Aquí cuentan las opiniones de todos”.

“Puesto que son los alumnos los que dirigen el aprendizaje, las lecciones se desarrollan de manera diferente en cada clase, aunque las principales ideas y los conceptos clave son los mismos”, añade. “Si bien son los docentes los que establecen la base, puede intervenir todo el colegio con la ayuda de los canales de las redes sociales o el sitio web del colegio”.

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La cultura colaborativa del Carrollwood Day School ayuda a crear lecciones y tareas de evaluación interesantes.

Sabrina McCartney, coordinadora del PAI del Carrollwood Day School, Florida (EE. UU.), cree que la enseñanza colaborativa se centra en desarrollar un entorno en el que el personal se sienta cómodo y seguro a la hora de probar enfoques de la enseñanza y el aprendizaje innovadores. Afirma: “Nuestras prácticas de enseñanza colaborativa se basan en la filosofía de mantener al alumno en el centro, al mismo tiempo que se intercambian ideas y opiniones en el proceso de planificación para crear lecciones y tareas de evaluación interesantes”.

Desarrollo de la cultura

¿Cómo pueden desarrollar los docentes un entorno de colaboración? ¿Qué procesos existen ya en el colegio para ayudar a los docentes y centralizar sus recursos?

En lo que respecta a la orientación de los docentes, May defiende la idea de contar con un coordinador del IB que garantice que todos los docentes se sientan incluidos. “Nuestra coordinadora nos ofrece apoyo si necesitamos ideas o ayuda con la planificación, y nos reunimos una hora a la semana con ella. Ha realizado un trabajo magnífico como moderadora, docente y modelo de colaboración. Verdaderamente nos ayuda a escucharnos los unos a los otros y a trabajar como un equipo”.

Indudablemente, una planificación estratégica común y cohesiva ayuda a los docentes a desempeñar sus funciones con confianza. Sin embargo, ¿qué sucede con el apoyo ajeno al ámbito profesional?

Collaboration2El Carrollwood Day School ofrece un programa de cuidado de niños para los miembros del personal con hijos de hasta dos años de edad, lo cual contribuye a fomentar una comunidad de compromiso y apoyo más amplia. “Muchos hijos de los miembros del personal asisten a nuestro colegio, y el colegio se encarga de su cuidado durante las jornadas de desarrollo profesional. De esta forma, todos podemos asistir a las actividades de capacitación y las reuniones sin preocuparnos de dónde dejar a nuestros hijos”, afirma McCartney. “Al apoyar al personal, logramos crear una comunidad positiva”.

Habilidades para toda la vida

Transmitir un sentido de comunidad y colaboración es importante para el éxito de cualquier colegio. En lo que respecta al impacto en los alumnos, esta cultura puede representar un microcosmos del mundo exterior. “Los alumnos verán cómo funciona una comunidad, cómo forman parte de ella y qué función desempeñan en ella”, afirma May. “Es bueno que los alumnos vean que su clase no es una isla y que el aprendizaje no termina cuando suena el timbre de salida”.

En definitiva, la enseñanza colaborativa (ya sea en la planificación de unidades, en el intercambio de opiniones o en otros medios de apoyo externos) permite a los docentes sentirse valorados y amparados en su función. Ese apoyo se traduce en una confianza que los docentes pueden transmitir a sus alumnos. “Cuando unas ideas se apoyan en otras y trabajamos conjuntamente, el producto que presentamos a los alumnos es mucho mejor que el desarrollado por un docente que trabaja solo”, afirma May. “Debemos crear una comunidad porque, después de todo, ‘se necesita un pueblo para criar a un niño’”.

¿Cuáles son las ventajas de la enseñanza colaborativa? Escriba a [email protected].