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¿Cuándo se “habla” una lengua?

Cada año, invitamos a un grupo de exalumnos y exalumnas del IB a que compartan sus experiencias, intereses y consejos con la comunidad global a través de nuestra serie de​ historias de graduados. En esta ocasión damos la bienvenida a Berit Braun, graduada del Programa del Diploma del Steyning Grammar School (Inglaterra), quien comparte sus reflexiones sobre en qué consiste “hablar” de verdad una lengua.

Hello in many languages written with chalk on blackboard

Berit Braun

“Al contestar solo con una cifra siempre se menoscaba en alguna medida el proceso complejo e intrincado de aprender una lengua extranjera”.

Infinidad de veces me han preguntado: “Entonces, ¿cuántas lenguas hablas?”. Estoy más que familiarizada con la pregunta, pero, por algún motivo, todavía no tengo una respuesta a mano. Siempre termino diciendo algo enrevesado y confuso, como “¿Quizá dos y media y dos cuartos?”, y me pierdo tanto en mi propio hilo de ideas que quien me preguntó se acaba arrepintiendo. Por supuesto, podría usar la salida fácil y limitarme a enumerar todas las lenguas que estoy aprendiendo, pero no me atrevo. ¿Y si me descubren? Sería como gozar de respeto por ser doctora y luego, cuando surja una emergencia, tener que revelar que en realidad no soy doctora en medicina. Lo que digo es que es mejor dejar las cosas claras desde el principio, la respuesta igual será sorprendente.

Entonces, queda por contestar la pregunta: ¿Cuándo se “completa” el aprendizaje de una lengua? ¿En qué etapa se puede afirmar que de verdad se “habla”? Quizá cuando se puede hablar una lengua sin tener que traducirla mentalmente. O quizá cuando se empieza a soñar en otra lengua, aunque esto sería frustrante para quienes rara vez recuerdan sus sueños. O cuando se puede leer un periódico o un libro, de principio a fin, en esa lengua. O cuando te sientes capaz de enfrentarte a un imprevisto al que haya que responder de inmediato: una llamada de quien te alquila el departamento, o una persona extraña que te pide indicaciones en la calle. Todas estas serían mediciones válidas, pero al contestar solo con una cifra siempre se menoscaba en alguna medida el proceso complejo e intrincado de aprender una lengua extranjera.

“Para mí, las señales de que realmente estoy empezando a comprender una lengua —más allá de las frases estándar y las estructuras gramaticales— son sutiles”.

Otro problema que tengo con esta pregunta es que el hablar es solo una de las cuatro habilidades requeridas para utilizar eficazmente una lengua extranjera, y además es la habilidad que más tiempo me toma dominar. Esto hace que vacile al afirmar que “hablo” español, por ejemplo, aunque lo leo, escribo y entiendo con seguridad. Para mí, las señales de que realmente estoy empezando a comprender una lengua —más allá de las frases estándar y las estructuras gramaticales— son sutiles. También son, en gran medida, el motivo por el que me encanta aprender idiomas. Descubrir, por ejemplo, que en español se usa “llama” para referirse a la llama del fuego y a un tipo de camélido, o que en Dinamarca se usa una misma palabra para decir “caro” y “animal”. O entender que las palabras tienen connotaciones distintas en diferentes idiomas, incluso cuando son traducciones directas. En alemán, por ejemplo, la palabra que significa “cena” significa literalmente “pan de la noche”; lo cual conlleva no solo la suposición de que el componente principal de la cena será el pan, sino también ciertas connotaciones bíblicas. Para mí, captar variaciones regionales también es una señal de que me estoy familiarizando con los aspectos más particulares de una lengua. Aprender, por ejemplo, que una estufa significa una cosa en México y otra muy distinta en Argentina me despejó una gran confusión.

Lo que sucede es, simplemente, que no quiero cuantificar esta experiencia. Desde ahora, voy a empezar mi respuesta a esta pregunta de otra manera; diré: “Estoy aprendiendo…”.

berit square

Berit Braun es exalumna del Steyning Grammar School de West Sussex (Inglaterra). En 2020 obtuvo su maestría en Estudios Hispánicos y Relaciones Internacionales de la Universidad de Aberdeen (Escocia). Durante sus estudios, Berit trabajó en una librería con fines benéficos y dedicó sus veranos a enseñar inglés a adolescentes de todo el mundo. Le apasiona por igual acabar con la brecha de género y no perderse los dramas complejos que se desarrollan en los programas de telerrealidad australiana. Puede ponerse en contacto con ella a través de LinkedIn .

Para conocer mejor a los graduados y graduadas delPD, lea estas historias de los programas del IB. Si quiere compartir su historia como graduado/a del IB, escríbanos a alumni.relations@ibo.org. Agradecemos que comparta las historias del IB y le invitamos a conectarse con nosotros a través de LinkedIn, Twitter y ahora, Instagram.

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