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La enseñanza conjunta para el éxito del alumnado

En el International School of Uganda, el desarrollo profesional se ha centrado durante los últimos años en la inclusión y la agencia. El personal docente se ha dado cuenta de que la agencia requiere un currículo y una pedagogía que representen y respeten la diversidad y el aprendizaje personalizado, lo cual se puede lograr de manera más satisfactoria por medio de la enseñanza conjunta. Descubrimos que este tipo de enseñanza requiere un cambio importante en las estructuras y las actitudes, y que un cambio así toma tiempo y necesita un enfoque sensible y reflexivo.

Como coordinadora del Programa de la Escuela Primaria (PEP), quería entender la opinión del equipo docente del primer ciclo de primaria con respecto a la enseñanza conjunta, a fin de poder apoyarles mejor. Me planteé algunas preguntas de investigación: ¿Qué piensa el personal docente de la enseñanza conjunta? ¿Cuáles son los beneficios y los desafíos? ¿Cómo podemos apoyar al profesorado para que adopte la enseñanza conjunta, y evaluar su eficacia? Desarrollé un cuestionario para que el personal docente pudiera compartir sus ideas abiertamente y organicé grupos de discusión informales. Los datos recabados nos dieron perspectivas valiosas.

“Se puede colaborar sin un marco de enseñanza conjunta, pero no se puede implementar la enseñanza conjunta sin colaboración”.

Si bien cada docente tenía su propia definición de la enseñanza conjunta, surgieron algunas ideas comunes. Estaban de acuerdo en que la enseñanza conjunta requiere que haya más de un/a docente encargado de la planificación, la enseñanza y la evaluación para el mismo grupo de estudiantes. Hubo docentes que mencionaron la colaboración, pero hablamos de que esta no era sinónimo de enseñanza conjunta. Alguien lo resumió de la siguiente manera: “Se puede colaborar sin un marco de enseñanza conjunta, pero no se puede implementar la enseñanza conjunta sin colaboración”. Hablamos también de los distintos modelos de enseñanza conjunta y de cómo estos pueden variar según las necesidades del alumnado. La mayoría veía la enseñanza conjunta como algo positivo, pero también difícil. Se dieron opiniones como las siguientes:

“Es una herramienta poderosa”.

“Es muy divertida”.

“No me veo enseñando de otra manera”.

El equipo docente identificó muchos beneficios de la enseñanza conjunta. Mencionaron que mejoraba la diferenciación y generaba más oportunidades de aprendizaje personalizado. Indicaron que creían que la enseñanza conjunta permitiría mejorar la calidad y la variedad de las experiencias de aprendizaje porque reunía diferentes ideas, recursos y espacios. Alguien comentó:

“El alumnado se beneficia mucho de experimentar los puntos fuertes, los talentos y las personalidades de cada docente. Cuando trabajamos juntos, con más diferenciación, nos acercamos a la excelencia”.

El equipo docente también reconoció que la enseñanza conjunta favorece el crecimiento profesional y la capacidad de compartir ideas, estrategias, reflexiones y perspectivas. Comprobaron que quienes implementan la enseñanza conjunta podían adaptar la colaboración y la solución de problemas para sus estudiantes, y experimentaban un mayor sentido de responsabilidad.

Sin embargo, se mencionaron algunos desafíos. Hablaron de que el desajuste en los valores, las inseguridades y la falta de confianza podrían representar obstáculos. También señalaron la dificultad de que un miembro del equipo docente no participara o fuera dominante, lo que podría generar un desequilibrio de poder o de carga laboral. Alguien compartió lo siguiente:

“Para algunas personas, la enseñanza conjunta simplemente no es posible. No tienen la personalidad o las habilidades que les permitan trabajar con otras personas en un entorno de enseñanza”.

También se escucharon inquietudes con respecto al compromiso y la mentalidad abierta de las personas adultas, lo que podría causar choques de personalidades y luchas de poder.

Para apoyar la enseñanza conjunta, se sugirieron tres estrategias:

  1. Tener una visión y unas expectativas claras desde el inicio del año escolar. Generar confianza y un sentido de trabajo en equipo por medio de ejercicios se identificó como un aspecto fundamental. Se resaltó la importancia de crear una cultura de eficacia colectiva, en la que cada persona colabore para dar lo mejor de sí en beneficio de sus estudiantes.
  2. Dedicar tiempo específicamente para la planificación y la preparación, manteniendo el equilibrio entre el apoyo del equipo directivo y la preparación independiente.
  3. El desarrollo profesional continuo centrado en la enseñanza conjunta se identificó como un elemento esencial. Varias personas mencionaron que su motivación y disposición para implementar la enseñanza conjunta es un indicador del éxito colectivo. También subrayaron la importancia de establecer metas, actuar y observar, y reflexionar sobre las pruebas de una enseñanza conjunta eficaz.

Con base en los datos recabados, muchos miembros del equipo docente se sintieron empoderados por la enseñanza conjunta y reconocieron que tenía mucho potencial de éxito. Una vez se eliminen los obstáculos y se proporcione el apoyo necesario, la mayor parte del equipo docente estará dispuesto a adoptar los beneficios de esta enseñanza. Es alentador darse cuenta de que el profesorado no ve la enseñanza conjunta solo como un beneficio para estudiantes con necesidades adicionales, sino que la consideran un enfoque valioso para todo el alumnado. Comprenden la importancia de construir relaciones y crear una cultura de colaboración, reconociendo los desafíos y adoptando las oportunidades de aprender de los demás y promover la inclusión.

Estos hallazgos han aportado valiosas perspectivas sobre cómo podemos apoyar a los equipos en el futuro. Los colegios necesitan docentes con la disposición y las habilidades para impartir un currículo auténtico y adaptado, así como métodos de enseñanza para todos sus estudiantes. Para lograr la inclusión, el equipo docente debe ofrecer experiencias de aprendizaje personalizadas y estimulantes, creando así múltiples oportunidades de éxito. Las prácticas colaborativas como la enseñanza conjunta ofrecen una solución pragmática para apoyar el logro de esta meta. Sin embargo, se requiere un cambio de mentalidad y de sistemas escolares. La enseñanza conjunta se apoya en docentes que se preocupan verdaderamente por el derecho de cada estudiante a aprender y que trabajan con esmero para lograr ese objetivo. Estas son personas que solucionan problemas, generan estrategias nuevas, resuelven conflictos y experimentan con soluciones alternativas. Si valoramos verdaderamente el derecho de cada estudiante a pertenecer y aprender, entonces los colegios deben fomentar la agencia por medio de la fuerza colectiva de sus equipos docentes, quienes colaboran con esmero para lograr este objetivo común.

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Sarah Ssengendo es coordinadora del PEP y vicedirectora del International School of Uganda, África oriental. Le apasiona el aprendizaje basado en la indagación y en el juego y le gusta la naturaleza colaborativa y creativa de la educación contemporánea.