En el The American School in England (TASIS), los alumnos del Programa del Diploma (PD) estudian y representan el Nō, una de las formas de teatro más antiguas del mundo.
Contribución de Esther Clark
“Hay belleza en la sutileza, en el silencio, en el presente, en lo que se expresa entre los movimientos del actor”, afirma Nikki Holdaway, directora del departamento de teatro del The American School in England (TASIS), mientras mira por la ventana y sonríe: “No siempre es necesario hacer grandes cosas”.
Hablamos del teatro Nō como un excelente ejemplo de una forma de arte que imita la vida y expresa una crítica sutil de la sociedad, y como una invitación a que nos centremos en el momento presente y tomemos conciencia de otras culturas y perspectivas.
El Nō (能) es una forma de teatro del siglo XIV originaria de Japón donde confluyen el arte dramático, la música y la danza. Los movimientos son lentos y el lenguaje suele ser poético. Las tramas están inspiradas en la literatura, la historia, las leyendas y los acontecimientos contemporáneos, y la temática gira en torno a los sueños y los fenómenos sobrenaturales. El tono es monótono y el vestuario se caracteriza por texturas y diseños recargados y suntuosos. Los alumnos de Teatro del PD del TASIS tienen la oportunidad de estudiar el Nō como parte de la unidad de tradiciones del mundo de una asignatura polifacética de creación teatral.
Nikki Holdaway, que interpreta obras de teatro Nō, comenzó su formación hace cinco años en la Universidad Royal Holloway y después continuó con sus estudios en Tokio, donde trabajó con actores profesionales. Nos habla de la importancia de que los profesores asuman también el papel de alumnos. Durante su estancia en Japón, formó parte de la primera promoción de occidentales que se formaron en el Kita School of Noh. Cada día, trabajaba en ese venerado escenario y aprendía, individualmente y en grupo, los elementos básicos del teatro Nō: Juitai (canto), Hayashi (percusión) y Shimai (danza).
Explica que la trayectoria de aprendizaje de cada persona es diferente, y como ella es profesora de Teatro del PD y también alumna, puede empatizar con sus alumnos y enriquecer sus clases tanto en contenido como en experiencias. Los alumnos del PD del TASIS pueden ser autores, diseñadores, directores y actores en el proceso de creación teatral.
Sergio, un alumno de segundo año del PD, se muestra entusiasmado con la oportunidad de compartir cómo participa activamente en el proceso creativo y transforma las ideas en acción como un artista indagador y productivo.
“El descubrimiento del Nō rompió nuestros esquemas en lo que respecta al potencial del teatro”, explica.
Sergio tenía un interés especial en el Nō y decidió enfocar en él su investigación: “El Nō nos conectó con las raíces del teatro y nos hizo darnos cuenta de lo importante que es mantener una conexión emocional intensa entre el público y el actor. Eso es lo que diferencia el arte de otros medios”.
Afirmaciones como esa son ejemplo de cómo los alumnos representan su papel, contextualizan su trabajo y aprecian otras culturas, incluidas las tradiciones teatrales antiguas como el Nō. Bryan Nixon, director del TASIS, las relaciona con el compromiso del colegio con el aprendizaje intercultural: “El proceso que utilizamos para adquirir conocimiento y comprensión a través de la conciencia de nuestra propia cultura, la interacción con otras culturas y perspectivas, y la exploración de cuestiones locales y globales nos permite interactuar y comunicarnos de maneras eficaces y adecuadas en situaciones interculturales”.
Como ejemplo del aprendizaje en acción, podemos citar la ocasión en que Akira Matsui, un maestro japonés del Nō de gran prestigio en la escena cultural, visitó el colegio el pasado mes de septiembre para impartir un taller a los alumnos de Teatro del PD. En el Nō no hay ruido; se caracteriza por el control y el sosiego, por los hermosos patrones que el artista dibuja en el suelo con sus movimientos, que recuerdan a los de un jardín de arena japonés.
Como afirma un alumno del TASIS: “Todos coincidimos en que el Nō nos enseñó a conectarnos con el momento presente, que es precisamente lo que falta en la sociedad global actual”.
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