Al haberse cancelado los exámenes de mayo a causa de la COVID-19 (coronavirus), muchos alumnos del IB se preguntan cómo se evaluarán y calificarán sus dos años de trabajo. Paul Campbell, jefe de desarrollo y relaciones externas, recurrió a la mejor fuente sobre la experiencia en el IB: su hija Sarah, graduada del Programa del Diploma (PD). Juntos analizan la evaluación interna desde la perspectiva del alumno y exploran por qué las universidades buscan las habilidades del IB en sus nuevos alumnos. Introducción a cargo de Paul Campbell seguida de una sesión de preguntas y respuestas con Sarah Campbell.
Hola, soy Paul Campbell. Trabajo en el Bachillerato Internacional (IB) desde hace casi 32 años. Después de tantos años, algunos de ustedes probablemente me conocen, pero esto no trata de mí, sino de la situación extraordinaria en que nos encontramos.
En la era de la COVID-19, el IB ha tenido que hacer cambios excepcionales, especialmente en la forma en que concedemos calificaciones finales válidas basadas en pruebas que los alumnos pueden utilizar para acceder a instituciones de educación superior y a otras oportunidades.
Al igual que muchas otras organizaciones que ofrecen evaluaciones de los alumnos, el IB otorga una puntuación final en cada asignatura que un alumno cursa en el Programa del Diploma (PD) o el Programa de Orientación Profesional (POP). A diferencia de otras organizaciones que proporcionan exámenes finales para los alumnos, la escala del 1 al 7 del sistema de calificación del IB se basa en mucho más que el desempeño en un único examen final de alto impacto. Una porción amplia de la calificación final proviene de los trabajos realizados en el aula del IB a lo largo de dos años. Algunos de estos trabajos son corregidos primero por los profesores, y luego moderados por el IB para garantizar que los criterios se aplican correctamente. Esto es lo que denominamos evaluación interna. He pensado que este sería un buen momento para esclarecer este proceso, ya que la evaluación interna y los trabajos de clase conforman la base de las puntuaciones finales.
Podría tratar este tema con sumo detalle, pero creo que sería tedioso. Así pues, se me ocurrió que sería mejor entrevistar a una persona que estudió el Programa del Diploma (PD) e invitarla a reflexionar sobre el trabajo de clase que hizo durante sus dos años como alumna del IB.
Paul Campbell, jefe de desarrollo y relaciones externas del Bachillerato Internacional (IB), con su hija Sarah
Afortunadamente tengo una graduada del IB en casa. En 2018, mi hija, Sarah Campbell, se graduó en el Albert Einstein High School, que forma parte del sistema de colegios públicos del condado de Montgomery. Actualmente está estudiando en la universidad, con el objetivo de llegar a ser maestra de educación primaria.
Les puedo asegurar que no se trata de alguien a quien el Programa del Diploma le resultó fácil. Como para muchos de sus compañeros, el PD del IB fue todo un reto para Sarah. Sin embargo, la parte que ella recuerda y la que siente que ha dado sus frutos es el trabajo que hizo durante esos dos años.
Después de haber trabajado más de un cuarto de siglo con las universidades, me tranquiliza saber que esas instituciones entienden que los alumnos del IB realizan en clase muchos trabajos de clase importantes que se califican según estándares internacionales. Las universidades conocen el IB y confían en el IB, y tenemos motivos suficientes para estar convencidos de que seguirán reconociendo a los graduados del IB como un grupo de alumnos que cuentan con una preparación única para obtener buenos resultados. Es evidente que las universidades de todo el mundo van a considerar las titulaciones del IB con el mismo respeto y reconocimiento que siempre han proporcionado.
Hemos dedicado medio siglo a forjar la reputación de nuestras evaluaciones en el Programa de los Años Intermedios (PAI), el PD y el POP, y ahora tenemos la oportunidad de poner en claro lo útiles que son. En estas circunstancias extraordinarias, reconforta saber que los alumnos del IB obtendrán reconocimiento y serán premiados por el trabajo que han hecho. Creo que es el momento de dejar que Sarah cuente su experiencia.
Preguntas y respuestas con Sarah y Paul
Paul Campbell: Sarah, ¿cuál fue tu reacción cuando te enteraste de que los alumnos del IB de todo el mundo no tenían que hacer exámenes escritos este año?
Sarah Campbell: Recuerdo cuando me dijiste que los alumnos no tenían que hacer los exámenes. Estaba con una amiga, que también es graduada del IB, e inmediatamente pensamos: “¡Eso es muy injusto!”. Eran la parte más difícil del IB, y sentimos envidia, mucha envidia. Y si hablaras con cualquier graduado del IB que se enterase de esto, todos dirían lo mismo: qué bueno para ellos, pero no para nosotros.
Paul: Creo que esa reacción es bastante natural. Cuanto más lo pienso —y eso que he trabajado con universidades, distritos escolares y colegios durante 25 años—, lo que noto es su respeto por la experiencia integral que brinda el IB, más que por el examen de mayo en sí.
¿Podrías reflexionar un poco sobre tus trabajos de evaluación interna en los diferentes cursos? Empezaré por uno obvio: Historia. ¿Recuerdas qué hiciste en Historia?
Sarah: Sí, después de los dos años, la tarea final más difícil fue la redacción de un ensayo de 15 páginas relacionado con lo que habíamos visto en clase sobre las dictaduras de varios países. Mi tema fue el efecto de las políticas de Fidel Castro en Cuba. Tuvimos que recordar muchas cosas de los dos años y después desarrollar nuestro propio trabajo de investigación.
Paul: Entonces, elaboraste un ensayo de 15 páginas, lo que me parece una experiencia bastante infrecuente en secundaria. Creo que yo ya llevaba un tiempo estudiando en la universidad cuando hice algo así. ¿Tuviste que hacer una presentación oral en Historia?
Sarah: No, no había presentación oral en Historia, pero el trabajo que escribimos —el ensayo de 15 páginas— nos llevó muchos meses.
Paul: Ese trabajo escrito es la “clásica” evaluación interna, que consiste en una monografía de investigación significativa, bien documentada, en las que las fuentes se citen correctamente, y que el profesor corrige basándose en los criterios del IB.
“Lo importante son todos los distintos trabajos que se hacen. Se trata de encontrar maneras de mostrar el mejor trabajo que puedes hacer, lo que nosotros llamamos una evaluación completa y justa”.
Ahora hablemos un poco sobre Lengua A (Inglés), que sé que tal vez fue una de las asignaturas que menos te gustó, pero que, en mi opinión, es la que más te ha beneficiado. ¿Recuerdas las diversas cosas que hiciste en Lengua A (Inglés) como parte del IB?
Sarah: Tuvimos que hacer una presentación de 15 minutos de duración, sin tarjetas ni nada, sobre un texto relacionado con algo que estaba sucediendo en el mundo actual. Yo elegí El cuento de la criada, de Margaret Atwood, y hablé sobre la obra en relación con la marcha de las mujeres que tuvo lugar en Washington. Podíamos tomar algo que habíamos aprendido en Lengua A (Inglés), cualquier texto que quisiéramos, y aplicarlo a algo que estaba sucediendo en el mundo; eso ayudó a hacer el libro más interesante para mucha gente. No había instrucciones concretas, salvo que debía tener una duración determinada. También hicimos muchos trabajos escritos para intentar analizar minuciosamente y comprender lo que los escritores tratan de transmitir a sus lectores.
Paul: Vaya, entonces lo que me dices sobre tu experiencia de la evaluación interna es que escribiste muchos trabajos complejos, hiciste una presentación oral individual frente a toda la clase—sin notas—y luego también tuviste que analizar un pasaje literario y un poema que habías estudiado previamente. Por cierto, todos esos trabajos fueron corregidos por el profesor y, además, se enviaron muestras de las puntuaciones al IB para garantizar que el docente estaba aplicando correctamente los criterios.
Finalmente, esas puntuaciones pasaron a constituir tu calificación final del 1 al 7. Eso suena muy minucioso e impresionante, pero hablemos de un par de cursos más. Por ejemplo, Ciencias. Creo que cursaste Ciencias Ambientales allá por el 11.º año, así que ya hace bastante tiempo. ¿Recuerdas algunos de los proyectos importantes que hiciste en el curso de Ciencias?
Sarah: Trabajamos en un proyecto en el que teníamos que elegir una pregunta científica y responderla. A mi profesor de Ciencias del IB le interesaba mucho hablar sobre nuestro impacto en el mundo, la huella ecológica de las personas, y de qué manera esto se traduce en cosas como el cambio climático. Mi planteamiento fue: ¿Cómo influye la cultura de una persona en la forma en que esta afecta a su entorno?
¿Cómo influyen factores tales como la renta en cuánto recicla una persona? Considero que es una pregunta muy interesante y no es algo en lo que pensemos normalmente.
Tuve que diseñar una encuesta y pedirles a algunas personas que la respondieran. Para analizar mis datos utilicé un sitio web que calcula la huella ecológica de una persona según si va al trabajo caminando, en autobús o en su propio vehículo, y si deja las luces de su casa encendidas durante la noche. Después tuve que escribir un trabajo con mis conclusiones para explicar si obtuve una respuesta a mi pregunta científica.
Paul: Entonces, ¿obtienes los datos, los analizas y los presentas o escribes sobre ellos?
Sarah: Sí.
Paul: Eso es muy impresionante.
Paul: Tu lengua B era el español. No sé si tú te acuerdas, pero la mayoría de los alumnos del IB con los que he hablado recuerdan algunas cosas inusuales que tenían que hacer en su segunda lengua. ¿Qué recuerdas?
Sarah: Yo cursé las asignaturas del currículo en el Nivel Medio (NM), por eso no tuve exactamente la misma experiencia que alguien que cursó el Nivel Superior (NS). Primero tuve que leer un pasaje en español y luego explicar a mis profesores lo que había leído, utilizando los conocimientos de mis dos últimos años de estudio —y sin tener notas o vocabulario delante de mí—, utilizando todo lo que había aprendido en Lengua B (Español) en los últimos dos años.
Paul: ¿Tenías que explicarlo en español?
Sarah: ¡Sí, en español!
Paul: Creo que con esto ya todos pueden hacerse una idea. Sarah, podríamos seguir hablando sin parar, porque recuerdo que te quejabas de eso todos los días cuando estabas en secundaria. Pero considero que la cuestión es la siguiente: todas esas evaluaciones con una validez históricamente demostrada forman parte de la filosofía del IB, que sostiene que lo importante no es solo un examen, sino todos los distintos trabajos que se hacen. Se trata de encontrar maneras de mostrar el mejor trabajo que puedes hacer, lo que nosotros llamamos una evaluación completa y justa.
“Las universidades están al tanto de la situación, y se asegurarán de que el trabajo que has hecho en el IB antes del examen tenga el debido reconocimiento”.
Pero, más importante aún, creo que tener que escribir ensayos, diseñar y llevar a cabo investigaciones científicas, analizar y presentar ideas, hacer presentaciones orales, trabajar en grupo y hablar una segunda lengua son cosas que posiblemente no constituyen una experiencia típica de educación secundaria. Estas diferentes experiencias desarrollan las habilidades que sabemos que se necesitan a diario en el mundo real.
Independientemente de esos exámenes finales, y dado que ahora estudias en la universidad, ¿podrías reflexionar brevemente sobre cuáles han sido las experiencias del IB más importantes en lo que respecta a tu preparación para obtener buenos resultados?
Sarah: Creo que es el momento en que lo que parece ser noches de insomnio y estrés —y todas esas cosas de las que se quejan los chicos del IB— se transforma en algo realmente fascinante como lo es estudiar en la universidad. Ya había oído a mi padre hablar de esto antes porque trabaja en el IB desde hace mucho tiempo. En serio, ir a la universidad y que la gente tenga miedo de hablar en clase porque no lo han hecho nunca en secundaria o que un ensayo de 15 páginas les parezca abrumador porque nunca antes lo han hecho, y entrar adoptando la actitud adecuada—lo has hecho antes y no importa cómo te haya salido, lo has hecho y lo has logrado—es muy valioso para alguien que estudia en la universidad, sea donde sea.
Creo que lo que es verdaderamente genial del IB es que no se trata solo de un examen. El trabajo que se hace en el IB no es presentarse a un examen en mayo; es mucho más que eso. Lo importante es la evaluación interna, hacer todas esas pruebas que se graban y que dan miedo porque no sabes si las estás haciendo bien. Lo que distingue al IB son las tareas de evaluación interna.
Paul: Estoy de acuerdo, y ese es el mensaje que espero poder transmitir.
Sarah, ¿quieres hacer algún comentario final sobre las tareas de evaluación interna?
Sarah: Creo que lo importante para cualquiera que esté leyendo esto es que los exámenes del IB, es decir, las pruebas, eran una de las cosas en las que menos pensaba. Las tareas de evaluación interna —los ensayos, los comentarios, las presentaciones orales y todo eso— eran una oportunidad para demostrar lo que yo sabía. Y eso compensaba cualquier cosa que pasara con los exámenes. En mi clase, si el examen te asustaba y no sabías si lo ibas a hacer bien, o si las preguntas eran demasiado difíciles, podías demostrar que sabías algo más en otra parte. No tenías que demostrarlo todo en un único momento. Ese es el enfoque del IB con respecto a la experiencia de aprendizaje: el trabajo que se hace durante los dos años es muy valioso.
Paul: Fantástico. Con esto llegamos al final, así que me despediré con este mensaje: Las universidades están al tanto de la situación, y se asegurarán de que el trabajo que has hecho en el IB antes del examen tenga el debido reconocimiento. Muchas gracias.
Si le gustó esta historia, le recomendamos las siguientes: